Antonio Pellicer y José Remohí

Fundadores de las Clínicas IVI

Ana SAMBOAL

Entre las clases y las consultas médicas, apenas tienen una hora escasa para responder a las preguntas y posar ante la cámara. Antonio Pellicer y José Remohí, los fundadores de las Clínicas IVI de reproducción asistida, en Valencia, demuestran una visión empresarial innegable, pero son y se declaran por encima de todo médicos y científicos. Siguen viendo pacientes todas las semanas, a pesar de haber fundado un centro pionero en España, con treinta años a sus espaldas, que es líder a nivel mundial y que ahora trabaja para consolidarse en Estados Unidos.

"Al vivir más, uno se siente joven y decide empezar a tener hijos a los 40 años"

"El futuro no va por la maternidad subrogada, sino por la genética, aunque hay que contemplarla porque no deja de ser un problema y a veces una necesidad: ¿Puede vivir con insuficiencia cardíaca mucho tiempo más porque te trasplantan el corazón de un cadáver y no puedes tener prestado un útero nueve meses?"

–¿Durante los treinta años de historia de IVI han tenido que vencer muchos prejuicios?

Antonio Pellicer: España ha avanzado mucho. Nosotros empezamos al final de la movida de los 80 y, en ese aspecto, creo que no lo notamos para nada. Ahora yo llevo cuatro años en Italia y sí noto un choque cultural.
José Remohí: Al principio, hace treinta años, sí, porque la esterilidad era como un estigma. Las parejas se ocultaban y pedían por favor no estar en una sala de espera y coincidir con dos del mismo pueblo, o que no les llamáramos por su nombre. Sí que había un miedo, un tabú, un ocultismo en esto. Afortunadamente, eso se ha ido venciendo y hoy no existe. Por dos razones, por los medios de comunicación, que han contribuido mucho a la divulgación y también porque Hollywood ha abierto sus puertas a toda esta área. Muchos actores que se sometían a fecundación in vitro no ocultaban nada. La sociedad española ha cogido ese testigo de forma fácil.

–¿A pesar de que era una sociedad muy católica?

JH: Y chocaban. Pero, en definitiva, aquí lo que van buscando es un hijo y crear familia. La sociedad española ha evolucionado, las parejas ahora pueden ser homosexuales, el matrimonio también. Cuando yo era pequeño, en el colegio, a los hijos de madres solteras o separadas se les miraba raro. Hoy en día, tú entras en una clase y el 50% son hijos de padres divorciados. Luego hay un 5% o 6% de fecundación in vitro y de reproducción en general. En Italia es totalmente distinto, un país que creemos avanza tanto como nosotros y no es así. Por ejemplo, allí está prohibido tener una reproducción asistida si no estas casado y a las mujeres solteras las tengo que mandar a España.

–¿Y si es tan fácil tener un hijo, por qué cada vez hay menos niños en España?

AP: No es tan fácil.
JR: La reproducción puede ser muy fácil o muy difícil. Una mujer tomando anticonceptivos se puede quedar embarazada y, sin embargo, con todas las técnicas de reproducción, a veces no conseguimos embarazo. La capacidad reproductiva de una pareja fértil que tiene una relación el día de la ovulación es aproximadamente del 30%, muy limitada comparada con otros mamíferos. Pero, fundamentalmente, es el retraso de la maternidad. Hoy en día, si una hija nuestra a los 20 o 25 años nos dice "quiero tener un hijo", nos sorprendemos. Lo primero que nos preguntamos es qué hemos hecho mal. En otras generaciones era lo normal. Y ese retraso de la maternidad está haciendo cambiar la etiología de la infertilidad. Hace 50 años, había muchas secuelas de enfermedades venéreas, pero hoy en día hay muy pocas. Sin embargo, antes la maternidad era temprana, hoy es tardía.
AP: Y ahí viene el segundo fenómeno, cada vez tenemos menos hijos porque empezamos a tenerlos a los 40..

–Por motivos laborales, económicos...

