A pesar de todo, Feliz Navidad

Estos días las calles se han llenado de luces, de gente que transita de un lado hacia otro, muchos de ellos con bolsas en las manos. Se saludan, «felices fiestas», «feliz Navidad», «salud para todos»...

Para otros la Navidad ya no es lo que era. Falta gente que hacía de estas fechas unos días entrañables y que ahora, sin ellos, no vuelven a ser lo mismo.

Otros nos preguntamos cómo podemos seguir celebrando la Navidad con todo lo que sucede a nuestro alrededor: guerras, hambre, inmigración, pateras, alquileres abusivos, violencia… Pues a pesar de todo, no podemos dejar de desearnos feliz Navidad.

Desear feliz Navidad es no darse por vencido, es desear el poder una vez más dar la posibilidad de empezar de nuevo. El nacimiento de la esperanza. Esperar a pesar de toda desesperanza.

Leía un artículo que recogía unas palabras tomadas del libro ‘La Revolución de la Esperanza’, de Erich Fromm: «Tener esperanza significa estar presto en todo momento para lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida. Carece así, de sentido, esperar lo que ya existe o lo que no puede ser. Aquellos cuya esperanza es débil pugnan por la comodidad o por la violencia, mientras que aquellos cuya esperanza es fuerte ven y fomentan todos los signos de la nueva vida y están preparados en todo momento para ayudar al advenimiento de lo que se halla en condiciones de nacer».

En la misma cita se habla de la necesidad que tiene la esperanza de la fe, de creer que otro modelo de vida es posible, el que trae Jesús al mundo.

No podemos permitirnos que los poderes de muerte que están dominando a nuestro alrededor apaguen la posibilidad de expresar con fuerza feliz Navidad, feliz esperanza, y no podemos dejarnos llevar por la comodidad del «dulce no hacer nada» (il dolce far niente).

Que la luz del Nacimiento de Jesús rompa con toda desesperanza y tristeza para que todos trabajemos por el bien de todos y así no nos demos por vencidos. Sigamos buscando razones para la esperanza, para la vida y para la paz.

Suscríbete para seguir leyendo