Los veteranos de Cruz Roja y sus excursiones «a otro mundo»

Una veintena de personas mayores visitan Diario de Ibiza dentro del programa de excursiones que Cruz Roja organiza los fines de semana con el objetivo de que se relacionen, sigan descubriendo el mundo que les rodea y, sobre todo, mantengan bien despierta su curiosidad. Los visitantes se sorprenden por el intenso día a día que se vive en un diario. 

Todos, bueno, todas, porque el grupo es aplastantemente femenino (un solo hombre entre una veintena de mujeres), aplauden. El zarandeo hace bailar los ejemplares de Diario de Ibiza que todas tienen en sus rodillas. Hace más de una hora que el grupo, integrado por los usuarios de más edad de Cruz Roja y los cariñosos voluntarios que les acompañan, han cruzado las puertas de Diario de Ibiza, donde han descubierto, de la voz de la directora, Cristina Martín Vega, el día a día de un periódico.

«Yo leo las noticias en el diario, como siempre», comenta una de las señoras cuando Martín les explica que, además del papel, existe la edición digital, que cambia a lo largo de todo el día, y las redes, a través de las que se informan los más jóvenes. «Mis hijos lo hacen», apunta otra de las mujeres. Todos se sorprenden al ser conscientes del trabajo que hay detrás del ejemplar que tienen en las manos. Y, sobre todo, del enorme equipo (periodistas, fotógrafos, administrativos, comerciales, maquetadores, diseñadores, personal de limpieza) que se necesita para que esté todos los días en la calle. Además, les detalla que, desde la irrupción de la edición digital, el diario nunca para: 24 horas constantemente en marcha. «Ahora nos parece muy barato», reflexionan.

Martín les habla de cómo se siguió trabajando sin descanso durante la pandemia y de los tiempos en los que las fotos de Formentera no se podían publicar si no salía la barca en la que un marinero traía los carretes. También de la importancia del diario como documento que permite seguir los cambios de la sociedad pitiusa desde finales del siglo XIX —«es uno de los diarios más antiguos de España»—, especialmente de las mujeres, que apenas aparecían en el rotativo.

Los visitantes escuchan atentos, ríen, se sorprenden, preguntan... «¿Dónde están las máquinas?», quieren saber. La directora satisface su curiosidad: «En un edificio que está en Montecristo y que se hizo a medida para la rotativa, que vino de Australia, una máquina enorme para la que se construyó una nave de tres plantas».

«¿Cuándo vamos a verla?», preguntan, animados, los protagonistas de este programa de Cruz Roja que tiene como objetivo que las personas mayores se diviertan, hagan algo diferente, se relacionen y, sobre todo, que sigan en contacto con el mundo que les rodea. «Muchas veces nos dicen que están viendo otro mundo, lugares a los que, si no fuera por esta iniciativa, no habrían ido nunca», comenta María, una de las voluntarias, antes de que, poquito a poco, pero sin pausa, crucen, con un diario en las manos, las puertas de Diario de Ibiza. Rumbo a descubrir, aunque sea con bastón o con andador, los otros mundos que están ahí fuera.

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