Un drama a la vuelta de la esquina

Ahogamientos de niños: cinco minutos que te cambian la vida

Un pediatra de la UCI de Son Espases ha dedicado su tesis doctoral a estos dramáticos episodios de los veranos y cómo prevenirlos

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I. Olaizola

Cada verano algún niño se ahoga y destroza las vidas de sus familias, en muchas ocasiones se trata de turistas que ven cómo sus vacaciones soñadas se convierten en una pesadilla de la que nunca se recuperarán. Un pediatra de la UCI de Son Espases da algunas claves para evitar estos episodios.

«Dejé a los dos pequeños sentados en los escalones de la piscina. Al mayor, de cuatro años, y a la pequeña, de apenas dos. Entré un momento en la casa a buscar los manguitos y cuando salí me encontré a la niña hundida en el agua mirándome con los ojos abiertos. Su hermano estaba jugando distraído al lado de ella, sin darse cuenta de lo que estaba pasando. Me lancé al agua y la saqué inmediatamente. ¡Menos mal que al entrar en la casa no me sonó el móvil o mi suegra no me entretuvo hablándome de una receta! No sé qué hubiera pasado. Todavía hoy me entran escalofríos de solo pensarlo».

Este es el testimonio de una madre responsable, pendiente de sus hijos. Pero incluso los padres más abnegados pueden tener un descuido que puede resultar fatal para sus hijos y que estos acaben ahogados en el fondo de la piscina o balanceados inertes entre las olas del mar. Unos episodios cada vez más frecuentes en un archipiélago como este al que cada vez vienen más familias del norte de Europa para las que el medio acuático es una novedad en sus vidas,aunque no exenta de riesgos. Unos ahogamientos que pueden destrozar a una persona para lo que le reste de vida.

Quizá el hecho de estar en permanente contacto con estos dramáticos accidentes es lo que ha motivado al doctor Alberto Salas, adjunto de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos de Son Espases, la de referencia para todas las islas de esta comunidad autónoma, todos los casos de ahogamientos graves acaban en ella, a realizar su tesis doctoral sobre este tema. Una tesis que, dirigida por el jefe de Pediatría del hospital de referencia, Joan Figuerola, fue defendida hace apenas un mes por el propio Sala, que obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude en la UIB.

Y es que este especialista nacido en Zaragoza en el año 1981 y formado en la capital aragonesa, aunque ya con varios años de experiencia en Mallorca, sostiene que estar en la UCI a la que llegan todos los casos graves de ahogamientos de menores le ha dado una «visión global» del problema.

Entre dos y siete casos anuales

«Cada año tenemos entre dos y siete niños que acaban en la UCI por esta causa, aunque alguno de ellos fallece antes incluso de llegar a poder hacer el traslado», lamenta.

Sobre el perfil de los menores que sufren los ahogamientos, el doctor Salas apunta a que habitualmente no saben nadar, sus padres les pierden de vista durante unos instantes y sufren una inmersión en una piscina o en el medio marino. «Generalmente, los niños de aquí los sufren a edades más tempranas porque por lo general, cuando van creciendo, sus padres se preocupan de que aprendan a nadar, no en vano vivimos en una isla. Por contra, los niños extranjeros los padecen con edades más altas. La edad media de los ahogamientos oscila entre el primer año y los cinco de edad», revela sin olvidar que estos accidentes también ocurren con niños mayores, cercanos a la adolescencia, que incurren en juegos peligrosos o conductas de riesgo en medios acuáticos. «El patrón más habitual es que los sufren menores de cinco de años, que suelen ocurrir en los primeros días de su estancia en la isla y que se suelen caer a la piscina de forma accidental», añade el doctor Salas.

El doctor Alberto Salas

El doctor Alberto Salas / HUSE

«Hemos comprobado que, cuanto más tiempo pasan bajo el agua, presentan un ph más bajo y un ácido láctico más elevado. Los tratamientos que les damos en la UCI son para paliar un pronóstico muy malo, por lo que instaría a adoptar medidas preventivas antes de que el daño esté hecho», sugiere este especialista antes de revelar que, en términos generales, el 75% de los niños que ingresan en la unidad de críticos por esta causa «se recuperan completa o casi completamente mientras que el 25% restante fallece o sufre secuelas neurológicas graves, y necesitarán soporte y ayuda el resto de su existencia».

