Por un pico de Piqué

Hay generaciones con más suerte que otras. A la mía le tocó el polvo en vuelo de la película ‘Emmanuelle’. La actual eleva el relato con el aterrizaje del avión privado de la cantante Shakira, en vuelo de Marrakesh a Croacia, para besar al futbolista Piqué en el tiempo en que estaban enamorados. Las feministas persiguen el amor romántico, pero no pueden atraparlo si vuela en aviones privados. La huella del beso de Emmanuelle entonces era de carmín; el de Shakira ahora, de carbono. Deseo y queroseno. Para una generación anterior los besos se iban volando. «Debes coger ese avión», dijo Rick Blaine a Ilsa Lund y ella embarcó, en un bimotor entre la niebla, los besos que entregaría a Victor Laszlo. ‘Casablanca’.

Me ha vuelto cursi a estas alturas la historia del avión de Shakira. Veo aviones y siento pasar besos perdidos a 7 kilómetros por encima de mí. ¡Cuántos besos no se entregarán porque viajan en vuelo regular! En las líneas de bajo coste se ahorra en equipaje y no se puede pagar un aterrizaje para besar a la persona que se quiere. Para los creadores de historias del amor romántico, esto son tarjetas de embarque para el desamor con destino a Isla Soledad (Malvinas). Hay amores que, sin haber recibido las instrucciones de seguridad, pasan por zona de turbulencias y no pueden bajar tantos pies para subir a unos labios, apearse para un beso. Nunca llega a la torre de control su petición de un aterrizaje por ósculo imprevisto, cambio. En los aviones que no aterrizan para dar besos te pierden el equipaje sentimental. Desde la confesión de Shakira el cielo está cruzado por decenas de besos sin dar que dejan estela de condensación. Se me agotó la cursilería.

Sabemos del beso de Shakira por su declaración previa al juicio por fraude fiscal por el que se le piden ocho años de prisión y 23,8 millones de euros de multa. Lo contó esperando que esa escala con beso no contara como un día de estancia en España. Por su lado, no quiere que ese beso lo graben con impuestos; por otro lado, es una lástima que no haya un IVA del 60% para los caprichos caros.

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