Magdalena Memoli Aranda | Cardióloga.

«El cáncer asusta más que la insuficiencia cardíaca, que tiene una mortalidad más alta»

La especialista imparte una sesión informativa dentro de la iniciativa ‘Viernes Docentes’ de la junta de Ibiza y Formentera del Colegio de Médicos

La responsable de la unidad de insuficiencia cardíaca de Can Misses, Magdalena Memoli

La responsable de la unidad de insuficiencia cardíaca de Can Misses, Magdalena Memoli / Toni Escobar

Magdalena Memoli Aranda, cardióloga del Hospital Can Misses y responsable de la unidad de insuficiencia cardíaca, llegó a Ibiza «buscando el mar». Nacida en Argentina —«soy argentina, italiana y española», afirma— llegó a España hace 18 años con una beca de formación en el Hospital Gregorio Marañón, en Madrid y se quedó. Ha trabajado en Galicia y en La Mancha que para alguien como ella —«vengo del mar y busco el mar»— era una zona «muy seca». La médica, que llegó a la cardiología «por uno de esos grandes profesores que te hacían enamorarte de la especialidad», ofreció ayer por la tarde una sesión formativa sobre insuficiencia cadíaca incluida en los ‘Viernes Docentes’ de la junta local del Colegio de Médicos de Balears. Su intención, afirma tras ocho años en la isla es quedarse aquí, cerca del mar, para siempre: «Hasta el fin de mis días».

¿Qué es la insuficiencia cardíaca?

Un conjunto de signos y síntomas que vienen determinados por una disfunción de la contracción del corazón, el bombeo. Hay diferentes tipos, pero todas son graves. Es una enfermedad muy prevalente y con muy alta mortalidad.

¿Qué diferencia hay entre un diagnóstico precoz y uno tardío?

Esto es como cuando se habla de infarto, que cuanto antes lo trates más músculo salvas. En la insuficiencia cardíaca es igual, pero no hablamos de una arteria, sino del músculo. Cuanto antes lo tratas, más probabilidades tienes de mejorar el corazón. Más tarde es mucho más complicado, el corazón está más deteriorado, más fibrótico. Remodelado, decimos nosotros. Se dilata, funciona mal. Si lo atajas de entrada, los beneficios de los tratamientos son mayores. El corazón responde mucho mejor y sacas al paciente de una situación grave.

En el programa de su formación hay un apartado dedicado específicamente a Atención Primaria. ¿Por qué?

Ahí está la clave: en sospechar que puede ser una insuficiencia cardíaca para poder estudiar al paciente lo más rápido posible y hacer un diagnóstico. Los síntomas de la insuficiencia cardíaca se pueden confundir con muchas otras enfermedades. A un paciente mayor u obeso que camina poco le va a faltar el aire. Hay muchas patologías que comparten síntomas y hay que estar alerta, con estos protocolos diagnósticos, para llegar enseguida a la alta sospecha y al diagnóstico. Ahí tenemos un gran problema: somos pocos cardiólogos. Por eso estamos organizando la unidad, para tener una derivación directa desde Atención Primaria.

Saltarse un paso, ¿no?

Sí, es la idea. Hice un primer protocolo y una primera reunión con Atención Primaria, nos falta cerrar el circuito.

Dice que los síntomas pueden llevar a confusión, ¿cómo se llega al diagnóstico?

Primero hay que tener la sospecha. Es fundamental. Luego hay que ver los signos y los síntomas, que pueden ser confusos, y hacer un electrocardiograma y una analítica con péptidos natriuréticos. Es una hormona que libera el corazón y, si bien puede aumentar en muchas situaciones, nos abre el sensor de decir «¡ojo!». Si un paciente tiene antecedentes, síntomas, un electro anormal y los péptidos natriuréticos altos, hay que seguir estudiándolo. El que llega con esos péptidos normales decimos «no, esto no viene por el corazón». El péptido natriurético es un dato de laboratorio que se pide en una analítica. Se logró que Atención Primaria lo pudiera pedir. Lo que queremos es que ese paciente con alta sospecha venga a la unidad y ver si es o no es una insuficiencia cardíaca.

En el caso del paciente, ¿cuáles serían las señales de alarma?

Un cansancio extremo, falta de aire, hinchazón de las piernas… También palpitaciones. Por experiencia, la mayoría son pacientes que llegan a la consulta y te dicen que hacían una actividad, como ir al mercado, y que ahora ya no llegan o que no pueden con las bolsas. Cansancio y falta de aire.

Esto mucha gente puede achacarlo a la edad, al estrés…

Sí, por eso hay que estudiar a estos pacientes. Por eso pedimos un electro, miramos los péptidos y le vamos orientando.

Es una enfermedad que no se cura, ¿no? Si te la diagnostican eres enfermo crónico.

