Desde la marina

Aparcofobia

Que el turismo sea una industria, la única que tenemos que nos mantiene en el mapa como privilegiado destino vacacional es algo que nuestras instituciones, por lo que vemos, se pasa por el arco de triunfo. Pasan los años y los problemas de desatención hacia quienes nos visitan, enquistados, se agravan de manera alarmante. Los únicos que han espabilado son los empresarios turísticos que, lo que se juegan, de un tiempo a esta parte no dejan de subir, a la par, servicios y precios. Me pregunto qué hacen por ese mismo turismo los ayuntamientos y el Consell. Desde hace la intemerata, están a verlas venir, a la sombra, viendo pasar los días como si el desbarajuste que tenemos no fuera con ellos. Dicen que es lo de todos los años y que ya se sabe... «¿Qué culpa tenemos –parecen decir nuestros mandarines- de que vengan tantos turistas y todos a la vez? ¡Allá se las compongan!». Y no es eso.

Algunas situaciones son incomprensibles. caso de inaugurar la Estación Marítima de Vila, cuando ya se conocía la programación de los cruceros, sin una mala sombra para los miles de pasajeros que desembarcan en una misma mañana. En otros casos, pequeños problemas acaban siendo problemas enormes. Es el caso de la endémica falta de aparcamientos. Y no me refiero a la ciudad, que nos tiene al borde del ataque de nervios.

El hecho se repite ahora en toda la isla, inmediaciones de discotecas, playas, mercadillos, etc. Cientos de vehículos de particulares y decenas de autobuses se estacionan en las carreteras, ocupan un carril y dejan el vial con una sola dirección. ¡Lo que nos faltaba! ¿Cómo es posible que en estos puntos que concentran personal no tengamos los aparcamientos que se necesitan? ¿Están los agentes de tráfico de vacaciones? Y que a nadie se le ocurra preguntar quién tiene competencias para solucionar el problema. Nadie las tiene, porque siempre las tiene ‘el otro’. Y así seguimos.

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