Diez años de kilómetro cero con el Mercat de Forada

El mercado de los sábados llega a su décima temporada especializado en el producto local en un ambiente familiar

Entre la veintena de puestos habituales, se encuentran media docena de agricultores de las explotaciones de los alrededores

Bartolo Costa, con los primeros higos de agosto. | J.A.C.

Bartolo Costa, con los primeros higos de agosto. | J.A.C. / Josep Àngel Costa. forada

Aunque los puestos de fruta y verdura de proximidad se han convertido en el principal reclamo del Mercat de Forada, en sus primeros meses de vida, en 2013, solo participaba el puesto de Bartolo Costa. En su caso, el concepto proximidad se queda corto, ya que la mayor parte de su mercancía proviene de la vecina finca de Can Pep de sa Plana, también en la vénda de Forada.

Costa está presente cada sábado en Forada, desde el día de la inauguración, y su puesto es de los más concurridos aún a pleno sol de agosto. Combina esta cita con el mercado de los viernes de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni. Tiene la suerte de ser uno de los primeros agricultores con los higos a la venta: coll de dama, blanques y albocors. Todos ellos, a cinco euros el kilo.

«Cuando era pequeña, nos decían que no comiéramos albocors porque daban mareos», recuerda María Bonet, una clienta habitual criada en esta zona, aunque ahora vive en Sant Antoni. Con los años, se dio cuenta de que esa advertencia se debía a que, en su casa, querían guardar esos higos para secar.

Además de Bartolo, Andrea Gadret es la más veterana de la veintena de vendedores del mercado. De hecho, fue una de las impulsoras. Hace diez años, ella y su pareja, Toni el Mahonés (fallecido en 2015), se encargaban del centro etnográfico Es Pujol, una casa pagesa de Santa Agnès del siglo XVIII.

Entrada al mercado desde la carretera de Santa Agnès.

Entrada al mercado desde la carretera de Santa Agnès. / J.A.C.

Junto a Chris Dews, de la Casita Verde, empezaron a planificar un espacio para fomentar el producto local. Es Pujol quedaba muy apartado en el pla de Corona y no tenía un espacio de aparcamiento, pero encontraron una solución.

«Toni era muy amigo de Joan de Can Tixedó y pensamos que este descampado, junto a la carretera y con sitio para aparcar, era el sitio ideal. Se lo comentamos, estuvo de acuerdo y, sin darnos cuenta, ya llevamos diez años», rememora Gadret en su puesto de mermeladas y dulces caseros.

Elabora sus confituras con poco azúcar y los limones, pomelos, higos o mandarinas que ella misma recoge. Cuando es temporada de fresas, las compra a sus compañeros agricultores del mercado.

También ha logrado crear un sustitutivo orgánico y saludable de la Nocilla con algarroba, almendras que seca al sol, cáscara de naranja y un poco de miel. Para ella, la clave de este mercado es su ambiente familiar. «Nos conocemos todos y viene una clientela habitual, porque sabe que aquí solo encuentra producto local, y además se vende bien», valora Gadret.

"No me gustan los mercados masificados. En cambio, aquí se está muy tranquilo y nos conocemos todos"

Verónica, de los muñecos Aitalys, es una de las artesanas que sigue acudiendo semanalmente en pleno verano. Varios de ellos dejan de venir en temporada para trabajar con en el turismo, pero ella prefiere la calma que le ofrece Forada ante el ajetreo de otras zonas.

«No me gustan los mercados masificados. En cambio, aquí se está muy tranquilo y nos conocemos todos», subraya. En el puesto de Aitalys abundan los peluches de ganchillo de estilo japonés, conocidos como amigurumi. Para ella, es una afición que, además, le permite obtener unos ingresos extra.

La clientela de verano

«Los residentes vienen a por las frutas y verduras, pero, si tienen un compromiso por un cumpleaños, se acuerdan de nosotros para comprar el regalo», detalla Verónica. En verano también reciben visitas de turistas de vacaciones en algún chalé de la zona o de muchos que quieren conocer la Ibiza interior y, al pasar con los coches, «se sorprenden al ver las carpas y se paran para ver qué hay por aquí».

En el puesto de Antonia Cardona coinciden una familia de Madrid, un turista catalán y otra visitante francesa. Todos ellos preguntan por los diferentes tipos de panes que elabora el hijo de Cardona, el chef José Miguel Bonet, y acaban comprando alguno de ellos. También vende productos del huerto familiar de Cas Fiet, en el cercano Broll de Buscastell.

Pep Ramon Prats se animó a dedicarse por entero a la agricultura gracias al Mercat de Forada

Pep Ramon Prats está al frente del otro puesto de frutas y verduras más antiguo del mercado. Empezó a venir a los pocos meses de su inauguración para dar salida a las naranjas de su finca. «Tenía muchísimas y la pagaban muy mal», recuerda. Se animó a llevarlas a Forada y descubrió las ventajas de la venta directa, sin intermediarios, hasta el punto que, a los pocos años, decidió dedicarse por entero a la agricultura.

Pep Ramon Prats

Pep Ramon Prats / J.A.C.

«Fui ampliando la producción y me asocié con Cati de Can Raconada», detalla. La finca de su socia también está en es Broll, mientras que la de Pep Ramon Prats se encuentra en la misma carretera de Santa Agnès, pero en dirección a Sant Rafel. En estos momentos, sus productos estrella son los melones y los tomates, pero en pocos días se le sumarán los higos y la segunda cosecha de sandías del verano.

Desgraciadamente, este año tampoco puede vender cerezas. «Las torcaces las han devorado todas». Por el mismo motivo, su familia ya descarta hacer el vi pagès de cada año. «No dejan ni un racimo», lamenta.

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