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Feria Medieval

Guateque medieval para mayores y voluntarios en el puerto de Ibiza

Los bufones de Human no limits y los músicos de Skaldyr amenizan la fiesta organizada por el Ayuntamiento de Ibiza en es Martell para 149 usuarios de seis residencias de la isla, que aprovechan la ocasión para visitar junto a 179 acompañantes parte de la feria medieval

Una bufona de la compañía Human no limits, en plena actuación, frente a usuarios de las residencias y voluntarios. | VICENT MARÍ

«Al final ha habido suerte, el tiempo acompaña y hemos batido el récord de voluntarios». Lo dice con alivio y satisfacción la concejala de Bienestar Social de Vila, Carmen Boned, que hace unos días tenía dos temores, que la lluvia obligara a suspender el programa ‘Gent gran al Medieval’ y que, al caer el evento en viernes laborable, no consiguieran reunir acompañantes suficientes para los mayores.

La edil lleva ya un buen rato en la plaza de es Martell controlando que todo esté en orden para recibir a los invitados, 149 usuarios de seis residencias de la isla, Cas Serres, Can Raspalls, Reina Sofía, Sa Serra, Can Blai y Sa Residència. Para asistirles en todo lo que necesiten, la Associació de Voluntaris d’Eivissa, capitaneada por Joan Sillero, ha conseguido reunir 110 personas y el Ayuntamiento de Ibiza, 69. En total suman 179.

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Galería de imágenes de la Feria Medieval de Ibiza Vicent Marí

Los voluntarios, que han llegado a la cita bien temprano, esperan pacientes la llegada de los residentes mientras disfrutan de un copioso desayuno ofrecido por el Ayuntamiento de Ibiza. Aparte de las camisetas, amarillas y verdes, con las que van ataviados, se les ha entregado una chapa donde se indica la residencia que les corresponde. El personal de la administración municipal también ha preparado sombreros y bolsas con un refrigerio para los mayores.

Entre las personas que se han apuntado para acompañar a los residentes hay bastante juventud que se estrena en esta actividad. Es el caso de ocho estudiantes que se están preparado en el instituto Algarb para convertirse en técnicas de atención a personas en situación de dependencia. Como explica una de ellas, Clara Riera Planells, se van a encargar de acompañar a los usuarios de Can Raspalls. Algunas compañeras suyas ya están haciendo prácticas en este centro y conocen bien a sus residentes, que han sido de los primeros en llegar a la plaza de es Martell.

Voluntarios y residentes, en la plaza de es Martell. | VICENT MARÍ

También participan en el programa como voluntarias varias jóvenes que están haciendo los estudios de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería en este mismo instituto de Sant Jordi. «Vimos el anuncio que pusieron en redes sociales pidiendo voluntarios y pensamos que sería una buena oportunidad para que el alumnado se entrenara en el trato humano con los residentes», explica una de las profesoras. Ruth Roselló, una de las estudiantes, comenta que es la primera vez, desde que empezó la formación, que tiene contacto con personas mayores de residencias y que le hace «mucha ilusión» poder acompañarlas en esta salida para visitar la feria medieval.

A la cita en es Martell no fallan «el equipo olímpico de los voluntarios», como llama cariñosamente Carmen Boned a un grupo de mujeres que llevan años participando en el programa ‘Gent gran al Medieval’. Pilar, que acaba de cumplir 79 años y pertenece a la Associació de Voluntaris d’Eivissa, es de las más veteranas. También lo son Carmen Molina y Olga, que rememoran entre risas lo bien que se lo pasaban cuando antiguamente acompañaban a los mayores hasta Dalt Vila y bailaban y cantaban con ellos en el claustro del Ayuntamiento.

