Editorial

El disparate de tirar el agua al mar en Ibiza

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Evitar que se tire agua depurada al mar debería ser una prioridad absoluta en una isla con un grave problema de falta de agua, sequía y acuíferos bajo mínimos y salinizados. Reutilizar el caudal tratado en las plantas depuradoras para el riego, el baldeo de calles y la recarga de acuíferos sería obligado en cualquier gestión pública y, a estas alturas del siglo XXI, tendría que ser una realidad en Ibiza. Sin embargo, no sólo no se hace, sino que estamos muy lejos de llegar a ello, lo que demuestra la calamitosa gestión del ciclo del agua que arrastramos en la isla desde hace décadas. Hay que recordar que la normativa europea incide desde 1991 en la necesidad de que las aguas residuales tratadas no se desperdicien y se reutilicen.

La última noticia al respecto es inaudita y realmente escandalosa: el agua depurada en la nueva planta de sa Coma no se podrá usar para regar debido a que tendrá una salinidad del 100%, según ha advertido la Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental (Abaqua). Es decir, que el enorme caudal de agua depurada no se reaprovechará y acabará en el mar. Un auténtico disparate, además de un despilfarro absurdo de dinero público, puesto que primero habrá que bombear las aguas residuales a lo largo de kilómetros de tuberías hasta la planta, situada además en una cota elevada, donde se depurarán y desde allí se expulsarán al mar. Mientras tanto, la isla está en situación de prealerta por sequía (con una previsión muy negativa, pues se agravará como consecuencia del cambio climático), la agricultura languidece, los acuíferos se encuentran cada vez peor y las desaladoras no dan abasto para atender la demanda de consumo del verano, que se dispara de forma exponencial debido a la afluencia turística y al aumento de la población flotante.

Cerrar el ciclo del agua en Ibiza requiere elevadas inversiones y, sobre todo, una planificación rigurosa a medio y largo plazo, dos aspectos que han brillado por su ausencia durante años y que nos han conducido a la situación demencial de la actualidad. El Govern balear y el Consell insular ya están pensando en la necesidad de construir una cuarta desaladora en la isla, pero no sabemos qué tienen planeado para que se pueda reaprovechar el agua depurada y evitar que se tire al mar. Hay que recordar que la planta de sa Coma tiene capacidad para realizar un tratamiento terciario, es decir, que el agua que sea depurada pueda usarse para regar (además, por supuesto, para limpiar calles y recargar masas de agua subterránea), por lo que arrojarla al mar es un despropósito. Pero la depuradora no podrá aprovechar siquiera esa depuración terciaria por la alta salinidad del agua residual que le llega.

Otra cuestión que pone de manifiesto la negligente gestión y planificación es la falta de una previsión de canalizaciones y depósitos reguladores para conducir y almacenar el agua depurada con el fin de poder reutilizarla. Tan sólo el Ayuntamiento de Santa Eulària ha hecho los deberes en este aspecto (al contrario que Sant Antoni y Ibiza), a pesar de que la depuradora de sa Coma es un proyecto que lleva en marcha muchos años -el contrato con la constructora se firmó en 2016, pero se había diseñado mucho antes-.

Por sentido común, por responsabilidad y por economía de medios, antes de ponerse a trabajar en una nueva desalinizadora, es imprescindible reducir drásticamente la salinidad del agua que llega a la red de saneamiento -la más elevada de Balears, según Abaqua-, con el fin de poder reutilizar el caudal depurado. No tiene ninguna lógica que el agua residual de Ibiza esté salinizada cuando la ciudad se abastece de agua desalada. Ocurre así a causa de vertidos ilegales al alcantarillado de salmuera procedente de desaladoras privadas y por alguna intrusión marina. Por tanto, es preciso detectar y erradicar esas situaciones irregulares que comprometen la regeneración del agua.

Seguir tirando el agua depurada al mar en una isla como Ibiza es una irresponsabilidad y un derroche que no nos podemos permitir. Es hora de exigir a los responsables políticos que aborden de una vez este problema de forma eficiente para no seguir desperdiciando el dinero de todos y un recurso tan valioso como el agua.

DIARIO DE IBIZA