Para empezar

La fragilidad del aeropuerto

Aunque los pitiusos estamos acostumbrados a subir a un avión como quien coge el autobús, tardes como la del domingo nos sirven para darnos cuenta de la fragilidad de la isla y de sus conexiones con el resto del mundo. El accidente de una de las avionetas del Ibanat, que trabaja estos días de modo incansable para apagar el fuego de Sant Rafel y otros que se han producido, bloqueó la pista de aterrizaje del aeropuerto y provocó, en poco más de dos horas, un rosario de desvíos, cancelaciones y retrasos que se prolongaron hasta la noche. El Air Tractor, al que llaman ‘Zapatones’, se salió de la vía después de una maniobra de aterrizaje. Ese pequeño incidente, afortunadamente sin heridos, causó sin embargo un gran quebradero de cabeza a los controladores (un mal día para dejar de fumar), que tuvieron que reorganizar todo el tráfico aéreo, hacer esperar a los aviones que iban a tomar tierra, avisar a otros de que no despegaran y desviar a muchos hacia otros aeródromos. El accidente colapsó el aeropuerto, ya que el acceso a la zona de embarque se cerró, y también afectó a quienes volvíamos a la isla el domingo por la tarde. Todo se solucionó de forma bastante rápida y eficaz, pero sirva este incidente para tomar conciencia de la insoportable levedad de nuestras conexiones aéreas.

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