Transporte

El 86% de la flota de autobuses de Ibiza tendrá motor diésel con la nueva contrata

De los 99 vehículos contemplados, sólo 10 tendrán motor eléctrico y cuatro serán de propulsión híbrida. La antigüedad de los buses no podrá superar los 12 años, y la del conjunto de la flota, los 10 años

Autobuses que el anterior conseller de Movilidad, Javier Torres, presentó hace ocho meses como «nuevos» .

Autobuses que el anterior conseller de Movilidad, Javier Torres, presentó hace ocho meses como «nuevos» . / Vicent Marí

Los pliegos del concurso para la prestación del servicio regular permanente de uso general de transporte interurbano de viajeros por carretera de Ibiza, tanto de la isla como de la zona metropolitana, contemplan una flota total de 99 autobuses, de los que el 86% tendrán propulsión a gasoil. Mientras en Madrid el último autobús diésel apagó el pasado mes de diciembre (hace casi un año) «su motor para siempre», según anunció su alcalde, José Luis Martínez Almeida, la amplia mayoría de los que circularán por Ibiza los próximos 10 años (una vez se adjudique la contrata) seguirán quemando gasoil para moverse.

Sólo 14 de ellos serán ‘eco’: 10 tendrán propulsión eléctrica (10%), mientras que únicamente cuatro serán híbridos (4%).

Para el área metropolitana de Ibiza se prevén 38 vehículos en la contrata, de los que ocho serán eléctricos (para las líneas Ibiza-Platjad’en Bossa, Cetis-Es Gorg, Cementerio-Dique de es Botafoc, y Ibiza-Puig d’en Valls) y tres híbridos (para la conexión entre Ibiza y el aeropuerto). Los demás, 27, necesitarán gasoil para arrancar sus motores.

Y para el resto de la isla se contemplan 61 vehículos, de los que sólo dos serán a propulsión eléctrica (Siesta-Santa Eulària y Can Bonet-Can Coix, a la que se sumará la parada de Cala Gració en verano) y uno híbrido (Port des Torrent-Sant Antoni). Los demás, 58, necesitarán llenar sus depositos con el derivado del petróleo más contaminante.

«No necesariamente nuevos»

El pliego señala, además, que en el momento de la puesta en marcha del servicio, y durante un periodo máximo de nueve meses, los vehículos podrán «no cumplir con todos los requisitos exigidos», siempre que tengan, como mínimo, una antigüedad máxima de 12 años y una monitorización Euro 6, normativa medioambiental europea que entró en vigor hace ocho años para limitar la emisión de gases contaminantes.

Después de esos nueve meses, «el concesionario se verá obligado a renovar, no necesariamente con autobuses nuevos, los vehículos adscritos al servicio». No podrán tener desde entonces una antigüedad superior a los 12 años, mientras que la edad media del conjunto de la flota «no podrá superar los 10 años».

«La cantidad [de buses eléctricos] dependía de la implicación de la Comunitat. Pero no nos hicieron caso. Y nosotros tuvimos que tirar adelante la licitación. De no hacerlo, de volver a empezar todo el proceso, retrasábamos» la licitación

Desde el Consell admiten que tanto el número como la proporción de vehículos eléctricos e híbridos no es lo que desearían, y culpan de ello a la expresidenta del Govern, Francina Armengol, por ignorar la petición al respecto que le hicieron hace un año: «Le pedimos que nos ayudara para poder aumentar el número de vehículos eléctricos [de la contrata]. (…) Si el Govern ayudaba en la financiación, nosotros podríamos ser más ambiciosos». Y no lo han podido ser, admite un portavoz con resignación: «La cantidad [de buses eléctricos] dependía de la implicación de la Comunitat. Pero no nos hicieron caso. Y nosotros tuvimos que tirar adelante la licitación. De no hacerlo, de volver a empezar todo el proceso, retrasábamos» la licitación, que acumula ocho años en dique seco. «Pusimos por delante -añade- que el autobús es una necesidad que cuanto antes tiene que entrar en funcionamiento».

«Ya nos gustaría que todos fueran de cero emisiones», dijo hace ocho meses el entonces conseller de Movilidad, Javier Torres (Cs): «Pero se precisa -añadió- una infraestructura: un punto de carga con un supercargador por vehículo que puede costar entre 40.000 y 50.000 euros, y luego que Endesa construya una subestación para dar toda la potencia que sea necesaria... Tenemos en cuenta todo esto. Por ello, habrá una mezcla de autobuses de motorización tradicional aunque moderna, híbrida y eléctrica». La mezcla resultante ha sido 86% gasoil y14% híbrida y eléctrica.

Respecto a la antigüedad máxima de 12 años (10 de media) y a que no sea obligatorio renovar la flota, el portavoz del Consell minimiza su importancia: «Por los años que tienen que tener los autobuses, estamos hablando de una flota bastante moderna». De aprobarse en estos momentos, algunos autobuses podrían estar matriculados en 2011.

Ambición imposible

¿Por qué el Consell no puede ser más ambicioso? Porque no tiene suficiente dinero, recalcan desde la institución insular: «La competencia del transporte público terrestre fue transferida en 1999 con un determinado coste. El Govern mantiene la competencia del servicio de la Part Forana y ha podido aumentar allí el coste por autobús. Pero al resto nos ha mantenido la competencia fijada hace 24 años». Este agravio se lo explicaron a la consellera balear de Movilidad, Marta Vidal, en un reciente encuentro: «No está dentro de la deuda histórica, pero consideramos que hay que replantear [esa financiación]. En 1999 había unas necesidades y el transporte público tenía un coste. Además, no se miraba entonces la eficiencia como ahora, que conlleva un dinero extra. Ahora, lo que recibimos es del todo insuficiente. Como ejemplo, esta licitación».

"Ahora, lo que recibimos es del todo insuficiente. Como ejemplo, esta licitación»

Aun así, creen en el Consell que la contrata supone «una mejora muy importante en términos de eficiencia» respecto a lo que hay ahora: «Aun sin haber podido ser todo lo ambiciosos que queríamos, multiplicamos por cuatro el coste respecto al servicio actual». El contrato será por una década, por lo que el Consell estudiará algún margen de mejora «para imponer hasta un 20% del coste de adjudicación», por ejemplo, en eficiencia: «Obviamente, pagando más».

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En el lote para la isla de Ibiza (lógicamente, no para el área metropolitana), 29 de los 61 autobuses, casi la mitad, llevarán portabicicletas (o portapatinetes, si estos no terminan por prohibirse como en Palma): «Se busca prescindir del coche, y para ello esta contrata quiere que haya una combinación entre transporte público y medios de transporte personal (bicis o patinetes)». Una medida paralela son los carriles bici que impulsa la institución.

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