El juzgado de Ibiza reactiva un año y medio después una demanda por la paternidad de un menor

La espera para realizar la prueba de ADN se prolonga desde hace seis meses

El juez ha aceptado celebrar una vista en enero para solucionar la manutención

La demanda por parte de la madre de un menor de cuatro años, contra un hombre por la paternidad y para que se haga cargo de la manutención del niño llevaba paralizada desde mayo de 2022 en el juzgado de Instancia número 4 de Ibiza.

Los servicios judiciales de Ibiza aceptaron llevar el caso cuando ya habían pasado casi dos años y medio desde la presentación de la demanda, en enero de 2020. Durante todo este tiempo, hubo varios desacuerdos por la competencia territorial entre el juzgado de Ibiza y otros dos, de Madrid y Alcalá de Henares.

El padre del menor, de nacionalidad belga, vive la mitad del año en Bruselas y la otra en Ibiza, por lo que cuenta con la residencia en la isla.

Una vez tramitada la demanda en Ibiza, la demora se prolongó un año y medio más, hasta hace apenas tres semanas, cuando el juez fijó, ante las exigencias de la representación de la demandante, una vista por medidas cautelares prevista para el próximo 30 de enero para solventar cuanto antes las necesidades básicas del menor.

La vista se celebrará de manera accesoria al proceso principal de paternidad, cuya fecha de celebración todavía se desconoce, según explicó a este diario Fernando Osuna, abogado representante de la demandante.

Seis meses para el test de ADN

Aunque para el procedimiento previo ya se han presentado varias pruebas para intentar demostrar el posible vínculo parental del hombre con el niño, como conversaciones de WhatsApp, correos electrónicos y fotografías de la pareja, la madre del menor permanece desde hace seis meses -cuando el juez acordó la petición-, a la espera de que el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Ibiza realice la prueba de ADN.

El ADN no es fundamental para decidir «si el demandado se hace cargo de la manutención» («en este caso bastan sospechas e indicios fundamentados»), lo que se decidirá durante la vista prevista en enero, explica Osuna. «Pero para el proceso principal sí son necesarios los resultados de la prueba o, en su defecto, que el demandado se haya negado a someterse a ella», continúa el letrado.

Por su parte, la demandante asegura que desde el Instituto de Medicina Legal todavía no le han mandado «ni el documento para pagar las tasas de la prueba». «Llevan mucha demora en los plazos», añade. Por otro lado, el juzgado le ha informado de que no admite pruebas realizadas en un laboratorio externo.

La madre del menor conoció al presunto padre del niño en Ibiza en agosto de 2016 y ambos mantuvieron una relación sentimental que duró dos años, como contó ella misma a este diario.

«Yo acababa de llegar a Madrid, un mes después de que haber terminado la temporada turística en la isla, cuando me dijeron en una revisión ginecológica que estaba embarazada», narra. Como refleja el escrito de demanda, «se quedó asombrada porque su expareja siempre le había dicho que él era estéril, tal y como le había mostrado, además, en un informe médico».

Entonces -relata-, su expareja empezó a «coaccionarla» para que abortara y la «engañó diciéndole que tenía una enfermedad genética para meterle miedo y presionarla». Incluso llegó a concertar, en contra de su voluntad, una cita en una clínica de Madrid. La madre de él también contribuyó a amedrentarla para que cambiara de opinión, añade s la mujer.

En una conversación entre ambos, la demandante afirma que solamente mantenía relaciones sexuales con él, a lo que su expareja muestra «total credibilidad puesto que inclusive le llega a decir que la esterilidad no es del 100% y achaca (visto en esta situación) a la mujer la falta de uso de métodos anticonceptivos», continúa el escrito de demanda.

«Cuando vi la silueta del feto (de tres meses) en la pantalla no pude tomar la decisión de abortar. Entonces yo tenía 32 años, ya era más madura, no es como si te pasa más joven. Mi familia me apoyó y entonces decidí seguir adelante», cuenta.

Luego, «empezaron las mentiras, las presiones y las coacciones» que le hicieron pasar un «embarazo lleno de miedos». Cuando nació el niño, en junio de 2019, la mujer cuenta que intentó ponerse en contacto con el demandado en varias ocasiones, sin obtener respuesta por su parte.

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