Regalos

Un día de Reyes sobre ruedas en Ibiza

Los parques infantiles de Ibiza, como el del bulevar Abel Matutes, acogen a decena de niños que acuden para estrenar sus nuevos juguetes

Ibiza

En el parque de la Paz se respira más calma de lo habitual en un día festivo. A las 11 horas apenas hay niños jugando en el área infantil. La mayoría están todavía en casa abriendo los regalos y disfrutando de los juguetes que les dejaron durante la noche los Reyes Magos.

Con todos los columpios a su entera disposición, Nizar, de cuatro años, y su hermana Aya, de casi dos, se divierten de lo lindo bajo la atenta mirada de su madre, Laila. Ninguno de los dos lleva consigo los regalos de sus Majestades de Oriente. A Nizar le han traído un coche de policía y a Aya, una muñeca, que, según confiesa, ya ha roto.

Ita atraviesa en ese momento el parque de la Paz con su hijo Ibai, de tres años, que, montado en su cochecito, sostiene en sus brazos un camión que es casi más grande que él. Lo muestra orgulloso mientras su madre explica que ayer (por el martes 5 de enero) vieron pasar en descapotable a los Reyes Magos cuando paseaban por la Avenida de España. «Éstos han sido los peores Reyes de mi vida, sin cabalgata ni caramelos», afirma tajante antes de continuar su camino hasta el parque infantil del bulevar Abel Matutes donde Ibai va a poner a prueba su nuevo camión de juguete.

Allí está jugando desde hace un rato la familia de Gustavo, que carga con el coche de bomberos que recibió de regalo de Reyes su hijo Mateo, de dos años, mientras éste se entretiene correteando por el parque. Acompañan a Gustavo su sobrino Lucas y su hija Alexandra, que se ha llevado al bulevar su nuevo oso panda de peluche. En casa ha dejado el resto de presentes de sus Majestades de Oriente, el juego de mesa 'La Cucaracha' y un set para pintarse las uñas que todavía no ha estrenado. «Este año los regalos han sido sorpresa porque se olvidaron de escribir la carta a los Reyes Magos», explica su padre.

Al igual que Alexandra, Miguel Ángel, de siete años, también ha recibido de Melchor, Gaspar y Baltasar un peluche, un pulpo al que se le puede girar la cabeza y que tiene dos caras, de contento y de enfadado. Además, le han regalado una colonia y un gel de Spiderman, agrega su madre, Zarina, al mismo tiempo que señala a su hija Jimena, de tres años, que está estrenando la primera bicicleta de su vida, obsequio de los Reyes Magos.

También Martí, a punto de cumplir los tres años, ha recibido de regalo una bicicleta con ruedines, en este caso, customizada con la imagen de Spiderman. Además, explica su madre, Dolors, le han regalado una caja de herramientas, una cocina y un par de puzles.

Jocelyn, de siete años, da vueltas con una bonita bicicleta rosa de paseo. 'Madrugar ha valido la pena', debió pensar esta mañana cuando se la encontró junto al árbol de Navidad. «El regalo de Reyes le ha encantado», aseguran sus padres, Rossana y José, antes de explicar que vieron a los Reyes Magos desde el balcón de su casa la tarde previa. Aimar, sin embargo, no tuvo la fortuna de saludarlos. Estaba dormido cuando pasaron con sus descapotables junto a su casa, en la avenida de Isidor Macabich.

Fanático de Star Wars

Fanático de Star Wars

«La idea de que recorrieran todas las calles del municipio me parece muy bien, lo que pasa es que pasaron muy tarde y muy rápido», se queja su madre, Laura. Eso sí, su hijo, de cuatro años, está encantado con los juguetes que le han regalado Melchor, Gaspar y Baltasar. Juega sin parar con su nave de Star Wars. Es un fanático de la saga cinematográfica «y le viene de familia», reconoce Laura. Los Reyes Magos también sabían que a Aimar le pirran los dinosaurios así que le han regalado unos cuantos, además de cohetes y un Iron Man, que exhibe con cara de felicidad. Su alegría contrasta con la de su primo Lucas, de dos años, que apenas presta atención a su pequeña bicicleta verde fluorescente. El regalo, explica su madre, María, se lo dejaron anoche sus Majestades de Oriente, a los que pudo ver fugazmente desde el balcón de su casa, en la avenida de Isidor Macabich. «Éste es el primer año que vive la celebración pero apenas pudo disfrutar de la cabalgata porque los Reyes Magos pasaron por nuestra calle casi a las 21 horas y a 45 kilómetros por hora», comenta María. Lucas, en sus brazos, llora desconsolado porque se ha encaprichado de un coche teledirigido con el que juega a pocos metros Yannick, de cuatro años. Su hermana, Mathilde, que ha recibido un regalo idéntico, ha estado experimentando antes con él.

Su coche teledirigido se lo ha dejado en casa porque, comenta, su mando a distancia no funcionaba. Ahora la niña, de siete años, experimenta con otro de sus regalos de Reyes, un monopatín. Primero le ha pedido ayuda a su padre para ponerse bien la mascarilla después de colocarse el casco. En pocos minutos le coge el tranquillo a la tabla y se desplaza con destreza por el parque infantil siguiendo atentamente las instrucciones de sus progenitores. Su madre, Soizic, que es francesa y reside en Ibiza desde hace quince años con su marido, español, comenta que «es la primera vez que la familia se ha perdido la cabalgata». Viven en Sant Jordi y, aunque otros años se desplazaban el 5 de enero hasta el municipio de Ibiza para reunirse allí con amigos y ver a los Reyes Magos, esta vez optaron por quedarse en casa.

Cerca de esta familia juegan con la pelota Ander y sus dos amigos, los hermanos Hugo y Víctor, de nueve y siete años. Parece que prefieren el balón a los patines que les han regalados sus Majestades de Oriente, que todavía están guardados en sus bolsas. Su madre, Vicky, les contempla de lejos. «Hemos vividos unos Reyes diferentes, porque normalmente por estas fechas estaríamos en mi tierra, en Sevilla», explica.

Estas Navidades, añade, además de los patines, sus hijos han recibido de manos de Papá Noel dos bicicletas. «Ya que esta vez no hemos podido viajar, los Reyes Magos y Santa Claus lo han tratado de compensar siendo más generosos», sonríe.

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