Entrevista

Isabel Delgado y Jesús García, Associació d’Amics de l’Eivissa Medieval: «En casa, la Ibiza Medieval es más importante que la Navidad»

«Creo que no se ha llegado nunca a hacer una feria medieval de verdad en Ibiza» | «Quien compra una casa en Dalt Vila tiene que ser consciente del entorno en el que está. Hay inconvenientes, claro, pero amamos Dalt Vila»

Jesús García e Isabel Delgado,  vestidos de brujos en el patio  de su casa de Dalt Vila.  vicent marí

Jesús García e Isabel Delgado, vestidos de brujos en el patio de su casa de Dalt Vila. vicent marí / Vicent Mari

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

Como locos. De la mercería para comprar detalles para los ropajes corriendo a la carnicería para hacer acopio de las viandas necesarias para el festín del viernes por la noche. Subiendo todo con la carretilla por es Soto antes de descansar unos minutos para seguir colgando escudos y telas en la fachada de casa. Así han sido los últimos días de Isabel Delgado y Jesús García, más conocidos como Traspas y Torijano, presidentes de la Associació d’Amics de l’Ibiza Medieval. De locos. Agotados. Pero felices. Estos son, sin ninguna duda, los días que más disfrutan en su casa, en la calle Mayor de Dalt Vila, a escasos metros de la catedral, donde el viernes, en el tradicional banquete que organizan desde hace años celebraron sus bodas de oro. Al estilo medieval, por supuesto.

¿Qué tiene el medieval para que llegaran a montar la asociación?

Isabel Delgado: A todos los equipos de gobierno del Ayuntamiento les habíamos propuesto ya hace mucho traer a la isla una especie de medieval marítimo, de combates navales. Con barcos de toda Europa, de piratas, incluso. Se lo comentamos a Xico Tarrés, que nos mandó al Consell, donde nos volvieron a mandar al Ayuntamiento. Nunca quisieron hacerlo, pero en la fiesta de Fin de Año del 99, en el Recinto Ferial, nos encontramos con él y nos dijo: «Este mes de mayo vais a alucinar con lo que vamos a traer, iros preparando». Nos explicó lo de la Ibiza Medieval y en enero empezamos a ponernos las pilas. Comencé a coser trajes para nosotros y a pensar.

Y ese año ya comenzaron a celebrarlo, ¿no?

ID: Bueno, el primer año comimos en la calle. De cualquier forma, con el plato en la mano y sólo con los chicos, la familia.

Jesús García: De cualquier forma, pero todos vestidos de medieval, ¿eh?

ID: Había cosido trajes para todos, hasta para el perro. Al año siguiente ya invitamos a un grupo de amigos, unos seis o siete, y al cabo de tres o cuatro años ya planteamos crear la asociación porque no queríamos que en algún momento el Ayuntamiento nos dijera que no podíamos ponernos a cenar aquí en la calle.

El arte de dar vida a un Medieval pasado por agua

El arte de dar vida a un Medieval pasado por agua / Maite Alvite

¿Los días del medieval son los mejores días del año para ustedes?

ID: Para vender, no, para pasárnoslo bien, sí.

JG: Los más divertidos y de los que terminamos más cansados.

ID: Nos lo pasamos tan bien… Además, tenemos las palomitas a un euro, y todo el mundo puede comprarlas. O los pestiños, que los hacemos pequeñitos y montamos unas bolsas de poco más de un euro. Todo muy asequible para que no haya familia que no pueda comprar algo en la Ibiza Medieval. Y lo mismo con el agua, que la tenemos al precio de siempre. No nos hacemos ricos.

¿Les da pena que mucha gente sólo suba a Dalt Vila una vez al año, para la Ibiza Medieval?

ID: Sí, nos da pena, pero vamos viendo que cada vez va subiendo más gente de Ibiza por aquí. Saben que en Navidad tenemos un mes entero montado el Nacimiento. Y en noviembre dejamos dos semanas la decoración de Halloween. Son cosas que hemos ido poniendo y viene mucha gente a verlas.

JG: Este año nos han puesto el pasaje de las brujas aquí delante. Nos preguntó la empresa que lo monta que qué nos parecía y nos encantó la idea. Nosotros siempre estamos de acuerdo con todo lo que sean movidas que hagan que la gente suba hasta aquí. Y estamos encantados de que nos pidan colaboración.

Algún año se han quejado de que las actividades, los puestos e incluso la decoración del Medieval se olvidaba precisamente de la parte más alta de la ciudad.

ID: Sí, totalmente. El otro día, precisamente, lo hablábamos. Estamos convencidos de que si no estuviéramos nosotros aquí arriba montando el pollo, la feria se acabaría en las monjas de clausura. Segurísimo. Este año, de hecho, la amplían a Vara de Rey. Cada vez la extienden más, pero hacia abajo, hacia la ciudad, no hacia arriba.

¿Qué cambios han visto en la feria en todos estos años?