AP: Sociales. Hoy no tienes ninguna mujer a los 27 años que desee un hijo. Los quieren a los 35, los tienen a los 40. Y no quieren tener 3 porque ya se sienten mayores. En España pasamos de 3 hijos por mujer, a 1,5 y actualmente a 1,2. Dentro de poco será 0,9. Y no es un tema económico, porque con 40 años disponen de suficiente dinero para pagarse la tata y contarán con la pareja, que aportará dinero.

–¿Ha cambiado el perfil de la paciente que acude a la clínica?

JR: Por supuesto. Pacientes menores de 30 años no existen, es anecdótico. De menos de 35, escasas.
AP: Y muchas con 46-47. Todo se retrasa: las jubilaciones, se alarga la edad media de vida...

–¿Y cuál es el rango de edad biológicamente más adecuado para tener un hijo?

AP: Biológicamente, la edad más fértil de la mujer son los 24 años, eso no ha cambiado. Hoy, la esperanza de vida es mucho mayor, la de ellas casi 89 años, pero la edad de la menopausia es la misma: 50. Genéticamente no hemos cambiado, sí la capacidad de mantenernos vivos y sanos y en mejores condiciones. La edad ideal sigue siendo los 24, pero eso no se corresponde con el avance social, porque, al vivir más, uno se siente más joven y decide tener hijos más tarde.

–Hay muchas creencias asociadas a la medicina reproductiva que juegan en su contra. Una: si te sometes a un tratamiento de este tipo, acabas con mellizos, trillizos o cuatrillizos

JR: ¡No!

–Dos: son tratamientos que alteran mucho a la mujer desde el punto de vista hormonal

JR: No, cero.

"Un tratamiento de infertilidad es costoso, pero un coche mediano vale el doble"

–Y tres: son tratamientos carísimos

AP: Vamos con el primero. En el 82, nace el primer niño. En estos cuarenta años, ¿qué ha pasado? Esto al principio salía muy mal. Como se intentaba soslayar eso poniendo más embriones, de ahí los trillizos y los gemelos. Hoy en día se hace mucho mejor, se pone solo un embrión en el útero y, por tanto, los trillizos nadie los ve y los gemelos prácticamente tampoco. Hoy la comunidad médica mira mal a los profesionales que ponen dos embriones.
JR: La llave del grifo está en la mano del médico, según el número de embriones que coloca en la madre. Pero una de las claves son los laboratorios de fecundación in vitro, hay mucha diferencia de calidad entre un laboratorio y otro. Un indicador de que estás en una buena clínica es el número de gemelos. Cuanto mejor sea tu laboratorio de fecundación in vitro, mejores serán tus embriones y tendrás suficiente sólo con uno. Conseguirás lo que otros con dos, sin el riego de gemelos.

Antonio Pellicer y José Remohí, en su clínica de reproducción asistida de Valencia. | GERMÁN CABALLERO
–¿Y la alteración hormonal es cosa de películas?

AP: No, no, no…
JR: Puede ser duro, según la respuesta.
AP: Los estrógenos se elevan mucho y retiene agua. Por lo tanto, la paciente se hincha y tiene alguna molestia, pero el deseo de tener hijos lo supera.
JR: Hay mucha leyenda urbana sobre este aspecto. Es decir, por la estimulación ovárica o por estos tratamientos no aumenta el cáncer ni de útero, ni de ovarios, ni de mama, ni se tiene la menopausia antes, son "fake news".

–¿Los costes de los tratamientos son asumibles?

AP: Todo depende. Evidentemente, para cualquier persona no, pero en España el sistema está bien desarrollado y hay una cobertura pública importante. Pongo el ejemplo de Valencia. Aquí, en esta clínica, estamos haciendo alrededor de 7.000 tratamientos al año; La Fe, 5.000; el Hospital Clínico Universitario, en torno a 3.000; el General es igual que el Clínico. En IVI, 7.000 y en la pública 11.000 tratamientos al año. Los tratamientos son costosos, indudablemente, y eso a la pública le cuesta dinero, por eso no nos apoyaron al principio.
JR: Claro, le cuesta lo mismo
AP: Los medicamentos son caros y los tratamientos. Si tienes que analizar el embrión, entra la genética por en medio. Es costoso, al final una pareja, gastándose el dinero de su bolsillo, por 30.000 euros tiene un hijo. El precio de un coche mediano. Uno bueno vale el doble.

