El consumo de agua desalada en Ibiza alcanza en 2023 otra cifra récord tras una subida del 3,5%

Con 12,4 hectómetros cúbicos de agua desalada en la isla, la producción sigue aumentando aunque se contiene el fuerte incremento registrado desde 2019, salvo durante los dos años de la pandemia del covid

Maquinaria de la desaladora de Santa Eulària, la tercera de la isla, que se puso en marcha en julio de 2018. | J. A. RIERA

Maquinaria de la desaladora de Santa Eulària, la tercera de la isla, que se puso en marcha en julio de 2018. | J. A. RIERA / eugenio rodríguez. eivissa

Eugenio Rodríguez Martos

Eugenio Rodríguez Martos

El consumo de agua desalada en Ibiza alcanzó el año pasado otra cifra récord, con un total de casi 12,5 hectómetros cúbicos, con una subida del 3,5% con respecto a 2022, cuando se alcanzó el anterior techo de la serie histórica. Ahora bien, la cifra del año pasado evidencia una contención en la evolución de los últimos años, con un incremento no tan pronunciado.

Evolución del consumo de agua desalada. | CAIB

Evolución del consumo de agua desalada. | CAIB / eugenio rodríguez. eivissa

A partir de 2019 se produjo un punto de inflexión, al pasar de 8,3 hectómetros del año anterior a 10,7, y cuando por primera vez el consumo de agua desalada superó a la de pozo. Ese año funcionó a pleno rendimiento la nueva desaladora de Santa Eulària que se puso en marcha, aunque parcialmente (a un tercio de su capacidad), en julio de 2018.

A ello se suma la política del Govern balear de incentivar, a través de los convenios suscritos con los ayuntamientos, el consumo de agua de las tres desalinizadoras de la isla en los meses fuera de temporada (con una baja de su precio) para tratar de cuidar las reservas de los acuíferos de cara a las puntas de verano, cuando la capacidad de producción total de las desaladoras es insuficiente para cubrir la demanda.

Comparando las cifras de consumo por meses de los últimos dos años, en 2023 se produjo un incremento de la producción del sistema de desalación de la isla, pero quizá no tanto como era de esperar. Así, en enero y febrero del año pasado el consumo se situó en el 58,7% y el 58,3% de la capacidad total de producción de las tres plantas, cuando en 2022 fue del 54% y el 52,2%. La subida más importante se produjo en abril, tras alcanzar un consumo del 80,7%, algo más de 15 puntos que en el mismo mes del año anterior. En cambio, curiosamente, en junio del año pasado, con una producción del 92,8% de las desaladoras, se situó por debajo de 2022, cuando se alcanzó el 96,6%.

En julio del año pasado se rebasó el 100% (102%) mientras que en 2022 se rozó, con el 99,5%, la plena producción. En el mes siguiente, agosto, en el que se registra la máxima actividad en la isla, la producción, tanto en 2023 como en 2022, fue del 103%. Según explica una portavoz de la conselleria balear del Mar y del Ciclo del Agua, las plantas pueden rebasar el 100% de su capacidad porque, pese a que tienen unos caudales de diseño, los técnicos pueden aplicar «fórmulas de optimización que permiten superarlos».

En septiembre, también se consumió más agua desalada en 2022 (96,4%) que en 2023 (93,8), pero a partir de entonces se mantuvo la tendencia al alza del año pasado. La media de la producción de las desaladoras del año pasado fue del 80,5%, cinco puntos más que en el año anterior.

Cuarta desaladora

Ante la necesidad de agua desalada en verano, la Agencia Balear del Agua y Calidad Ambiental (Abaqua), empresa pública dependiente de la conselleria balear del Mar y del Ciclo del Agua, proyecta ampliar la producción de la planta de Santa Eulària en un 33% de su capacidad. Se está tramitando ahora la licitación de la redacción del proyecto. Además, el Govern balear ya ha anunciado su interés en construir una cuarta desaladora en la isla, en el municipio de Sant Josep, donde hay más demanda, además, de agua desalada en verano. El alcalde, Vicent Roig, ya ha ofrecido a la presidenta del Govern, Marga Prohens, la posibilidad de que se construya en el polígono industrial de Sant Jordi.

Para ello, el Ejecutivo autónomo se ha marcado el plazo de un año para estudiar la viabilidad de la cuarta planta, proyecto que, según reconoció el conseller Juan Manuel Lafuente, no se ejecutará como mínimo hasta la próxima legislatura.

El grupo ecologista GEN ya ha manifestado que construir otra desaladora es «una auténtica irresponsabilidad» porque servirá para «favorecer» el incremento del consumo y «desbloquear nuevos crecimientos urbanísticos».

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