La pataleta

Xescu Prats

Xescu Prats

Dicen que uno de los políticos en la sombra más inteligentes en la historia norteamericana del siglo XX fue Dean Acheson. Miembro del partido demócrata, secretario de Estado durante la presidencia de Harry S. Truman, conse-jero de cuatro presidentes y estratega clave en política exterior durante los años de la Guerra Fría, se caracterizó por actuar siempre con la bala de la prudencia en la recámara. Acheson dijo una vez: «El gran corruptor del hombre público es el ego. Mirar a los espejos distrae la atención de los problemas».

El lastre del engreimiento, obviamente, no es materia exclusiva de la clase gubernativa estadounidense, aunque personajes como Trump lo hayan multiplicado, sino que se reproduce con idéntica virulencia en todas latitudes y escalones. Y no solo en los partidos, sino también en los lobbys con intereses dependientes de la política.

En esta trampa del ego algunos caen más fácilmente que otros y los que se precipitan a menudo acaban retratados. Así le ha ocurrido a la asociación que aglutina a beach clubs, hoteles discoteca y otros establecimientos de ocio, que consideran que su labor constituye no ya el gran maná cuyo caudal mueve todos los engranajes de la industria turística de la isla, sino un milagro divino sin el cual Ibiza seguiría anclada en la Edad Media y los ibicencos, secando higos y recolectando almendras.

Al colectivo Ocio de Ibiza el nuevo plan de marketing del Consell Insular se le ha atragantado, hasta el extremo de que su gerente no ha podido evitar responder de forma contrariada. Dicho plan, que regirá la promoción turística en los próximos cuatro años, se sustenta en dos ejes que son la sostenibilidad y la desestacionalización, y establece trece líneas estratégicas en las que orientar el marketing de la isla. Estas líneas son turismo familiar, congresos y convenciones, acontecimientos deportivos, bienestar, actividades náuticas sin motor, filmaciones, turismo activo, senderismo, cicloturismo, cultura, gastronomía, ocio y otros productos.

Nada más conocer el contenido de dicho plan, el gerente de la asociación Ocio de Ibiza, José Luis Benítez, consideró que «quizás se debería haber dado algún apunte sobre el sector del ocio» y añadió que «Ibiza es mucho más que ocio, pero tiene la suerte de tener el mejor ocio del mundo». También quiso recordar lo mucho que se arriesgaron la temporada pasada «adelantando prácticamente veinte días antes de lo que era habitual y hemos tenido la mejor temporada de la historia. Creo que algo sí que tendremos que ver en esto».

Es decir, que la temporada pasada fue de récord gracias a la industria del ocio. El resto del sector turístico y la coyuntura internacional post pandemia, al parecer, tuvieron poco que ver. Y el riesgo corrido, además, hay que calificarlo de suicida, dados los estrechos márgenes y escasos beneficios que caracterizan a esta industria.

La pataleta de Ocio de Ibiza podría entenderse si el nuevo plan de marketing les hubiese ninguneado, pero no es cierto. El ocio simplemente se ha situado al mismo nivel que la gastronomía, el turismo familiar, etcétera, sin ponerlo por encima de nadie, algo que sí habría supuesto desprecio y ninguneo hacia los demás. El problema de este colectivo tal vez sea que está mal acostumbrado y se le ha hecho caso en demasía, como diría un popular youtuber asturiano.

El discurso del señor Benítez y los sesudos informes que su asociación encarga, talonario mediante, a profesores universitarios, fueron drásticamente res-pondidos por la realidad en la temporada de 2021, que funcionó como un cohete a pesar de que el ocio estaba cerrado. Muchos tipos de negocios, como por ejemplo los restaurantes tradicionales, vivieron la mejor temporada de sus vidas por el cambio de tipo de turista, gracias al hueco dejado por la industria de la fiesta. A alguno le convendría no olvidar esta lección de humildad, porque muchos ibicencos la tienen bien fresca en la memoria.

Quienes sí podrían haber saltado como un resorte son, por ejemplo, las empresas de chárter, dado que el plan de marketing apuesta por las actividades náuticas sin motor. Al igual que ellos no aparecen, podrían haber borrado al ocio de Ibiza del mapa promocional, puesto que dicho plan se sustenta en el concepto de ‘sostenibilidad’. Y si no puede incluirse dentro de esta idea de turismo sostenible a la náutica a motor, cómo considerar a una industria que inunda de decibelios las playas y reconvierte hoteles y chiringuitos en discotecas al aire libre.

Además, el plan de marketing establece las líneas de la promoción turística con fondos públicos y el ocio de Ibiza ya se promociona por sí mismo con potentes campañas de publicidad. Es evidente que la población no entendería que se destinasen fondos públicos a este fin. Sobre todo porque no hace falta atraer más clubbers, sino imponer límites al turismo de excesos; sea o no de lujo.

@xescuprats

Suscríbete para seguir leyendo