Llama la atención

La bajada de pantalones de los diputados díscolos de Vox y de la propia dirección del partido: los primeros al final se han rendido ante Abascal y renuncian a la presidencia del Parlament balear, después del escándalo que han montado; y Vox finalmente no les expulsa a pesar de su comportamiento intolerable para la formación. Todo para nada. Bueno sí, para mantener su escaño y la moqueta, que fuera de la Cámara hace mucho frío.

La batalla ganada al Estado de los afectados por el deslinde de Formentera, después de que el Tribunal Supremo haya declarado nulo el reglamento general de Costas, contra el que habían recurrido. Es un primer paso para lograr su objetivo de «un deslinde justo» porque esta sentencia defiende sus intereses, pero saben que la guerra continúa.

Que el presidente de Formentera se refiera abiertamente al concurso de los quioscos de playas como «un marrón heredado» y culpe al anterior equipo de gobierno. Marrón o no, su responsabilidad es ahora resolverlo.