Sant Antoni autoriza 58 edificios con 920 viviendas en cinco años

El portavoz del PSOE asegura que el pueblo está creciendo de manera «desmesurada» y sin planificación

El sonido de las hormigoneras, los martillos neumáticos y las retroexcavadoras se han convertido en el hilo musical del núcleo del pueblo de Sant Antoni. En estos momentos, solo en el casco urbano portmanyí hay 19 obras en curso o de inicio inminente. Si nos alejamos un poco del centro, en el barrio des Molí se repite el paisaje de grúas con otras cuatro obras, y encontramos cuatro más al otro lado de la avenida del Doctor Fleming, en la zona de sa Punta des Molí.

Según datos facilitados por el Ayuntamiento de Sant Antoni, en los últimos cinco años se han autorizado 58 proyectos de obras para construir edificios residenciales plurifamiliares, lo que se traducirá en 920 nuevas viviendas en el mercado inmobiliario. Un auténtico frenesí constructivo que ha provocado un cambio en el paisaje del núcleo urbano: los solares que salpicaban la estructura urbana y que funcionaban como zonas de aparcamiento, se están urbanizando. También se han derribado algunos edificios que no contaban con protección -almacenes, casas antiguas con corrales o con jardines traseros- y en su lugar ya se levantan las estructuras de las futuras edificaciones.

En el mapa, los solares en obras y donde hay previstas promociones de viviendas en el centro del pueblo.

En el mapa, los solares en obras y donde hay previstas promociones de viviendas en el centro del pueblo. / DIB

Actualmente, encontramos promociones de pisos en todo el pueblo, especialmente en el centro: hay tres en la calle Ample, una en la calle Ramón y Cajal, en la plaza de s’Era des Manyà, en la calles Soledat y Vara de Rey, dos promociones en la calle del Mar, otras dos en la calle Progrés y dos más en la calle Madrid, en la calle Antoni Riquer, Barcelona, Cataluña y dos en la carretera de Cala Gració.

Además, en los últimos años se ha urbanizado la primera línea de litoral desde el inicio de la carretera de Cala Gració hasta el camino que conduce al acuario de Cap Blanc.

Otra zona que vive su particular boom urbanístico es el barrio de es Molí, con cuatro promociones inmobiliarias en curso. En este caso, estaríamos hablando también de una transformación profunda de la fisonomía del barrio, una zona periurbana donde los bloques plurifamiliares eran hasta ahora una excepción y predominaban las casas unifamiliares construidas en los años sesenta, la mayoría de ellas con huertos o corrales. Este barrio, en cuyas calles hay muchos tramos que carecen de aceras y que cuentan con carriles simples de doble dirección, es un producto de la anarquía urbanística típica de mediados del siglo pasado.

Este boom urbanístico puede ser visto como un problema o como una oportunidad para Sant Antoni, y su concejala de Urbanismo, Eva María Prats, elige claramente esta segunda opción: «Esto es fruto de la buena gestión tras la reestructuración del departamento de Urbanismo. Tenemos más técnicos y más recursos, lo que nos ha permitido desatascar el departamento».

Encajar el ‘boom’

«No nos podemos negar a dar licencias a gente que tiene todo el derecho a tenerlas. Hemos logrado darle salida a muchas cuestiones que estaban atascadas. Evidentemente, no es agradable tener unas obras al lado de casa, pero lo que conseguiremos es tener un pueblo mejor y poner a disposición de la gente más vivienda», razona Prats.

Un optimismo que cuestiona el portavoz del Grupo Municipal Socialista, Antonio Lorenzo, que critica que se lleve a cabo este crecimiento urbanístico sin una planificación previa: «No se tiene en cuenta qué puede provocar este crecimiento desmesurado. Se debería realizar un estudio de la capacidad de carga de nuestro municipio, de las necesidades de agua cuando se están secando los acuíferos, del aumento del tráfico rodado en el interior del pueblo». Lorenzo considera que construir vivienda plurifamiliar es positivo, pero que se debe hacer «sin perder de vista hasta dónde podemos llegar y qué recursos tenemos».

