El otro agosto en el Mercat Nou

Los pescados y lechones al horno y el ‘sofrit pagès’ coparán las mesas de Ibiza para Nochevieja y la comida de Año Nuevo

Los vendedores del mercado esperan dos días de ajetreo como el viernes y el sábado pasado, cuando se superaron sus previsiones

Los días previos a la pasada Nochebuena se generó cierta incertidumbre en el Mercat Nou. La clientela que solía anticipar sus compras parecía disminuir respecto a campañas pasadas. «En años anteriores, recibíamos muchos más pedidos previos, por lo que pensábamos que no vendría tanta gente», confiesa el responsable de Pescados Carmen Fiona, José Moya, que también ocupa la presidencia del Gremio de Pescaderos de Ibiza y Formentera.

Afortunadamente para los vendedores, todo quedó en una falsa alarma. «El viernes y el sábado [22 y 23 de diciembre] vino muchísima gente y trabajamos bastante más de lo que preveíamos. Superó todas nuestras expectativas», destaca Moya. Igualmente, dan por sentado que se va a repetir el mismo ajetreo en el mercado a lo largo de este viernes y mañana gracias a los consumidores que priorizan la calidad y la frescura del producto.

«Se va a trabajar tanto como un día de temporada alta», compara el pescadero. Aunque el ritmo de ventas se prevé idéntico a la semana pasada, las preferencias de los clientes divergen entre estas efemérides. Mientras que el marisco es la mayor demanda para la cena de Nochebuena y el día de Navidad, en Nochevieja y el día de Año Nuevo tienen más salida los pescados para preparar al horno.

Ahora, los grandes protagonistas de las pescaderías serán los meros, rapes, gallos de San Pedro, dentones o pargos, a unos precios que oscilan entre 38 y 48 euros el kilo. «Son prácticamente los mismos que los últimos años», valora Moya.

Pese a que ahora se reduce la venta de marisco respecto a la semana pasada, las gambas siguen siendo una de las preferencias de la clientela ibicenca. Para quien quiera un menú mucho más económico, no faltan los mejillones, zamburiñas y navajas.

Las uvas de la suerte

Las fruterías del Mercat Nou ya tienen sus expositores bien surtidos de uva para despedir 2023. En Fruita i Camp, el kilo cuesta 6,95 euros, aunque se incrementa para aquellos clientes que prefieren llevarse los granos listos para consumir. El paquete de una docena de uvas despepitadas sale a 2,75 euros, mientras se reduce a 2,10 si conservan la semilla. «Han aumentado el precio últimamente, pero como, toda la fruta y la verdura, por culpa de la falta de lluvias», subraya Javier Miranda.

El otro producto más solicitado estos días es el patató, que aporta más distinción al sofrit pagès y a los asados que la humilde patata. El patató vermell eivissenc cuesta en torno a 2’40 euros el kilo, mucho menos que la variedad blanca importada (6’40).

Días de ‘sofrit pagès’

Marga Riera, de Frutas y Verduras Riera, ya lleva días despachando más patató que nunca. «Para la uva habrá que esperar al viernes [por hoy] y al sábado, porque la gente prefiere comprarlas a última hora», apunta.

Juanjo Torres, de Frutas Catalina, también mantiene un buen ritmo de ventas de la pequeña patata ibicenca que muchos prepararán, junto a la carne de pollo y de cordero sofrita con sobrasada y botifarró, el día de Año Nuevo, «pero no tanto como la semana pasada», precisa.

Se da la casualidad de que dos clientas consecutivas le compran un manojo de hierbabuena. Ambas son andaluzas y allí es un ingrediente indispensable para el caldo de pollo que servirán de primero.

Las carnes

Sonia Riera guarda cola a la espera del cordero y el pollo para el sofrit pagés que preparará mañana, cuando llegan sus cuñados de Barcelona. Será su primera y única fecha como cocinera, ya que en Nochebuena disfrutó de «marisco a saco» en casa de una hermana.

Como la 'mitjana festa' fue laborable en Vila, muchas familias adelantaron los canelones al día de Navidad

El día de Navidad le tocó canelones en casa de la otra hermana: «Siempre los comemos para la mitjana festa [San Esteban] pero, como este año era laborable en Vila, lo adelantamos». En esta ocasión, se salva de comprar para la cena de Nochevieja, ya que tiene cita en casa de otra cuñada.

El menú será bien contundente, nada más y nada menos que unos ossos amb col, una receta que parece reservada a la hora de comer. La anfitriona primero planteó a sus invitados si no les parecía una opción demasiado pesada. «Nadie puso ninguna pega, al contrario».

Catalina Tur, acompañada de sus sobrinas Natalia y Clara, también compra las carnes para el sofrit pagès que cocinará el lunes. Para Nochevieja, prefiere un pescado al horno, pero esperará a comprarlo el sábado. Ella también es de las que no se quedó sin canelones, aunque Sant Esteve fuera festivo, y pudo disfrutarlos en casa de una sobrina en Navidad, después de un buen arròs de matances.

Catalina Tur, de compras con sus sobrinas Natalia y Clara.

Catalina Tur, de compras con sus sobrinas Natalia y Clara. / J.A.C.

En la carnicería de kilómetro cero Carn and Coop tienen menos de la mitad de encargos que la semana pasada para elaborar el sofrit pagès. Aún así, su dependiente, Aitor García, se sorprende de que siguen siendo muchos.

«Solo nos quedan este par de paletillas de cordero de todas las que hemos recibido esta mañana», señala, cuando solo son las 11.30 horas. Su precio ronda los 28 euros el kilo, uno de los que más se incrementa por la demanda navideña, ya que el mes pasado costaba diez menos. En cambio, el lechón de porc negre de kilómetro cero, la carne más demandada para Nochevieja se mantiene a un precio mucho más económico, 18’50 euros el kilo.

En Rumanía, la tradición marca que jamás se sirve pollo para despedir el año

En las opciones más exóticas del Mercat Nou comparten los días de mayor ajetreo de todo la temporada baja. Uno de los más recientes es Asian Market, abierto desde abril. Allí tienen un buen surtido de bandejas de rollitos que no faltan en Nochebuena en Filipinas, de donde es originaria Joana Madel Cabinta. «El plato principal es el lechón y luego hacemos fiesta con karaoke», explica.

En el puesto de especialidades rumanas Mezeluri Nicu, Claudia Rebegel despacha, sobre todo, los embutidos que se servirán como entremeses. «También es muy típica la ensaladilla rusa, los huevos rellenos, los sarmales [rollos de col rellenos de carne] o la sopa de callos», indica. En cambio, una tradición marca que «no puede haber pollo en la mesa», subraya. Como es un ave con alas, podría llevarse volando la suerte del comensal para el nuevo año.

Suscríbete para seguir leyendo