Comprar banderas

El gobierno central ha destinado 109.000 euros a comprar banderas de España, lo que se ha publicado, no se sabe si con intención. A veces hace falta renovar la lencería, pero ésta es más peliaguda que la de Victoria Secrets en sus últimos desfiles, cuando la pasarela era la línea más roja del heteropatriarcado.

Como lencería, no es fácil discernir qué tipo de prenda es la bandera. Es como un uniforme por eso mismo, por uniforme, y por lo que gusta a los uniformados, que la besan, la izan, la portan y cantan que se mueren por ella, pero -siendo una prenda exterior- provoca los efectos de una prenda interior, de ahí el fetichismo que produce en civiles que quieren ver esa lencería por doquier y se excitan cuando está y cuando no está, cuando la suben, cuando la bajan y cuando la mudan por otra. Uno respeta las parafilias, pero han de practicarse en la intimidad, con consentimiento, sin imposiciones y cuidando cómo se explican a los niños.

Hay personas para las que en el asta y la bandera hay mucho de tendal con prendas íntimas. Sobre la ropa tendida Joan Manuel Serrat escribió la delicada y picante canción ‘Irene’, quien «tiende sus trapos al sol/, prestando misterios a la siesta/ de bragas comprometedoras/ y sábanas alcahuetas.../ Irene tiende el alma en el balcón (...) y algo en mí/ se aroma y despereza». Sensuales duermevelas sesteantes.

¿Satisfará a la población vexilofílica esta compra interelectoral de los que encargan que cosan banderas, pero quieren romper España, como se repite con toda memez? Aunque para los fetichistas comprar banderas no es gastar en textil, es invertir en patria no lo hará: son insaciables en su inconmovilidad. Además, se trata de banderas de interior y exterior para las representaciones de España en el extranjero que, aunque pueden excitar suspiros conchapiquerinos en tierra extraña, en términos de comunicación visual están para señalar dónde se encuentran las delegaciones españolas, no para excitar el fetichismo, como cuando se exhiben en España para presumir ante españoles que saben donde viven.

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