Tribuna

La fórmula del tiempo

Una fórmula es una expresión breve y precisa para hacer, conseguir o resolver algo. Por eso tiene tanto valor cuando alguien es capaz de condensar en una un proceso y un resultado final, porque está dando con la clave para explicar enigmas o misterios, perpetuar la producción de un producto o sintetizar un proceso más o menos complejo y convertirlo en asequible. Por decirlo de otra manera: meter un elefante en un bote de tomate.

Las hay de muchos tipos: sencillas, complejas, cortas, largas, misteriosas, incompletas, indescifrables, antiguas, modernas... Fórmulas químicas, matemáticas, físicas… Fórmulas que curan y fórmulas que matan. Fórmulas que han jugado a beneficiarse envolviéndose en misterio, como la de la Coca-Cola y su ingrediente secreto. Fórmulas que aun aplicándolas bien del todo, a unos les funcionan y a otros no, como la fórmula del éxito. O más aún, que unas veces es válida y otras veces desastrosa en las mismas circunstancias.

Pero sobre todo hay una fórmula que está por encima de todas y que nadie ha podido descifrar: la del tiempo. ¡Y no me digan que el tiempo es distancia partido velocidad! Eso es querer simplificar la propia existencia de la vida. El tiempo es mucho más que lo que tardo en recorrer una distancia. Es el elemento esencial presente en casi todas las formulas. El tiempo es quien concede el poder para hacer o no las cosas. Por eso el tiempo es oro. El tiempo es libertad y esclavitud. Es el tablero de juego. Es infalible e inexorable: siempre acaba cobrándose sus facturas. No intentes engañarlo. Es cruel, proponiendo venganzas en platos fríos.

Tiene poderes sanatorios, pues todo lo cura. Además, no hay mal que cien años dure (ni cuerpo que lo aguante). Tal es el poder de su medicina. El tiempo todo lo pone en su lugar, en el propio o en el ajeno, pero en medio no queda nada. También tiene poderes mágicos, pues muchas veces nos hace creer que pasa rápido y otras veces lento, cuando en realidad siempre pasa a la misma velocidad. ¿Lo bueno si breve dos veces bueno? Depende de cómo lo estemos pasando. El tiempo también nos hace olvidar, limpiar nuestra mente, sobre todo de lo malo, triste y negativo.

Se intenta capturar el tiempo continuamente y nunca se consigue. Fabricar la máquina que nos permita viajar en él. ¡Aunque no sé para qué! ¿Para ver el futuro? ¿Para evitar los errores, los accidentes? ¿Rectificar? Entendamos que la vida está sujeta a unas reglas, reglas que nos queremos saltar continuamente en nuestra azarosa vida moderna, no dándole a las cosas el tiempo necesario en sus procesos. Todo tiene que ser ya.

El tiempo es elástico, como bien sabemos en Ibiza, pues hemos visto reducir temporadas turísticas a cuatro meses, a tres…, y hasta a uno y medio. Y también estirarlas a seis. ¿Nos concederá el anhelado deseo de convertirlas en siete u ocho meses con todo más repartido y menos masificado? El tiempo lo dirá, pero paciencia, que Zamora no se ganó en una hora.

Suscríbete para seguir leyendo