–¿Eso no es mercantilizar una decisión que es vital?

JR: Son comparativas.
AP: Y muchas veces te dicen que hacerte un ciclo de fecundación in vitro te cuesta 7.000 euros y te llevas las manos a la cabeza, cuando te están pidiendo por un coche…
JH: Todas las familias tienen coche.
AP: Uno no, varios. Por eso te digo que todo es muy relativo. En España, por fortuna, uno lo puede tener gratis. Entonces, 7.000 euros es carísimo. Pero como el coche no te lo dan gratis…
JR: De todas formas, hay un espectro grande de costes y de precios en los tratamientos. Hay parejas que requieren intervenciones sencillas. Una inseminación artificial es el primer escalón. Muchas parejas optan a ello y 7 de cada 10 lo consiguen en los tres primeros ciclos. Eso son 500 euros.

"Los donantes de semen y de óvulos son gente que está en las universidades, sobre todo, y se traen unos a otros: a todos les hacemos un estudio genético y psicológico"

–¿A quién le cuesta más asumir la infertilidad, al hombre o a la mujer?

JR: ¡A los dos! Es una cosa compartida, dividida. Si te fijas, es la única área de la Medicina en la que estamos tratando a dos personas a la vez. Ni en otras patologías, ni en terapia de grupo, que comparten ese momento, pero nada más. Aquí tratas a dos personas y la responsabilidad está a veces en uno, a veces en otro y a veces compartida, lo cual hace necesaria una psicología de pareja.
AP: Es complicado, se producen rupturas por estos temas.

–¿Cada vez vienen más mujeres solas?

JR: Claro. Abordar la maternidad en solitario, que antes estaba mal visto o estigmatizado, hoy es lo más normal del mundo. Si yo fuera mujer y quisiera la maternidad en solitario, no me iría a cualquier clínica, vendría aquí. ¿Por qué? Porque quiero una garantía del semen con el que me voy a quedar gestante, no me voy a acostar con el primero que vea en el paso de cebra. Quiero una seguridad, porque el trasfondo de esto, el objetivo siempre es tener un niño sano en casa.

–¿Cuál es el perfil del donante de semen y óvulos?

JH: Gente joven.
AP: Gente que está en las universidades, sobre todo, y que se traen unos a otros.

–Y ustedes hacen selección.

JR: Por supuesto. Por ejemplo, nos quedamos el semen de tres de cada diez candidatos. Bien por calidades, bien por cualquier otra cosa. A todos ellos se les somete a un "streaming" de enfermedades de transmisión sexual, que lo exige la ley. Nosotros además le hacemos un estudio genético y un estudio psicológico, para saber que no hay trastornos de comportamiento y que estamos hablando de habilidades cognitivas normales.

–¿Con el paso de los años, vino algún donante a saber qué se hizo con su semen o sus óvulos? Óvulos entiendo que se donarán menos.

JR: Es más difícil.
AP: Se donan menos, es más complicado. Pero no, no… Ni lo hemos encontrado, ni tampoco hijos de la donación que hayan venido aquí buscando sus orígenes. Entre otras cosas, porque se saben, desde el primer momento, las reglas del juego. Y como, por ley, el anonimato es total, eso no anima a nadie.

"El coste de los tratamientos es relativo: una inseminación artificial funciona en la mayoría de la parejas y vale 500 euros"

–¿El próximo paso es la maternidad subrogada?

JR: El futuro no va por ahí. Si bien es verdad que hay que contemplar qué se hace, porque no deja de ser un problema y a veces una necesidad para determinadas patologías. Por ejemplo, una chiquita con un síndrome de Ronkitansky, pues no sé cómo lo vamos a hacer si no es con esto. Pero el futuro va por otras líneas, va por la genética, por conseguir con técnicas mucho más sencillas y más automatizadas resultados superiores a los que conseguimos.
AP: A mí me sorprendió mucho el debate sobre la maternidad subrogada en España, porque esto lleva, desde que empezamos, 25 años. Al principio, parecía un tema de, digamos, partidos de derechas y posibles conexiones religiosas, pero ha resultado que no, que los partidos de izquierdas tienen el mensaje del feminismo, de "no somos vasijas", y lo rechazan también completamente. En cada uno de los partidos políticos que representan hoy España, las cosas no están tan claras.