Sí, es una enfermedad crónica y progresiva. Hay casos en los que podemos recuperar la función cardíaca. Hablamos de disfunción ventricular, la fevi, la atracción de sección del ventrículo izquierdo, el bombeo del corazón. Es la insuficiencia cardíaca que vemos en la unidad, porque no las vemos todas. La fevi baja con los tratamientos y con otras asistencias, como marcapasos, cardiodesfibriladores, terapia de resincronización… Podemos sacar a ese paciente de una disfunción severa y llevarlo a una situación mejorada. A veces, incluso, lo normalizamos. Es un paciente con mejor pronóstico, pero es una insuficiencia cardíaca mejorada, el riesgo sigue ahí.

Magdalena Memoli, ayer, en el Hospital Can Misses antes de la sesión formativa

Magdalena Memoli, ayer, en el Hospital Can Misses antes de la sesión formativa / Toni Escobar

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¿Qué tratamientos se aplican?

Tenemos insuficiencias cardíacas con fevi disminuida, que es la que llevamos en la unidad. Es un tratamiento básico con cuatro fármacos. Hoy hay un quinto que se ha incorporado recientemente, pero hay cuatro pilares básicos que son indicación 1 de la Sociedad Europea de Cardiología y estamos obligados a tratar con ellos a pacientes que los toleran. Si el paciente no mejorara con ellos y seguimos con una disfunción ventricular severa debemos poner un cardiodesfibrilador o aplicar una terapia de resincronización. Si el paciente no mejora vamos a asistencias y, según la edad del paciente, a trasplantes.

¿El trasplante es la última barrera terapéutica?

Sí, exacto. Tenemos dos caminos finales: el del paciente que no mejora y sufre una insuficiencia cardíaca terminal, un paciente muy mayor que acaba en paliativos, y el paciente que es apto para un trasplante. Y también los hay que mejoran, que no todos los finales de estos pacientes son trágicos.

¿Qué edad tienen los enfermos con insuficiencia cardíaca?

Mira, en la unidad tenemos desde pacientes de 30 años a pacientes de 90. Pero la media de edad son 60 años. Es más frecuente en hombres que en mujeres. Pero, como siempre, las mujeres van peor que los hombres, como en los infartos.

Hablaba de un fármaco reciente, ¿se avanza en tratamientos?

¡Sí! Hay pacientes que con esos cuatro fármacos no mejoran. Ahora tenemos esta posibilidad, una indicación 2B, no es una 1 todavía, pero está dando muy buenos resultados. Se avanzó muchísimo en los últimos años.

Las cosas del corazón asustan mucho, imagino que los pacientes reciben el diagnóstico con miedo.

Sí, cuando les ves la cara lo primero que percibes es un bajón. A veces llegan pacientes muy sintomáticos y otras se hace el diagnóstico con apenas síntomas. El bajón anímico es importante. Tienes que decirle que hay cosas que hacer y que mejorará. Hay que darle tiempo. Muchos mejoran. Otros no. El momento del diagnóstico es complicado. Si tuviera que decirle a un paciente que tiene cáncer, esa palabra asusta mucho más que insuficiencia cardíaca, pero a los cinco años la mortalidad es más alta con una insuficiencia que con un cáncer. Lo sabemos, pero la palabra no asusta tanto como cáncer, aunque la mortalidad supera la de algunos cánceres.

¿Cambia mucho la vida de los pacientes?

Hace muy poquito un paciente me dijo que siempre dejaba el coche aparcado a tres calles, pero ahora tiene que enviar a alguien a buscarlo. Ese paciente, además de una estenosis aórtica severa tenía una insuficiencia cardíaca grave. Se quedó pasmado: «¿Qué me estás diciendo, si esto lo noto desde hace veinte días?». Lo que pasa es que aunque lo notes ahora, eso viene haciendo su trabajo desde hace tiempo. Otro paciente llegó después de que le hubieran diagnosticado un cáncer. Se le cayó el mundo en medio minuto. Estoy segura de que si le preguntara qué le da más miedo me diría que el cáncer, aunque la mortalidad de la insuficiencia cardíaca es más alta.

¿Algunos se asustan y quieren hacer todo lo que han hecho antes? Deporte, dejar el tabaco, bajar de peso…

Sí, les entra una euforia por hacer todo eso. Toman conciencia de lo bien que se sienten cuando se cuidan y hacen lo que les pedimos que hagan con la dieta, la sal, el ejercicio… Ves pacientes jóvenes, de 30 o 40 años, y su estado, dos meses después de llegar a la consulta, no tiene nada que ver. Te dicen que ya pueden subir las escaleras y hacer la vida de antes. Eso en jóvenes y en mayores, pero en jóvenes se nota mucho. Buscas bajar la mortalidad pero también mejorar la calidad de vida porque el problema de esta enfermedad es ése: una caída de la calidad de vida espantosa. Son personas que apenas pueden hacer nada. Esa recuperación funcional es increíble.

