La UD Ibiza empata con 10 ante el Córdoba y ya sólo puede ser tercero

1-1. El equipo ibicenco resiste en inferioridad durante una hora tras la expulsión de Álex Gallar.

Suleiman e Isma Ruiz pugnan por un balón.

Suleiman e Isma Ruiz pugnan por un balón. / UD Ibiza

Rubén J. Palomo

Rubén J. Palomo

La UD Ibiza ya solo podrá aspirar a finalizar la Liga en tercera posición tras firmar este sábado un empate con el Córdoba CF en el partido estelar de la penúltima jornada en el grupo 2 de Primera RFEF (1-1). El equipo ibicenco se adelantó en el marcador pero tuvo que jugar durante una hora en inferioridad por una expulsión ridícula aunque muy rigurosa de Álex Gallar en la primera mitad. El conjunto califa niveló el marcador antes del descanso pero no fue capaz de doblegar al conjunto de Onésimo, que nunca renunció a buscar la victoria. Los celestes resistieron ante un Córdoba al que le valía el punto para amarrar el subcampeonato en Can Misses.

La alineación de Onésimo fue tremendamente osada. No solo dispuso por primera vez a sus dos delanteros, Cedric y Obolskii, sino que prescindió de un medio de contención y dio la dirección del equipo a Eugeni y a Rubén Díez, con Suleiman y Álex Gallar en los costados. A tumba abierta.

Los celestes saltaron convencidos de sus opciones y apretando arriba, generando muchos problemas en la línea de creación del cuadro califa, que aun así no renunció a disputarle la posesión al combinado ibicenco.

El partido comenzó parejo, como cabía esperar entre dos contendientes que ambicionan el segundo puesto, pero el Córdoba fue ganando peso ofensivo con el paso de los minutos. La presión de su segunda línea y la verticalidad de Adilson por el carril zurdo pusieron en aprietos a un Ibiza que empezaba a abusar del juego directo, incapaz de encontrar líneas de pase.

Pero cuando mejor estaba el conjunto Iván Ania llegó el tanto de la UD Ibiza, después de un largo despeje que agarró Obolskii por banda y que finalizó él mismo con un cabezazo al palo largo a centro de Rubén Díez (1-0, min. 21). No parecía una acción demasiado peligrosa, pero Suleiman recuperó el balón en el otro extremo para engendrar el potente testarazo del punta ruso. Los de Onésimo habían hecho lo más difícil, pero Gallar se encargó de estropearlo todo en dos acciones absurdas que le costaron la expulsión en el minuto 35. Primero en un enganchón con el técnico Iván Ania en el banquillo visitante y después con una patada abajo, en disputa de balón, que no perdonó un colegiado demasiado riguroso. La UD Ibiza iba a experimentar en carne propia lo que vivió el Castellón la pasada semana, jugando en inferioridad con una hora por delante. Y así pasó, que en una falta lateral al filo del descanso empató el Córdoba tras pasearse el centro chut de Iván Rodríguez sin que nadie atinara a despejar el balón (1-1, min. 43).

Resistencia y valentía en la segunda parte

La salida en tromba del Córdoba hizo presagiar un segundo tiempo largo y duro para los celestes, que a los dos minutos se encomendaron a Reynet para evitar el tanto de Adilson en un remate a bocajarro mal defendido por la zaga.  

Onésimo trató de recomponer su equipo tras el descanso dando entrada a Arturo por Obolskii, que además se marchó con un esguince de tobillo, pero nada evitó el monólogo de un Córdoba que reclamó un posible penalti sobre Adilson en el minuto 54. El extremo fue un quebradero de cabeza para Unai Medina, que repartía empujones a diestro y siniestro con la complicidad del colegiado. Los de Onésimo iban a sufrir, pero al filo del minuto 60 pudieron adelantarse tras una transición finalizada por Cedric con un zurdazo ajustado que despejó a córner Marín con una gran intervención. El saque de esquina también puso en pie a la afición ibicenca y el equipo cogió aire con un puñado de buenos minutos apretando al conjunto andaluz.

La recta final ofreció alternativas para ambos equipos y la UD Ibiza tuvo que redoblar sus esfuerzos y dar el do de pecho para resistir en inferioridad. Pero Onésimo no se arrugó y metió a Soko por Eugeni con 15 minutos por delante en busca de algún contragolpe ganador. Al cuadro califa le bastaba el empate para asegurar la segunda plaza, por lo que tampoco arriesgó en exceso el resultado, que acabó con tablas en el marcador.