Un año sin 'Roe'

El aborto, tema clave en las elecciones presidenciales de EEUU de 2024

Claramente la derogación de Roe ha contribuido a provocar un contundente movimiento sociológico

El presidente de EEUU, Joe Biden, durante una comparecencia en la Casa Blanca, este lunes.

El presidente de EEUU, Joe Biden, durante una comparecencia en la Casa Blanca, este lunes. / EFE

Idoya Noain

El viernes pasado, en la víspera del primer aniversario de la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos que derogó la protección constitucional del derecho al aborto en el país, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva para ampliar el acceso a los anticonceptivos y a la planificación familiar. Era la tercera vez que el demócrata usaba su poder en 12 meses para tratar de garantizar protecciones federales al aborto que se han erosionado en el último año. Y Biden, que compareció en la Casa Blanca junto a la vicepresidenta, Kamala Harris, subrayó los "efectos devastadores" de la sentencia, pero también alertó sobre los esfuerzos de los conservadores por ir más allá de la legislación estatal y buscar un veto a nivel federal. "No van a detenerse", advirtió Biden.

Ese mismo día, el demócrata podía anunciar el respaldo a su campaña de reelección de tres importantes organizaciones que trabajan para garantizar los derechos reproductivos. Era un paso esperado, pero al llegar tan temprano en la carrera para 2024 reconfirma el papel central que el aborto jugará en las presidenciales, y el lugar nuclear que los demócratas quieren darle en esas elecciones. "No se llamen a engaño", decía también Biden en ese acto, para replicar a continuación el mensaje con que abrió su vídeo de lanzamiento de campaña: "En esta elección la libertad está en las papeletas".

Un nuevo país

La estrategia demócrata tiene enorme sentido político. En varias ocasiones ya en el último año se ha demostrado el poder de movilización en las urnas que la decisión del Supremo ha tenido. Solo un par de meses después de la sentencia, en un estado conservador como Kansas los votantes aprobaron incluir las protecciones al aborto en la constitución estatal. En las legislativas de noviembre se determinó que esa movilización fue determinante para que los demócratas retuvieran el control del Senado y limitaran las pérdidas en la Cámara de Representantes.

Triunfos similares se han repetido en lugares como Michigan, donde se aprobó una enmienda en la constitución estatal para incluir la protección; en Kentucky y Montana, estados también conservadores donde fracasaron iniciativas para limitar el acceso al aborto, o en Wisconsin, donde el aborto fue determinante para elegir el pasado abril a una jueza del Supremo estatal que arrebató la mayoría a los conservadores.

Claramente la derogación de Roe ha contribuido a provocar un contundente movimiento sociológico. Según un sondeo de Gallup, por primera vez la mayoría de estadounidenses creen que el aborto es "moralmente aceptable". Y otra encuesta del centro Pew calcula que ya aproximadamente el 60% de la población respalda que sea legal en todos o en la mayoría de los casos. Si antes de la sentencia el 31% de los habitantes de estados que han impuesto restricciones querían que el acceso al aborto fuera más fácil, ahora ese porcentaje se ha elevado al 46%.

Ese movimiento es también político: ahora un 33% de los votantes registrados que apoyan garantizar el derecho aseguran que solo votarán por un candidato que mantenga esa misma postura. En cambio, solo para el 23% de los contrarios al aborto será fundamental que sea la posición de su candidato. Y Steven Greene, un politólogo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, ha asegurado que la sentencia "le ha dado absolutamente la vuelta a la política de esta cuestión". Si durante las cinco décadas de vigencia de Roe el aborto sirvió como elemento de movilización en el campo republicano, ahora todo apunta a que esa energía está en el campo demócrata.

El espectro republicano

No quiere decir que políticos y activistas conservadores hayan abandonado su empeño. Líderes y grupos de ese movimiento están decididos a no cejar hasta que haya una abolición del aborto en los 50 estados, hasta que se imponga un veto federal.

Los aspirantes republicanos a medirse con Biden en noviembre del año próximo, no obstante, se mueven en un espectro de posturas que evidencia los complicados cálculos políticos que la mayoría están haciendo y donde indudablemente toman en consideración lo visto en las urnas en los últimos 12 meses.

El más contundente en su posicionamiento contra el aborto está siendo el exvicepresidente Mike Pence, que ha puesto la oposición al aborto en el centro de su campaña y ha pedido que el veto federal después de las 15 semanas de gestación sea el "estándar mínimo nacional", urgiendo a los otros aspirantes a posicionarse igual. 

El expresidente y actual favorito en esas primarias, Donald Trump, ha evitado hasta ahora hacerlo, centrándose en cambio en su papel fundamental en la composición del Supremo que derogó Roe. El segundo mejor posicionado en los sondeos, el gobernador Ron DeSantis, también ha eludido pronunciarse con claridad sobre una potencial ley federal y prefiere poner el foco en la política que ha adoptado en Florida, donde ha firmado un draconiano veto al aborto después de las seis semanas de gestación que espera a una decisión del Supremo estatal para entrar en vigor. Otros candidatos, como Nikki Haley o Tim Scott, también suelen apoyarse en vaguedades para no comprometerse con una política a nivel nacional.

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