Cadena perpetua y multa, la condena de la primera sindicalista de Ibiza

Margalida Roig Colomar entró en la cárcel, de la que pensaba que no saldría, en agosto de 1936

El salón de plenos de Sant Josep el día en que se declaró a Margalida ‘Llogat’ hija ilustre, en 2011.

El salón de plenos de Sant Josep el día en que se declaró a Margalida ‘Llogat’ hija ilustre, en 2011. / M. C.

Se preocupaba por sus compañeras, trabajadoras de la fábrica de calcetines de Can Ventosa. Quería mejoras para todas y el 13 de julio de 1936, cinco días antes del golpe de Estado que desencadenó la Guerra Civil su sindicato convocó una huelga. Hecho, este último, que agravó la situación y que hizo que a principios de agosto Margalida Roig Colomar, Margalida Llogat, fuera encarcelada en la prisión central de mujeres de Palma, condenada a cadena perpetua por «delito consumado de adhesión a la rebelión».

La multaron, además con 4.666,6 pesetas, una fortuna para la época, que su familia no pudo pagar, de manera que les expropiaron la casa de Dalt Vila en la que vivían y una feixa del Prat de ses Monges. La situación económica obligó a su madre a acogerse al Hospital de Beneficencia. Escogió el de Palma para estar más cerca de su hija, esperanza inútil, ya que no se vieron nunca más. Las autoridades no permitieron a Margalida visitar a su madre en el lecho de muerte ni acudir a su entierro.

Las mejoras que reclamaba la sindicalista para sus compañeras eran de salario y de horarios. En el 43, Margalida Llogat salió de prisión al conmutarle la cadena perpetua por doce años y un día. Eso sí, sólo podía abandonar su casa para trabajar y los deberes religiosos.

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