Sant Antoni vive un nuevo ‘boom’ urbanístico con 19 obras en el centro

El nuevo bloque de pisos en el 36 de la calle Ample está casi terminado. / D.V.

La concejala, por su parte, sale al paso de estas críticas y sostiene que este aumento de la densidad del núcleo urbano de Portmany no supondrá una merma de la calidad de vida de sus residentes: «Sobre las plazas de aparcamiento que se pierden, hay que recordar que eso eran solares privados. Actualmente, estamos en conversaciones para abrir nuevas zonas de aparcamiento en la periferia de Sant Antoni, que se sumarán al disuasorio que abrimos en 2022 en la entrada del pueblo».

Respecto al aumento del gasto de recursos hídricos, Prats cree que el problema se solucionará con la «puesta en funcionamiento de una nueva desaladora en la isla y la ampliación de las existentes», a la vez que recuerda que Sant Antoni ha hecho los deberes en los trabajos de remodelación de los conductos de agua, «que nos ha permitido reducir las pérdidas».

Un PGOU de casi 40 años

En las otras cuestiones, la responsable de Urbanismo se remite al PGOU de 1987 y a que todas las licencias son estrictamente legales: «No se hace nada que no esté en el planeamiento». Prats admite que no se ha establecido un techo poblacional. Sobre las necesidades que tendrá el barrio de es Molí cuando complete su transformación urbanística, reconoce que es un tema sobre el que todavía no ha pensado: «¿No hay aceras? Si no las hay es porque no lo marca el planeamiento». Prats no se plantea ninguna actuación en este barrio ya que lo que hay «es lo que está marcado».

Sant Antoni de Portmany se rige por un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1987. Para el portavoz del PSOE, es urgente actualizar la normativa urbanística: «Está desfasado. Necesitamos un documento moderno que hable de zonas verdes, de espacios públicos. Me escandaliza que no se haga nada».

Lorenzo también critica que las actuaciones del Consistorio se limiten a realizar modificaciones puntuales al PGOU y denuncia un uso abusivo de este mecanismo: «Como bien dice su nombre, una modificación puntual es eso, algo puntual. En cambio, el Ayuntamiento lo está usando para reordenar urbanísticamente el municipio».

La versión de Prats es justo la opuesta, ya que la titular de Urbanismo considera que el PGOU de 1987 es una «herramienta perfecta». «De momento nos sirve y si hay que cambiar algo, planteamos las modificaciones puntuales», confirma la concejala.

Pisos que vuelan

La promoción más importante en curso ha iniciado las obras este pasado otoño, se encuentra en la calle Ramón y Cajal, junto al estadio municipal, y consta de 48 viviendas cuyos precios sobre plano oscilan entre los 325.000 y los 490.000 euros. También se han empezado a mover las tierras en el solar de la calle Cataluña, donde se construirán 44 viviendas de dos habitaciones con unos precios que oscilan entre los 309.000 y los 399.000 euros.

Quien esté interesado en estas viviendas, más le vale darse prisa. Los 44 pisos que se están construyendo al inicio de la carretera de Cala Gració ya están todos vendidos. Eso sí, todavía no ha terminado la obra y algunos compradores ya los están revendiendo en portales como Idealista.

Sobre el hecho de que estos pisos se conviertan en material especulativo y se sitúen fuera del alcance económico de quienes más lo necesitan, la concejala de Urbanismo recuerda que aquí el que manda es el mercado: «El precio lo marca el mercado libre y en eso no podemos interferir».

«Me indigna que no se ponga el foco en la vivienda pública», rebate Antonio Lorenzo, y recuerda que «en el año 2005, con José Sala de alcalde, el Ayuntamiento firmó con el Govern un convenio para ceder dos solares en ses Païsses para hacer VPO. A día de hoy estos solares todavía no se han cedido de manera oficial».

«Me suena lo del solar pero no sé dónde estaba, no sé qué decirte. Además, el Ayuntamiento no tiene competencias en esto», zanja la concejala de Urbanismo.

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