ID: Cambios, cambios… [Piensa] Creo que las primeras ediciones fueron muy buenas. ¡Venían unos personajes! Recuerdo un Don Quijote y un Sancho Panza que eran geniales. Ahora vienen comparsas muy guapas, pero les falta algo.

JG: Antes los personajes que recorrían la feria eran un poco más interactivos. Paseaban buscándole las vueltas a la gente de una manera especial, muy graciosa y muy intelectual al mismo tiempo. Recuerdo que esos Don Quijote y Sancho Panza hablaban en castellano antiguo y que iban a pillarte, pero siempre salían ganando. Nos dejaron huella.

IG: Ha habido años muy buenos, con actuaciones y actividades muy espectaculares, como lo de este año de brujería, que ya lo hicieron hace tiempo, pero en la calle Santa Maria. Fue una pasada, pero muy complicado por el terreno, que no es liso. Los bailes colgados de la muralla han sido muy bonitos también, pero se echan de menos aquellos personajes tan peculiares.

¿Cada vez es más mercado y menos feria?

ID: Es que creo que no se ha llegado nunca a hacer un medieval de verdad. Mira, el otro día en la tienda unas francesas nos explicaron que todo su pueblo se viste para el medieval. Aquí no lo hemos conseguido. No se ha logrado porque el Ayuntamiento no ha querido implicarse. Hemos pedido constantemente una zona o una actividad a la que sólo tuvieran acceso las personas vestidas al estilo de la época, para que, año tras año, la gente se animara. O concursos de disfraces. Para el Flower Power la gente se disfraza, pero para el medieval no hay manera.

JG: Una de las pegas que nos han puesto siempre, todos los alcaldes, es que sería discriminatorio. No. Si montas un baile de disfraces en el Claustro del Ayuntamiento con una orquesta medieval, ¿quién no puede participar? Quien no quiere participar. Un año propusimos talleres de indumentaria en los colegios, ideas de trajes y enseñar cómo hacerlos sin tener que coser, para que la gente se animara a vestirse. Sólo se animó el colegio Can Misses.

ID: Invitamos a esos niños a un desayuno el sábado. Los recogimos en el Portal de ses Taules, subimos paseando por Dalt Vila y les dimos el desayuno. Se pueden hacer tantas cosas para que la gente se implique… Hay que empezar en algún momento.

¿Cómo es vivir en Dalt Vila estos días? Hay quien pensará que es un fastidio…

ID: El otro día estaba en la mercería, comprando cosas para acabar algunos vestidos, y una italiana que vive más abajo se quejaba del Medieval. Le comenté que no era tanto problema y que quien compra una casa en Dalt Vila tiene que ser consciente del entorno en el que está. Aquí llega Semana Santa y tenemos las procesiones y llega el Medieval y tenemos la feria. ¡No sabes todo lo que me dijo en la mercería! No vive tanta gente aquí, pero algunos sí se cabrean.

¿Y cómo es vivir el resto del año?

ID: Nosotros amamos Dalt Vila. Claro que hay inconvenientes, pero realmente nosotros vivimos Dalt Vila. Nos encanta. Esto es como cuando critican a un hijo; tú sabes sus defectos, pero le quieres igual y hay cosas que sólo puedes decir tú. Dalt Vila tiene sus inconvenientes, pero que no nos digan nada malo de ella. Jesús y yo luchamos mucho por Dalt Vila.

¿En la mercería? ¿Cuántos trajes de medieval tienen?

ID: [Ríe] Calculamos que tenemos unos 40 o más. Trajes, camisas, faldas… A 50 personas no las vestimos con lo que tenemos, pero a 40, sí.

JG: Ahora exigimos a los invitados de años que vengan con sus trajes, lo que no quiere decir que cuando lleguen aquí no les tuneemos un poco.

ID: El día de la madre cae el domingo antes del Medieval y cuando nuestros hijos suben a felicitarme aprovechamos para sacar todas las ropas del altillo y darles un lavado. Twinky, la mayor, ya las organiza pensando en qué le puede ir a uno u otro y les pone un papelito con el nombre. Aquí todos tenemos una labor. Twinky se encarga de las ropas. Rubén ayuda a su padre con las luces, los altavoces, las telas… Y Necer se ocupa de la cocina. Lleva tres años ya. El año pasado nos hizo unos costillares… ¡Se pelearon por los últimos! En casa, esto es más importante que la Navidad. En Navidad no me importa que se vayan con las familias de sus parejas, pero en el Medieval nos gusta tenerlos aquí. Disfrutamos mucho. Nos lo pasamos genial.

¿Esto les ha servido para aprender sobre la Edad Media?

ID: Sí, mucho. Sobre cómo era la ropa, el día a día, la cocina… La Edad Media me fascina, me gusta muchísimo, aunque no podría haber vivido en esa época. Los olores, la falta de higiene… Además… ¡me habrían quemado por bruja!

Su pequeña cena familiar se ha convertido en un baile medieval en la plaza de la Catedral. ¿A dónde les gustaría que llegara?

