Opinión | Tribuna

El Pene Desnudo

Entro con aire taciturno a la sala con media luz matutina en lo que parece un museo de bocetos inacabados de figuras prosaicas. Espectros que sostienen cuerpos embalsamados en anís del mono y coñac. Es la taberna de la estación del bus. Pido un cola-cao con la leche fría y Toni Bellmunt con media sonrisa me mira de soslayo y apura el chupito. Supongo que tiene el don de Matusalén rondando la súper edad de los ochocientos años y aún conservando bien dientes, memoria y picardía. El leve murmullo cuneiforme de los presentes se mezcla con la voz de Ana Rosa Quintana en el rastrillo noticiero matutino que se exhibe en la plasma de setenta pulgadas. Invito a chupito de anís a Toni y le ruego antiguo testamento, perdido como me siento. Quiero creer que su perspectiva me pueda dar algo de luz polar. Le confirmo que soy CIS, de cisgénero. Persona cuya identidad de género y sexo asignado al nacer son el mismo. La palabra cisgénero es el antónimo de transgénero, le aclaro. El prefijo cis- no es un acrónimo o abreviatura de otra palabra, sino que deriva del latín y significa de este lado. Toni me tacha de síndrome de wikipedismo y bebe un sorbo de anís. Yo remuevo el polvo de cacao y sigo dedicado a mi confesión. Le advierto que se abroche el cinturón de la concordia, que no pretendo ni miento.

“Término paraguas”, es una expresión que designa a un conjunto o agrupación de conceptos relacionados. Ahí podemos acoger el género “binario” que se define en mujer u hombre con su correspondiente pronombre: ella, él y también el género “no binario” o tercer sexo con el uso del pronombre elle, que lo hace más inclusivo y necesario. Que para que Toni me entienda mejor, puntualizo: la identidad de género puede coincidir con el sexo asignado a una persona o puede diferir de dicha clasificación, lo dicho Toni, que puedes nacer con sexo masculino pero percibir que eres una mujer y esto pasa también a la inversa. O simplemente en el caso de “no binario” que no sientes que seas ni hombre ni mujer, sino alguien abstracto a esos conceptos y un perro o una cebra o cualquier tipo de ser, hay bastantes casos, es cuestión de indagar un poco. Pero que no queda ahí la cosa, sino que esta percepción puede fluir. Esto se llama “género fluido” con lo que igual hoy y mañana te percibes mujer aun teniendo sexo masculino y puede que el fin de semana la percepción se dé a hombre y ahí la constante. Toni se manifiesta y me dice algo de lo mal que lo hubiera pasado ese tal Freud hoy en día, lo cual me da coberturas y le sigo contando.

Instagram y demás redes sociales en un ejercicio de inclusión han dejado un espacio en la Bio para autodefinirte con el pronombre con el que estés fluyendo, o te percibas. ¿A que mola? Toni guarda silencio con la mirada algo aturdida e indispuesta. Le pido de nuevo que guarde cuerpo y veo que exprime el resto del chupito y pide otro doble de anís. Me arremango y me tiro al fango de cabeza. En este término paraguas hay que incluir que hay la parte emocional y la parte física de la inclinación de género. Por poner un ejemplo, puedes percibirte como hetero-romántico, que se entiende como que a nivel emocional te sientes atraído por alguien del sexo opuesto, pero a su vez a nivel físico puedes ser bisexual que sería que los dos sexos, tanto masculino como femenino te gustan, te atraen, es decir a nivel sexual. También puedes sentir asexualidad, en lo físico, que no quita que en lo emocional sí te puedas percibir hetero-romántico o bi-romántico. Y esto por supuesto siempre puede “fluir” dependiendo del día. Imagínate la cantidad de fórmulas que puedes conjugar, le digo a Toni mientras me tomo mi cola-cao con la cucharilla. Toni hace rato que mira hacia la pared que hay detrás de la barra como si se le estuviera abriendo una puerta a otra dimensión, esto lo digo por la cara de piloto que maneja. Quiero que termine de entender bien lo que es la expresión “término paraguas” en cuanto a género y qué hay detrás de las siglas que lxs representa, LGTBIQ+.

Toni atiende, lo sé porque se lo noto, total que le explico entre más anises y polvos de cacao lo que designan las siglas LGTBIQ+: lésbico, gay, bisexual, trans, intersexual, queer, incluyendo a través del + cualquier otra identidad que se quede en el medio de todas ellas o en ninguna parte que de momento suman más de treinta y tres. Que ahora no se las voy a enumerar a Toni pero le invito a que si le interesa puede investigar, están en Google, como todo.

El cola-cao ya me ha hecho efecto y me siento más despejado, he podido hacer acopio de mi confesión a hierro y tengo muchas ganas de que Toni Bellmunt, desde su conocimiento secular, me dé ilustración en esta deriva relativista sin parangón y así poder tejer este mapa de autoidentidad. Ya que se presenta como un crucigrama para las nuevas generaciones e incluso para la mía y pidiendo a Toni que me ayude a rellenarlo creyendo que él/ella/elle tenga la bendita solución.

Toni se pimpla el último trago de su copa, me mira con sus ojos color anís del mono, y en lo que suena más como una falsa disculpa me dice: sin duda antes todo era mucho más sencillo… Amigue…

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