–Es una cuestión con implicaciones éticas o morales...

AP: Sí, pero como te dice Pepe, nosotros estamos al otro lado de la mesa. Lo que nos viene es una niña que nace con unos ovarios perfectos y sin útero, una mujer que es diabética y que, si se queda embarazada, se puede quedar ciega o sin riñón, otra que ha tenido un cáncer de joven y le han quitado el útero… Eso es lo que nosotros vemos. Esas mujeres no pueden tener hijos. ¿Tienes una insuficiencia cardíaca y puedes vivir treinta años más porque llevas un corazón puesto de un cadáver y no puedes tener prestado un útero nueve meses? ¿De qué estamos hablando? Lo que pasa es que, aunque esté clarísimo desde el punto de vista médico, después viene la comercialización. Si eso se solucionara… De entrada, por ejemplo, podría ser que tú pudieras poner el útero de alquiler entre familiares, lo cual es más difícil que se pague, no es imposible, pero es más difícil que haya una compensación económica. Por lo menos sacaríamos adelante casos. Pero se ha comercializado y, además, como paralelamente se han desarrollado las parejas homosexuales masculinas, cuya única posibilidad de tener hijos es esa, la cosa se lía mucho y no tiene solución. Y la otra solución para estas chicas es el trasplante de útero, que en España tampoco se considera bien éticamente, por los riesgos que corren. Es decir, no tienen solución más que irse fuera. Aquí, en Valencia, ha puesto una oficina una clínica ucraniana y están sacando las pacientes hacia allí porque la gente no se para, el mundo está globalizado también para esto.

–¿Un niño es un derecho? ¿Un regalo? ¿Una obligación?

JR: Es un derecho, es un regalo, no es una obligación.

–¿Qué le dicen a una pareja cuando llegan a la conclusión de que, hagan lo que hagan, no pueden tener hijos?

JR: Es difícil llegar a ese diagnóstico, porque siempre sabes que hay una alternativa superior y que se puede conseguir. La mayoría de las parejas que no consiguen el éxito es porque se cansan, se agotan y abandonan. Pero si siguieran nuestras directrices, nuestra estrategia, subiendo escalones en complejidad, resistiendo, aunque a veces no es fácil, lo conseguirían. No te puedo decir el 100%, pero sí el 99%.

–¿Cuál es el futuro de IVI?

JR: IVI ya es líder mundial, va a consolidarse. Hay mercados en los cuales no somos líderes o no estamos presentes, mercados interesantes. Nuestra estrategia en los últimos años ha sido asentarnos en Estados Unidos. Es un mercado científico, económico y demográfico impresionante. El foco ahora está en consolidar el mercado americano.

–Recientemente han hecho una fusión con la americana RMANJ. Las integraciones son complicadas.

AP: Muy complicadas. Pero estamos empezando a rodar después de dos años.
JR: Las fusiones siempre son difíciles, culturalmente con visiones muy diferentes, con recelos. Pero, como dice Toni, cuando superas eso hay muchas sinergias.
AP: Que es por lo que empezamos.
JR: Y, de hecho, el futuro inmediato es consolidarse en Estados Unidos.

–¿Depende mucho la evolución de su clínica de los ciclos económicos?

JR: Todo afecta. Nosotros, durante la crisis, sobrevivimos muy bien. Seguimos creciendo. Pero eso no quiere decir que la crisis no nos afectara, claro que nos afectó.

–La internacionalización ayuda a compensar

JR: No, no. Mira, aquí pasa lo siguiente: hubiéramos crecido mucho más sin crisis, o sea, que sí que nos afectó. ¿Por qué seguimos creciendo? Porque, en el mercado, si tú, durante la crisis, sólo tienes una opción y no tres, vas al mejor. Y entonces eso es lo que a nosotros nos hizo mantenernos en crecimiento durante la crisis. Pero hubiéramos crecido mucho más sin crisis, absolutamente.

 

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