Opinión

Una herencia envenenada pero necesaria

El pasado viernes se firmó un documento a priori histórico, que transfiere las competencias de la Demarcación de Costas, hasta ahora en manos del Gobierno central, al Govern balear. De esta forma, uno de los organismos que durante décadas se ha caracterizado por su falta de transparencia y criterios claros, pasará a regentarse desde el archipiélago. Debemos suponer que este cambio se traducirá en una mejora sustan-cial en la gestión del litoral de Ibiza y Formentera porque ir a peor parece imposible.

Durante mucho tiempo Costas se ha considerado un organismo sombrío donde ocu-rrían cosas que eran un secreto a voces. Hace algunos años había personas que afirmaban que viajando a Mallorca y llamando a las puertas adecuadas de gabinetes jurídicos o de ingeniería se podían renovar concesiones y lograr autorizaciones. Costas también vivió épocas muy beligerantes contra los propietarios de las casetas varadero, que, aunque algunos las hayan desvirtuado y convertido en chalets, estaban ahí mucho antes de que ningún organismo se preocupara por ellas.

En estos años hemos visto cómo se han permitido toda clase de despropósitos por la costa pitiusa, como piscinas de hoteles en plataformas ganadas al agua, puertos priva-dos para que determinados magnates amplíen sus mansiones hacia el mar o escaleras de hormigón que descienden por los acantilados desde los casoplones, sin que nadie les pusiera freno. Se han otorgado permisos e informes favorables a chiringuitos disparatados y se han favorecido concesiones privadas que nadie entiende salvo sus propios beneficiarios. Y a lo largo de todos estos años, no hemos visto a alguien de Costas dar explicaciones por decisiones incomprensibles para la opinión pública.

Mientras los chiringuitos de la gente modesta han estado sometidos a una vigilancia casi tornillo a tornillo, las ilegalidades se han sucedido una tras otra. Costas, asimismo, ha permitido sistemáticamente a los ayuntamientos gestionar a su conveniencia las concesiones de hamacas, chiringuitos, etcétera, dejando incluso que algunos locales hayan acabado convertidos en beach clubs, desvirtuando la atmósfera natural que, por principio, debería conservar el litoral y cuya protección también es responsabilidad de este organismo.

A lo largo de las últimas décadas el fondeo ilegal constituye una auténtica plaga y algunas calas, como Porroig, se han convertido en puertos de facto para docenas de chárteres ilegales, problema que incluso se ha extendido a playas muy turísticas y concurridas como ses Salines, sin que la Demarcación de Costas haya actuado con la contundencia necesaria. Incluso ayuntamientos como los de Ibiza, Sant Josep y Sant Antoni han tenido que asumir la labor de retirar los muertos ilegales del fondo del mar, que estaban dañando la posidonia, cuando no era su competencia.

Ahora el Govern balear asume esta transferencia a partir del 1 de julio y recibe del Go-bierno central, para todo el archipiélago balear, un presupuesto anual de 1,3 millones de euros, un equipo de 18 personas, 6 vehículos y la sede palmesana que usaba hasta ahora la Demarcación de Costas.

Muchos de los conflictos burocráticos y la parálisis o ralentización para avanzar en proyectos de futuro que afectan a zonas como la bahía de Portmany y tantas otras, debemos suponer que ahora tendrán una resolución mucho más rápida, simplemente porque intervendrá una Administración menos. Sin embargo, nada se ha dicho de cómo piensa afrontar el Govern balear este cambio. Porque si se sigue con el mismo equipo, los mismos medios técnicos e idéntico presupuesto, difícilmente puede producirse un cambio sustancial en la penosa situación vivida hasta ahora.

El Govern balear no ha definido aún de qué manera planea integrar la gestión de nuestra costa con otros servicios que ya regenta, como puede ser, por ejemplo, la vigilancia de los fondeos sobre posidonia, de forma que quienes inspeccionan solo un asunto puedan identificar otras infracciones y denunciarlas. Tampoco ha dicho nada acerca de si piensa ampliar estos equipos y qué criterios novedosos se adoptarán para que esta gestión pase a tener la transparencia que no ha demostrado a lo largo de tantas décadas y se comience a trabajar en cuestiones que hasta ahora no han tenido seguimiento. Algunas ya se han citado a lo largo de este artículo, pero hay otras igual de importantes, como, por ejemplo, las tuberías y mangueras que desde hace décadas descienden por los acantilados y arrojan vertidos al mar.

La transferencia al Govern balear de la gestión de la costa es un hito, pero también una herencia envenenada. Hasta ahora, la Demarcación de Costas se ha permitido el lujo de dar la callada por respuesta, algo que el Govern balear no podrá hacer. Y eso ya es algo importante, que marca un antes y un después. El litoral, con diferencia, constituye nuestro principal valor y resulta inconcebible que se siga tratando como un asunto de tercera.

@xescuprats

Suscríbete para seguir leyendo