No poder subir unas escaleras…

Sí. Y cuando lo ves en gente joven… Llegan con una frecuencia cardíaca de más de cien y con la tensión por las nubes. Todo descontrolado. Hay que recolocarlo. De a poquito. A veces, cuando vuelven a la consulta no necesitas ni hacerles pruebas, sólo con verles la cara ya tienes claro que van a tener mejor el pulso, la tensión y todo. Se cuidan. Educamos al paciente. Y es básico. Para todo en esta vida. Se le explica todo. Los fármacos que va a tomar, para qué sirven y ellos mismos pueden manejar algunos de ellos, como los diuréticos. Si pasa algo y lo tiene que aumentar, nos avisa; si está con la tensión baja deja este otro y nos avisa. Hay comunicación directa. La agradecen muchísimo poder llamar por teléfono y hablar directamente con la enfermera, que detecta si es grave y tenemos que verlo ya o no. Intentamos que no tengan que ingresar.

¿Cuáles son las causas de una insuficiencia cardíaca? ¿Se puede prevenir?

Sí, claro, ahí está la Atención Primaria, para demorarla. Hay que abundar en el tratamiento a full de los factores de riesgo: hipertensión, diabetes, tabaquismo, colesterol, cardiopatía isquémica, arterioesclerosis, obesidad, sedentarismo… Son los factores que determinan las probabilidades de que un paciente sufra una insuficiencia cardíaca. Es importante preguntar si en algún momento han pasado por una quimioterapia. Hay muchos tratamientos oncológicos que son cardiotóxicos, por eso hacemos un seguimiento de los pacientes que han hecho quimioterapia. Especialmente cáncer de mama, leucemia y linfomas. Atención Primaria juega un rol fundamental. De ahí educarles para que sean conscientes, por ejemplo, de que si no se trata la hipertensión puede derivar en una insuficiencia cardíaca, o si no se trata la diabetes, llevar a una enfermedad renal que es también una causa muy frecuente de insuficiencia cardíaca. Si el obeso no baja de peso eso le llevará a la diabetes, la hipertensión... Para hablar de insuficiencia cardíaca tenemos que hablar de no pasar del primer estadio que es controlar los factores de riesgo.

La responsable de la unidad de insuficiencia cardíaca de Can Misses, Magdalena Memoli

La responsable de la unidad de insuficiencia cardíaca de Can Misses, Magdalena Memoli / Toni Escobar

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Antes comentaba la falta de cardiólogos. ¿Cómo están en el servicio?

¡Con poquitos cardiólogos! Creo que vienen más. Esperemos. Porque hay cosas que las hemos hecho muy a pulmón, como esta unidad. La sacamos adelante y es un trabajo extra. La unidad somos la enfermera, que está formada y tiene un máster en insuficiencia cardíaca, y yo. Evidentemente, tenemos todo lo que necesitamos: hospital de día, la UCI cuando tenemos que ingresar a pacientes graves, o pacientes que están pretrasplante y necesitan medicaciones que se preparan en la UCI. Están en su casa y vienen para el tratamiento. También necesitamos de Atención Primaria, Medicina Interna. Nefrología… Esto es algo multidisciplinar. Como todo lo que implica tantas cosas lleva su tiempo organizarlo y, por suerte, lo vamos logrando. Tenemos buenos resultados y una muy buena satisfacción. Nos lo dicen los pacientes.

¿Cuál es la evolución de un enfermo con insuficiencia cardíaca?

La primera etapa es muy sintomática, es en la que empezamos con el tratamiento a través de la unidad. Es cuando titulamos los fármacos, que no sólo es poner el tratamiento sino lograr que se lleguen a dar esos fármacos en las dosis máximas toleradas por el paciente. Viene a control a la semana o en diez días y la enfermera lo valora: tensión, frecuencia cardíaca, peso, cómo tolera la medicación. Y, si esto nos lo permite, subimos otro escalón: aumentar la medicación. Esto lo vamos haciendo de forma paulatina, cada paciente reacciona de una forma y lo ideal es que en aproximadamente uno o dos meses lo tengamos titulado, optimizado. A partir de ahí hacemos de nuevo un ecocardiograma que nos dice si mejoró o no. Si mejora, lo sacamos de una situación severa y seguimos adelante con ese tratamiento. Si no mejora tenemos que plantear otros tratamientos no farmacológicos: desfibrilador, terapias de resincronización… Nos ayudarán en algunos casos a mejorar o, al menos, a protegerlos de arritmias mortales o muertes súbitas.

Y si eso no funciona…

Si entra en insuficiencia cardíaca avanzada no tenemos más recursos ni farmacológicos ni nada, tenemos que ponernos en contacto con unidades específicas que son las que ponen las asistencias ventriculares, un corazón artificial, para entendernos, o se le pone en la lista de trasplantes. Esas asistencias pueden ser como puente al trasplante, cuando están en lista de espera urgente, o hasta el fin de sus días en algunos casos. Es muy amplia la casuística de la insuficiencia cardíaca.

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