Relaciones entre Washington y Pionyang

El soldado de EEUU que desertó a Corea del Norte: abandonado por su mujer y pendiente de juicio

Más de 30.000 norcoreanos han huido al sur desde que acabara la guerra en 1953

Frontera de Corea del Norte.

Frontera de Corea del Norte.

Más de 30.000 norcoreanos han huido al sur desde que acabara la guerra en 1953. Del nutrido gremio de desertores de la península de Corea sorprenden los que toman el sentido en busca del paraíso comunista. El soldado estadounidense Travis King es el último en cruzar la alambrada de sur a norte tras una huida insólita que va a atormentar a su Gobierno.

La mañana del miércoles aún se juntaban las piezas del puzzle para darle sentido a lo inverosímil. Travis, de 23 años, es explorador de caballería de la Primera División Acorazada en Corea del Sur. Acababa de cumplir dos meses de cárcel por un delito de agresiones tras un incidente con un coche de policía y había sido custodiado por la mañana hasta el aeropuerto de Incheon (Seúl) con un billete hacia Texas.

Ahí le esperaba otro juicio y la probable expulsión del Ejército. Los guardias le dejaron tras el paso de aduanas y, sin saber cómo, salió de la terminal y llegó a Panmunjom, más de 50 kilómetros al norte.

Parecía una broma pero era locura

Está en la Zona Desmilitarizada, un fósil de la Guerra Fría con minas terrestres, vallas electrificadas y alambres de espino. En Panmunjom resuena la Historia: fue el escenario del armisticio en 1953, en su Casa de la Paz intentaron ambos gobiernos coreanos el deshielo años atrás y también ahí se encontraron Kim Jong-un y Donald Trump durante el ya extinguido proceso de negociaciones.

Es también un destino turístico y hasta la pandemia aún se podían divisar con prismáticos a los soldados norcoreanosKing se unió a uno de los grupos de visitantes extranjeros y, aprovechando una distracción, enfiló hacia la frontera norcoreana.  

Lo describía un testigo citado en la cadena CBS: "Este hombre emitió un fuerte JAJAJA y se puso a correr entre los edificios. Pensé que era una broma pero, al no regresar, me di cuenta de que no lo era. Todos reaccionaron de repente y fue una locura".

El peor momento para Biden

No hay noticias aún de PionyangLa Casa Blanca ha confirmado la huida y dice estar ya conversando con Corea del Norte para resolver un asunto que le estalla a Biden en el peor momento.

La más que probable detención del soldado coincide con la llegada del primer submarino estadounidense con capacidad nuclear Corea del Sur en las últimas cuatro décadas. Es la culminación de una espiral de tensión con lanzamientos de misiles inflamadas amenazas.

Los detenidos estadounidenses son excepcionales activos diplomáticos para Corea del Norte. La casuística sugiere que Travis será explotado por la propaganda y usado después en negociaciones con Washington. Las liberaciones obligan a la genuflexión estadounidense que el ego norcoreano demanda.

Honores al régimen

Algunos expresidentes han volado a Piongyang para llevarse de vuelta a compatriotas después de mostrar sus honores al régimen. Jimmy Carter sacó en 2010 a un activista religioso afroamericano que había cruzado la frontera para convencer a Kim Jong-il, padre del actual dictador, de que confesara sus pecados. Bill Clinton también voló para llevarse a dos periodistas por “razones médicas”. Los episodios son fácilmente vendibles a la audiencia interna como prueba de un gobierno poderoso y misericordioso a la vez.

La madre de King ha afirmado que ve a su hijo incapaz de cruzar voluntariamente la frontera y que, en todo caso, sigue orgullosa de él y lo quiere de vuelta cuanto antes. Las razones de su evasión son un misterio aunque esas carcajadas estruendosas corriendo haciendo el enemigo descartan una sólida estabilidad mental. Es probable que influyera su horizonte sombrío inmediato y que Corea del Norte, al fin y al cabo, le pareciera el camino menos malo, como había concluido medio siglo atrás Joseph Dresnok, uno de los últimos desertores estadounidenses.

Un único permiso

Los primeros 21 años de vida del "camarada Joe" no fueron envidiables. Su mujer le acababa de abandonar por otro, carecía de familiares en Estados Unidos y le esperaba un juicio militar por haber abandonado el campamento para encamarse con una coreana. Le empujaba también el rencor tras haber sido obligado a limpiar un carro blindado con un cepillo de dientes y un cubo de agua en una noche heladora por alguna de sus travesuras.

La conclusión fue diáfana: quien nada tiene, nada tiene que perder. Cogió su fusil y corrió en dirección al norte a través de un campo de minas dando por probable que no llegaría entero. Pero llegó, también se salvó del entendible impulso de los soldados norcoreanos de tirotear a un estadounidense que se acercaba armado y fue trasladado en tren a Pionyang. Ahí se encontró con el soldado Larry Abshier y en el año y medio recibiría al sargento Robert Jenkings y el especialista Jerry Parish. Los cuatro fueron un éxito de la propaganda que Kim Il-Sung, fundador del país, no se cansó en airear en portadas de revista y películas.

Sólo Jenkins recibió el permiso para partir hacia Tokio con su esposa japonesa. El resto falleció décadas después en Corea del NorteDresnok se casó con una rumana secuestrada y tuvo dos hijos que, a su muerte, le despidieron en un coreano con fuerte acento norteño y los pins de los líderes en la solapa de sus uniformes militares.

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