JG: Nos gustaría que la gente joven, los amigos de nuestros hijos y nuestros hijos, perpetúen esta tradición.

ID: La mitad de los que nos juntamos ahora son jóvenes. ¡Y porque no podemos poner más de 40 sillas! Cuando empezamos con la cena compramos una vajilla y la sacamos sólo este día. Hubo unos años en que estaban fuera estudiando y no podían venir, nos quedamos los mayores y los echamos un montón en falta.

No me diga que la vajilla es de barro.

ID: No… Es blanca. Lo que sí es de barro son los vasos. Los típicos de las cuajadas. No encontramos copas rústicas para todos, tenemos algunas, para nosotros, pero no para montar una mesa para tantísima gente.

JG: Al principio poníamos bloques de obra y tablones para las mesas, pero pesaban una barbaridad y ocupaban mucho espacio.

ID: Todo lo hemos ido haciendo poco a poco. Lo que tiene historia es el mantel.

Pues cuéntemela.

ID: Los primeros años compramos unas telas granates y Twinky dedicaba más de una hora la noche de la cena a poner el bies dorado con alfileres. Lo cosimos, pero al lavarlo varias veces se quedó hecho una patata. De repente, nos regalaron una tela buenísima, de hilo, color burdeos. Mandamos a coser las tiras doradas, que no fue barato, pero si hubiéramos tenido que comprar la tela hubiera sido carísimo. Imagínate planchar todo eso, de hilo, y larguísimo. Pero lo hago con gusto.

¿No han sentido la curiosidad de visitar otras ferias medievales?

JG: Sí, pero esta bruja no tiene escoba voladora y no hay forma de sacarla.

ID: [Ríe] Algunos de los integrantes de la asociación siempre han dicho de visitar alguna otra, pero me da miedo volar. Mis hijos me dicen que me van a dar un somnífero y me van a meter en el avión. Cuando a Necer le dieron el título de cocina fui a Palma, pero ya está. Además, las ferias suelen ser en estas fechas y tenemos la tienda a pleno funcionamiento.

¿En algún momento han pensado en abandonar Dalt Vila?

ID: ¡No! Yo ya les he dicho a los míos que cuando me muera me incineren y tiren las cenizas por la muralla. Para quedarme aquí. ¡Y el que haga algo malo para Dalt Vila que se prepare!

JG: En ningún momento lo hemos pensado. Hemos tenido ofertas. Podríamos haber cambiado nuestra casa de la calle Mayor por una finca con varias casas para nosotros y nuestros hijos. Pero no. Lo pensamos, poco, y dijimos que no.

ID: Ahora tenemos la casa de al lado. Todo el bajo es nuestro y estamos en trámites con el Consell para que nos den los permisos para la obra. Este edificio tiene una catalogación importante. Primero está la catedral y luego, éste, así que está fastidiado lo de hacer la obra.

JG: Llevamos tres años sin parar de mover papeles.

¿Se puede decir que ustedes son los señores de Dalt Vila?

ID: ¡Creo que sí!

JG: Pero señores entre comillas, que esa palabra puede implicar cosas que no tienen que ver con nosotros. Casi nunca queremos participar en movidas que hay entre señores, sin comillas. Somos gente de clase media, más hacia abajo que hacia arriba

ID: Que no somos señoritos, vaya.

Imagino que ofertas para entrar en política no les han faltado.

ID: Cuando estábamos en Ibiza pel Canvi o en la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) sí nos lo propusieron. Nos ofrecieron cosas. Nos dijeron que nos lanzaban, que nos preparaban, que nos enseñaban a hablar en público… Siempre he dicho que para acción social, sin cobrar, estamos para lo que sea. Además, sería incapaz de soportar que un partido me dijera lo que tengo que votar o que decir.

¿Cómo les gustaría que fuera la Ibiza Medieval en el futuro?

ID: Pues me gustaría que la gente se hubiera dado cuenta de lo bien que te lo pasas cuando va vestido de medieval. Y el Ayuntamiento, de que se puede hacer mucho más por esta fiesta que traer a una empresa de fuera para que la monte.

JG: Sabemos que el Ayuntamiento no puede montar algo así, pero podrían implicar más a la gente, que cuando se diera cuenta de que vestida se puede arrimar de otra forma a la feria y que el trato que te dan es diferente, se animaría. Si vas al medieval vestido de paisano eres un turista, un guiri en tu pueblo.

¿Ustedes compran y comen mucho en los puestos?

ID: Mira, el primer año picamos, como todo el mundo. Pero una de las veces que subíamos a casa vimos en la basura un montón de bolsas de gominolas Haribo. ¡Las mismas que compras en el súper! Así que no. Poca cosa compramos. Y la gente igual. Los primeros años la veías cargada de bolsas y ahora ya no. Pegan unos palos…

JG: Hace falta control, algo que garantice que lo que se vende es artesanal. Y sobre los precios… Bueno, también hay que ver el coste que les supone venir a la isla. Tienen que pagar a la empresa, el transporte, el alojamiento… Imagino que los gastos son bestiales.

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