El doctor Salas detalla que son cinco minutos los que marcan el límite entre un ahogamiento reversible y otro irreversible. «Si el menor pasa más de cinco minutos sumergido, lo más probable es que fallezca o sufra daños neurológicos muy graves. Si pasa menos de cinco minutos bajo el agua, dependerá de cada caso. Aunque es muy difícil estimar el tiempo que ha transcurrido en estas situaciones dramáticas en las que el nerviosismo y el descontrol se imponen a todo», admite.

«Aunque sean pocos casos», continúa, «son muy graves porque les cambian la vida a quienes lo sufren y a su familia. Imagínate que vienes de vacaciones con tu pareja y tus hijos y uno de ellos fallece durante tu estancia. Es algo que no superarás nunca».

Por eso, como uno de cada cuatro niños accidentados muere o sufre graves secuelas, este especialista reitera que es preferible prevenir que curar.

Entre las medidas que propone hay algunas que ya están implementadas en países del entorno de España, pero no aquí como es el vallado obligatorio, con cierres seguros, de las piscinas privadas para evitar que los niños acaben en el fondo de ellas. «Con esta simple medida el riesgo desaparece. No soy yo quien debe decir que sean obligatorias, pero sí al menos que deberían promocionarse como una medida muy recomendable», defiende Salas.

Y esta medida es más aconsejable tras revelar el pediatra que son más habituales los ahogamientos en las piscinas, de hotel o privadas, que en el mar. ¿Por qué? Porque al percibirlo como un medio más peligroso, los padres están más pendientes de sus hijos, de que no se adentren mucho en él, que tengan en cuenta las olas… «El 90% de los ahogamientos de menores se producen en las piscinas porque cuando se bañan en el mar suelen estar más vigilados, más supervisados», añade.

También aboga este especialista por dar a conocer esta problemática, para concienciar tanto a la población local como a la visitante del riesgo que existe. Y es que los niños extranjeros son blanco más habitual de estos trágicos accidentes por uno de los motivos apuntados más arriba: tienen menos pericia para manejarse con soltura en un medio acuático que los niños autóctonos. Y por otra cuestión no menos importante, el nivel de alerta de sus padres, que estando de vacaciones se relajan quizá en exceso.

«Se habla mucho del balconing y se hacen muchas campañas para prevenirlo, algo que echamos en falta para prevenir unos ahogamientos que pueden provocar la muerte de unos niños sanos que acaban de comenzar su vida y cuyo fallecimiento es muy difícil de superar para cualquier familia», reitera este pediatra.

Salas aprovecha para recomendar a todos los progenitores, de aquí o de fuera, que nunca eludan su responsabilidad dejando a sus hijos pequeños a cargo de sus hermanos mayores, ya que ellos no los vigilarán puesto que, como todos los niños, viven en su mundo ajenos a los potenciales peligros. «El pronóstico de estos ahogamientos es siempre mejor si se ha producido cuando tenían al lado a un adulto, adultos que sepan nadar y puedan rescatarlos si es necesario», subraya.

El pediatra insiste en que, pese a que los niños generalmente se recuperan mejor de una situación de falta de oxígeno prolongada que un adulto, en algunas ocasiones fallecen o sufren secuelas neurológicas que les limitarán para hacer su vida diaria sin ayuda.

1 Entre dos y siete casos cada verano

Cada año se dan entre dos y siete casos de niños que acaban en la UCI de Son Espases por ahogamientos aunque alguno de ellos fallece antes incluso de llegar a poder hacer el traslado.

2 Patrón: menor de 5 años y recién llegado

«El patrón más habitual es que los sufren menores de cinco de años, que suelen ocurrir en los primeros días de su estancia en la isla y que se suelen caer a la piscina de forma accidental», detalla el doctor Salas.

3 Tratamientos para un pronóstico muy malo

Se ha comprobado que cuanto más tiempo pasan bajo el agua presentan un ph más bajo y un ácido láctico más elevado. Los tratamientos que se les dan en la UCI de Son Espases son para paliar un pronóstico ya de por sí muy malo.

4 Tres de cada cuatro se recuperan

Pese a ello, Salas revela que tres de cada cuatro menores que los sufren se recuperan.

Formación en RCP «Una cadena de supervivencia»

El doctor Alberto Salas propone asimismo para mejorar los pronósticos de estos dramáticos episodios de ahogamientos una formación continua del conjunto de la población, con cursos de reciclaje incluidos, en las maniobras de reanimación cardiopulmonar. «Son una auténtica cadena de supervivencia», sostiene recordando que estas simples maniobras en los momentos iniciales del ahogamiento son fundamentales para que los auxilios posteriores de los servicios de emergencias sean más eficaces.

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