¿Dónde está la palabra dada?

Salta María Guardiola a la fama, la candidata del PP en las elecciones extremeñas, cuando habla sin tapujos de por qué se niega a pactar con Vox. Por machista, homófobo y otras fobias raciales. Tanto nos hacen sospechar los políticos que algunos dicen que es solo una estratégia de Alberto Núñez Feijóo para blanquear sus acuerdos con Vox en Valencia y Baleares, pero me gusta pensar que en el PP hay voces sensatas, mujeres con principios que ven lo que hay que ver más allá del poder. Mujeres poderosas que se preguntan para qué quieren el poder y lo verbalizan. Pero engañan tanto, entre todos, que una ya no sabe. Hasta mienten, que es sutilmente diferente: el matiz que hay entre ocultar una cosa o decir que harás lo contrario de lo que acabas haciendo. Es un lastre que acompañará al nuevo alcalde de Barcelona, que dijo en no pocas entrevistas que si no ganaba se iría a la oposición. No se le afea el pacto, lógico en nuestra democracia; se le afea hacer lo contrario de lo que dijo que haría.

Ante las reiteradas preguntas sobre eso en la campaña electoral, ¿por qué no defendió que haría tanto como pudiera para poder implementar su idea de ciudad aunque quedara segundo? Porque quería retener votos y que el ciudadano no votara condicionado por los posibles pactos posteriores. Eso es engañar y mentir a la vez. Mal comienzo para él y un desecho más en la enorme montaña de descrédito de la política. ¿Dónde está la palabra que dan? Parece que no tenga ningún valor, lo que deja en papel mojado cualquier compromiso que adquieran. Y pagan justos por pecadores, eso también. Veremos qué viene después del 23J porque a pesar de que el horizonte es como para posicionarse y votar, sigue el hastío, y ya estaremos en pleno verano, los niños cumplirán el primer mes de vacaciones, y tendremos la cabeza contando los cuatro ahorros que no hemos gastado con la inflación y los tipos de interés.

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