Obituario

Adiós a Antoni Marí Calbet: «Se va un hombre irrepetible»

El fallecimiento del expresidente del Consell saca a relucir su papel crucial para el autogobierno de Eivissa y Formentera 

Como médico, protagonizó un hito de una dimensión humanitaria mundial al dirigir la erradicación de la viruela en el Congo

María Luisa Cava de Llano, junto a Marí Calbet en la presentación de las memorias del expresidente en el Club Diario de Ibiza. | MOISÉS COPA

María Luisa Cava de Llano, junto a Marí Calbet en la presentación de las memorias del expresidente en el Club Diario de Ibiza. | MOISÉS COPA / josep àngel costa. eivissa

Respeto, bondad, firmeza, honestidad y una firme defensa del insularismo, sobre todo a la hora de lidiar con el centralismo mallorquín, son valores que se repiten a la hora de recordar a Antoni Marí Calbet, fallecido el pasado jueves en su domicilio de Eivissa a los 92 años de edad. Nadie pone en duda que el expresidente del entonces Consell de Eivissa y Formentera fue clave para crear la institución de autogobierno, que dirigó durante tres mayorías absolutas consecutivas.

La ex Defensora del Pueblo María Luisa Cava de Llano fue uno sus grandes apoyos como vicepresidenta primera, hasta su posterior salto a la política nacional. La amistad y admiración que surgió se revela con la emoción con la que loa su figura. «Ha sido una persona excepcional e irrepetible, un hombre que daba su vida por Eivissa y Formentera y que se enfrentaba con quien fuera por defenderlas», recuerda. Eso sí, bajo esa fachada que, a primera vista, podía infundir cierto temor para el que no lo conociera, destacaba ante todo la bondad.

"Si hacía falta, daba un golpe en la mesa que le hacía parecer autoritario y duro. Sin embargo, tenía un corazón de oro"

«Lo que pasa es que sabía qué resortes tenía que mover para obtener logros para las Pitiüses, que era su obsesión. Si hacía falta, daba un golpe en la mesa que le hacía parecer autoritario y duro. Sin embargo, tenía un corazón de oro». Cava de Llano no duda a la hora de señalar que él fue el político más escuchado en Mallorca. Además de sus convicciones, la «magnífica relación» que guardaba con el expresidente del Govern balear, Gabriel Cañellas, facilitó que Marí Calbet consiguiera sus reclamaciones, que «eran justas y en las que tenía razón», incide.

«Lo llenaba todo. Era tan recto, honrado y honesto que todos lo respetaban. Incluso la gente que igual no simpatizaba con él, porque reconocían en él a un hombre íntegro. Sinceramente, no ha habido un presidente del Consell como él ni lo habrá», sentencia Cava de Llano.

La socialista Pilar Costa, una de las personas que más se enfrentaron políticamente a Marí Calbet, confirma plenamente las impresiones de la ex Defensora del Pueblo. Ella fue la responsable de acabar con la hegemonía conservadora y de Marí Calbet en Eivissa y Formentera tras las elecciones de 1999.

Con tan solo 32 años, Costa se convirtió en la primera mujer al frente del Consell, entonces como cabeza de lista de la coalición Pacte Progressista. «La campaña fue muy dura, pero, precisamente, Marí Calbet fue la persona que se portó mejor en aquella primera derrota electoral del PP. Aunque todos lo recordamos como una persona vehemente e impulsiva, y yo era muy joven, siempre fue muy respetuoso y nada condescendiente conmigo», valora.

Traspaso de poder

A pesar de los enconados debates que calentaron esa campaña electoral, Costa se encontró después con un Marí Calbet más que respetuoso en su papel institucional y esmerado en «transmitir y explicar todos los temas pendientes que él pensaba que eran muy importantes y necesarios».

Era el caso del vertedero de Ca na Putxa, que había sido multado por la Unión Europea y que requería adecuarse urgentemente a la legislación medioambiental. «También tenía una gran preocupación por la gestión del castillo», recuerda.

En esa época se produjo un incidente que pone de manifiesto la dignidad política y moral de Marí Calbet. En una sesión plenaria, uno de sus compañeros de bancada, Joan Marí Bonet, profirió un grave insulto a la presidenta, con un eufemismo relativo al ejercicio de la prostitución.

Marí Calbet, visiblemente indignado y enojado, mandó callar de inmediato a su colega por esa falta de respeto a una mujer, por un lado, y a la persona que presidía la máxima institución pitiusa. Le censuró y recriminó su actitud públicamente. «Tengo constancia de que, en privado, aún le riñó más», asegura Costa.

«Por mucho que difiriéramos en temas ambientales y territoriales, y desde la profunda distancia ideológica, es una de las personas del PP con la que he tenido mejor relación», concluye.

Las infraestructuras

Pere Palau no duda en afirmar que Marí Calbet «fue como un padre político» para él y su gran referente cuando, dieciséis años después de iniciar juntos su andura, recuperó la presidencia del Consell para el PP.

«Apenas lo conocía cuando me llamó para acompañarlo en las listas en las elecciones de 1987». Entonces,Palau militaba en el extinto Partido Liberal y Marí Calbet en Alianza Popular. La coalición que se formó a nivel nacional fue el germen de la refundación, dos años después, como Partido Popular.

