Vicent Marí Tur, ‘Botja’: Vida josepina y dichos ibicencos

Vicent Marí Tur presenta este jueves, a las 20 horas, en Can Jeroni su libro ‘A prop meu. Paisatges humans, mots, llocs viscuts’

Vicent Marí Tur, 'Botja', con un ejemplar de su nuevo libro en el Diario de Ibiza

Vicent Marí Tur, 'Botja', con un ejemplar de su nuevo libro en el Diario de Ibiza / Marcelo Sastre

Estela Torres

Estela Torres

Lleva varios días de celebración, y aún no ha terminado. El pasado viernes fue su santo, el sábado se casó, el domingo cumplió 72 años y, como si de extender la locución latina veni, vidi, vici se tratase, este jueves, 11 de abril, a las 20 horas Vicent Marí Tur, Botja, presenta su cuarto libro ‘A prop meu. Paisatges humans, mots, llocs viscuts’. Un ejemplar de 65 microrrelatos escritos en catalán que cuenta con refranes, expresiones y dichos del pasado y presente de su pueblo, como dedica en el libro: «a la bona gent de Sant Josep de sa Talaia». Precisamente allí se presenta, en el Centro de Cultura Can Jeroni, un lugar muy ligado a Botja y a su familia. Su madre nació en la finca de Can Jeroni y recuerda que su abuelo se hizo con el solar, que en la historia del pueblo ha sido una casa, un bar, un cine y ahora alberga el centro cultural.

En el libro habla mucho de la gente de su infancia y recuerda sus diálogos: «Muchos de estos relatos están basados en recuerdos de pequeñas conversaciones o anécdotas que escuchaba». Tanto de vecinos, como de familiares. De estos últimos llegan a aparecer hasta cuatro generaciones y transmite la importancia que tienen para él: «Somos muy piña», sobre todo aludiendo a la relación que ha tenido y tiene con sus hermanos. Recuerda que en su casa siempre ha habido mucho diálogo y al ser el pequeño de seis hermanos «siempre iba a oreja alta».

Botja nació en 1952 y recuerda con emoción que se informó de ello en la crónica social del Diario de Ibiza. En los tiempos de su infancia salía a la calle «y no había coches, no había tele y escuchabas a la gente», comenta. La vida giraba entorno al campo, los días festivos y las festividades religiosas:«Las criaturas son esponjas y siempre esuchan» y de lo que escuchaba ha nacido el nuevo libro. Desde que era niño, ha visto cambiar mucho Sant Josep. Hoy el pueblo es la capital del municipio más grande de la isla: «Diferente pero conserva raíces y tradiciones», señala Botja antes de apuntar que también mantiene algunas personas que procuran que «el Sant Josep que fue y el que es refleje e intente transmitir: a la gente joven para que los conozca y a los no tan jóvenes porque tal vez les guste recordar. Y recordar es revivir».

En concreto, las personas son el tema principal del libro: «Creo que en la vida cualquier persona, si rascas un poco, tiene algo que aportar y que decir», afirma Botja. El escritor ha tratado de reflejar en el libro el doble sentido que usan los ibicencos al hablar: «A veces diciendo una cosa y queriendo expresar otra, o con connotaciones sexuales, eróticas, picantes...», como muestra en el microrrelato ‘Coses lletges y paraulotes brutes’.

Sobre el hablar ibicenco, Botja ofrece una nota al principio del libro que anuncia el uso de «términos que encontraba avenientes en boca de los protagonistas» y al pedirle una definición del hablar de Ibiza comenta que se tiene que «defender el catalán y la variedad dialectal» que se utiliza en la vida cotidiana. Por ejemplo, menciona el artículo salado y muchas expresiones «propias de nuestro carácter». Como los protagonistas del libro son gente ibicenca que, como él, ha nacido en una cultura castellana, con escuela en castellano, o muchos ni una ni otra: «Se expresan a su manera y forma parte del encanto del libro», comenta sobre las expresiones «singulares y particulares» que aparecen.

«Creo que en la vida cualquier persona, si rascas un poco, tiene algo que aportar y que decir»

Vicent Marí Tur 'Botja'

De todos los dichos del libro, Botja no sabría elegir uno como el más empleado: «Lamentablemente no se usan demasiados», señala antes de desear que se refresquen y utilicen más. Como forma de recuperarlos: «Hablar con la gente mayor siempre es interesante», afirma el autor, que también señala la lectura como buena opción para revivir los dichos ibicencos: «No es el primer libro sobre refranes o dichos y se han hecho recopilaciones». Tal vez el encanto de esta publicación, señala Botja, sea que los dichos cobran protagonismo a partir de la voz de personas concretas.

En el libro se puede encontrar un microrrelato que refleja los dichos o «milagros hablados», como indica el título del relato en latín ‘Mirabile Dictu’, por su madre. Pero, saliendo del ámbito familiar «y sabiendo que a veces se dice que una imagen vale más que mil palabras. Una frase o una sentencia es exactamente lo mismo, y quizá el microrrelato más minimalista sea el de Francisca de cas Saliner», cuenta Botja sobre una mujer pagesa, vestida de pagesa, que es protagonista del primer libro del autor y decía: «Allà on un no hi fa falta, hi fa nosa» (Allí donde uno no hace falta, estorba) «más subliminal y más claro en pocas palabras, imposible», cuenta Botja sobre uno de los dichos que se podría destacar.

Junto a estas mujeres, también aparecen otras en diferentes microrrelatos: criadas, payesas... y relatos sobre lo que se decía de quienes quedaban viudas o de quienes no tenían pareja a una determinada edad: «Con esto recuerdo su mérito». Como en otros de sus libros, las mujeres aparecen así como lo hicieron en su vida y le complace que «ellas cobren protagonismo sin él buscarlo». Entre ellas recuerda a María de can Xanxo, que trabajaba a diario en la casa de su infancia: «Era una mujer que no sabía ni leer ni escribir pero ha salido en películas del pasado ibicenco. Sabía componerte y recordar una canción pagesa. Era una persona importante en mi vida», recuerda Botja sobre una mujer que aparece en todos sus libros.

Este en concreto tiene que leerse así como está escrito: «Para disfrutarlo, sacarte una sonrisa y llenarte de esta sencillez, inteligencia y puñetería ibicenca», cuenta Botja. Sobre esta última cuenta que el habla y los refranes y dichos en el libro son fundamentalmente de su entorno y era josepí, o payés en el sentido de los de Vila, para los que antes, incluso con sentido peyorativo, los de fuera eran payeses: «Puede que la gente del campo al no tener tanto acceso a la cultura o a los estudios, se valía de la imaginación para expresarse y expresar eso que quería decir sin decirlo, pero que se entiende y creo que eso va muy ligado al carácter ibicenco y en concreto al mío y al de mi familia».

Botja dijo que tras su tercer libro no escribiría «nunca más», pero ahora presenta el cuarto y, en él, todos los microrrelatos son «hijos» suyos. Sobre si habrá un quinto libro, tiene uno en mente pero señala que, por ahora... queda pendiente si habrá que celebrar más presentaciones.

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