El autobús de Can Blai acaba de llegar al puerto de Ibiza y Antonio Pérez Hernández, de 74 años, se acerca de inmediato para ejercer de acompañante de una de sus usuarias, Maribel Escaso. «Me han dicho que tengo que cuidarte mucho», le comenta solícito a esta extremeña de 67 años. Ella recuerda que ya estuvo otra vez en Ibiza Medieval: «Fue hace tres años, fui por libre». Pasean agarrados del brazo por la Marina, despacito, hasta llegar a la calle Antoni Palau, donde están los talleres tradicionales. Allí se detienen a mirar los cestos y senallons del puesto de Maria Costa Boned. «¡Qué bonito todo!», exclama Escaso, a la que se le van los ojos a un puesto de comida. Entretanto, en es Martell varios voluntarios están pendientes de que aparezca el autobús de los usuarios de Sa Residència. Llega más tarde de lo previsto, lo que obliga a retrasar quince minutos el espectáculo programado en la plaza.

Una de las actividades propuestas en el taller de robótica para escolares organizado por el Ayuntamiento de Ibiza. Vicent Marí

Este año para la fiesta se ha instalado una gran carpa, que protege del sol a los residentes, los voluntarios y a los artistas durante el show. Los encargados de animar la celebración son los músicos de Skaldyr, los bárbaros que el viernes intentaron invadir sin éxito Ibiza en el espectáculo de inauguración de la feria; y la compañía Human no limits, que el año pasado ya participó en la celebración para los mayores. Espoleados por los simpáticos bufones y por la música de gaitas y tambores, residentes y voluntarios salen a bailar y a divertirse a la pista.

Mientras los mayores hacen fiesta en es Martell, los pequeños se lo pasan en grande en el taller de robótica educativa que se está impartiendo en el FabLab del Ayuntamiento de Ibiza, en sa Drassaneta, con la ayuda de alumnos del instituto Isidor Macabich, que ejercen de monitores.

Justas de robots en sa Drassaneta

En este momento hay 46 alumnos de tercero de Primaria del colegio L’Urgell, que se han dividido en dos grupos. Los primeros ya han terminado la actividad y se van a dar un paseo por la feria, como explica su tutora, Amparo Pérez Mas, y los segundos están muy entretenidos con los tres juegos de robótica programados. A Ianis Nicolae, de ocho años, le ha gustado especialmente el taller Ibiza Medieval, que a través de robots sencillos y de una serie de retos le ha permitido a él y a sus compañeros conocer un poco más de la historia de Ibiza y su patrimonio. Inés Canals prefiere un juego de ordenador que consiste en recoger tomates. También tienen éxito entre los pequeños las justas medievales,en las que el robot True-True, gracias a una aplicación móvil, se desplaza hasta conseguir tirar una torre de lego.

La Fábrica de la Moneda, en Vara de Rey. Vicent Marí

Los puestos de Vara de Rey

Gracias a Ibiza Medieval, el puerto y los barrios de la Marina y Dalt Vila están llenos de vida a mediodía. En Vara de Rey, donde por primera vez se han colocado tenderetes, sin embargo, se puede andar sin agobios. La mayoría de los que pasean en este momentos por la zona son turistas. Algunos de ellos están detenidos contemplando cómo un artesano acuña monedas a martillazo limpio. Muy cerca está Sabina, a cargo de un estand de ralladores de cerámica artesanales elaborados en Granada. Es la primera vez que participa en Ibiza Medieval.

No es el caso de Pere Comes, cuyo negocio familiar, con sede en Sueca (Valencia), la Fábrica Museo del Chocolate Comes, lleva presente en la feria casi desde sus inicios. «Hemos estado a punto de no venir porque los dos últimos años nos ubicaron en la calle Joan Roman, en lo alto de Dalt Vila, y allí no nos fue bien porque la gente no subía tanto, pero al final La Fragua de Vulcano nos ofreció estar en Vara de Rey y el espacio nos pareció estupendo», cuenta Comes, que pertenece a la cuarta generación de chocolateros de una fábrica creada en 1870. Aunque,de momento, tanto la mañana del jueves como la de hoy(por ayer) han sido tranquilas, confía en que este año, gracias a la ubicación en llano y la circulación de gente que hay en el paseo, el negocio vaya bien y sus chocolates conquisten en el Medieval a unos cuantos paladares.

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