"Si veía que no se aceptaba una reclamación justa para Eivissa y Formentera, nos hacía levantar de la mesa para que nos fuéramos"

Palau se convirtió con el tiempo en la mano derecha de Marí Calbet, como vicepresidente, y en un gran amigo. En los tres mandatos que fueron compañeros en el equipo de gobierno en el Consell y en el Parlament balear, también fue testigo de cómo «se hacía escuchar en Mallorca».

«No tenía manías y, si veía que no se aceptaba una reclamación justa para Eivissa y Formentera, nos hacía levantar de la mesa para que nos fuéramos», detalla. Y eso que las negociaciones se llevaban a cabo con sus propios correligionarios mallorquines al frente del Govern balear. «Antes de llegar a la puerta, ya venía Cañellas a decirnos: ‘Entrad, que esto lo arreglaremos’».

Palau también evoca las críticas que recibió Marí Calbet «por lo que se calificaba como obras faraónicas». «Demostró una gran visión de futuro al impulsar infraestructuras tan necesarios como el Recinto Ferial, las piscinas de Can Raspalls o el propio Consell de Eivissa, que ahora incluso se quedan pequeñas», apunta.

El periodista Joan Lluís Ferrer confiesa que él ha sido la persona que ha entrevistado más veces a Marí Calbet, tanto como redactor de Diario de Ibiza como en su etapa de corresponsal de TVE en las Pitiüses (1993-1997). «Tenía una forma de entender la política que ya no existe y, para bien y para mal, valoraba más que nada el poder de decisión de Eivissa y el autogobierno», detalla.

Encaje de las críticas

El periodista admira esa firmeza insularista y la lucha contra el centralismo mallorquín, «cosa que ahora ha desaparecido, por mucho que algunos ahora lo aseguren de palabra». Así y todo, lejos de obviar los posibles claroscuros del político, Ferrer considera que su línea de gobierno «representó una época muy mala desde el punto de vista de crecimiento urbanístico y de degradación turística». «De allí vienen los problemas de masificación que ahora sufrimos», asegura.

Como cronista, no faltaron los momentos de tensión con el expresidente del Consell, sobre todo a raíz del proyecto frustrado de un campo de golf en Cala d’Hort. «Pero tenía una virtud importante y es que, por mucha caña que le diéramos, sabía encajar las críticas. Ahora los políticos te llaman por la más mínima pijada, pero él solo se quejó dos veces para que se rectificara y en ambas tenía la razón», subraya.

El gran referente

El presidente del PP en Eivissa y diputado nacional, José Vicente Marí Bosó, evoca con admiración otro de lo capítulos en los que Marí Calbet demostró sus dotes de liderazgo y por los que fue «genio y figura» hasta el final. Hace cinco años, los populares celebraron una comida de homenaje a sus cuatro expresidentes del Consell.

"Respetaba y se hacía respetar, siempre lo dio todo por los demás y tenía una gran talla humana"

«En su discurso, nos puso las pilas a todos. No había perdido ni un ápice de su olfato político e, incluso, se dirigió firme a Fernando Fernández Maíllo, que entonces era el coordinador del PP a nivel nacional: ‘Déjenos a los ibicencos que hagamos lo que queramos y sepamos hacer, que así todo irá mejor’. Es todo un referente y, para mí, el padre del ibicenquismo político», valora Marí Bosó.

También supone un ejemplo a seguir para el actual presidente del Consell de Eivissa, Vicent Marí, que admira su tono reivindicativo y su peso ante Mallorca. «Respetaba y se hacía respetar, siempre lo dio todo por los demás y tenía una gran talla humana», destaca. También recuerda con cariño la llamada que hizo a Marí Calbet en 2019 para invitarle a ocupar, simbólicamente, el último lugar de sus listas al Consell: «Yo no había acabado de explicarme cuando él exclamó: ‘Claro que sí, cuenta conmigo’».

Los últimos días

El gerente del Área de Salud de Eivissa y Formentera, Enrique Garcerán, forjó en los últimos tiempos una relación con Marí Calbet que trasciende la admiración y la amistad. Ya se conocían como colegas de profesión, pero empezaron a hacer buenas migas hace 14 años, cuando Garcerán se convirtió en su médico de cabecera.

Así, pudo conocer bien la trayectoria sanitaria de su paciente, que le hizo merecedor de la Medalla al Mérito del Colegio de Médicos de Balears. Sobre todo, gracias a un hito de una dimensión tan universal como la campaña que dirigió Marí Calbet, desde 1960, para erradicar la viruela en el Congo, al frente de un centenar de personas.

«¡Él y su mujer [Maryse Renneson] llevaban la cuenta y habían vacunado a 970.000 personas», detalla admirado. A raíz de esa historia, Garcerán, de vocación realizador, se enfrascó en el rodaje de un documental sobre la vida de Marí Calbet, del que ya lleva más de 25 horas grabadas. «Me confesó en las entrevistas que se sentía profundamente chovinista con la isla».

Como médico y amigo, le asistió en sus últimas horas. «Se despidió como un señor, rodeado de sus hijos y sin dolor. Era honrado, bueno y muy enamorado de su familia y de Eivissa», concluye.

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