No, con traductores simultáneos

A una semana del debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo, se adelantaron las previsiones para el estreno del catalán, el euskera y el gallego en el Congreso, empezando a ser efectivo desde entonces. Poco se recuerda que en el Senado el uso de las lenguas cooficiales es una realidad desde 2005, con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Desde ese año, el reglamento de la Cámara Alta permite a los senadores emplear el catalán, el euskera y el gallego en la Comisión de las Comunidades Autónomas. Desde 2011 también en el pleno, aunque solo en el debate de mociones, y ninguna mayoría política lo ha modificado. Que hayamos tenido constancia ninguna nueva torre de Babel se ha construido desde entonces, y la capacidad de entendimiento entre los grupos poco ha tenido que ver con si se saludaban con egun on, o se respondían bona vesprada. Bueno no, que eso es valenciano y otro de los avisperos siempre abierto.

Hasta el presidente Mazón, del Partido Popular, ha pedido que como lengua cooficial de su territorio sea tratada igual que las otras tres de las comunidades históricas. Está todo muy revuelto, no es un gran descubrimiento, lo que nos parece bien para el Senado nos parece inadecuado para el Congreso, el Partido Popular que votó en contra de esta ampliación del uso de lenguas en ambas cámaras pide ahora desde la Comunidad Valenciana que por qué ellos no, el PSOE que votó en contra hace poco más de un año, ha sido el principal impulsor empujado por los que parece van a ser sus socios. Los que se tienen que autotraducir como el aragonés o el asturiano tendrán un desempeño más bien simbólico, fiel imagen del peso político que otorga la población o la oportunidad del momento, de eso supo muy bien Teruel Existe.

Mas allá del respeto a las lenguas, este es un paso importante en la representatividad de los españoles, de los que hablan castellano o de los que lo hacen en gallego. Es una propuesta que observa la política nacional, la que se ejerce desde Madrid, como fuerza centrípeta y no generando movimientos centrífugos. El poder legislativo debe tener la capacidad de representar y también de ser inclusivo, cuantos más se sientan concernidos por lo que ahí sucede, más fácil será construir una identidad de país.

En estos nuevos alineamientos de los nacionalismos periféricos, el PNV más cercano a Junts, y ERC a Bildu, todo mirando dentro de sus casas y al mismo tiempo a la común, Feijóo, como buen autonomista que es, ha ratificado que sin alguno de ellos no llegará a su objetivo. El 27 de septiembre le dirán «no» en castellano, catalán, euskera y gallego y ya nos pondremos con lo de la amnistía.

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