Misión: salvar el planeta de la sexta extinción desde Ibiza

Alumnos de segundo de Secundaria del instituto Sa Serra participan en la ‘scape room’ organizada por el Fons Pitiús de Cooperació para concienciar sobre la importancia de la sostenibilidad

Misión: salvar el planeta de la sexta extinción desde Ibiza

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

No son muchos más de veinte. Adolescentes. Y tienen una importante misión: salvar el planeta de la sexta extinción. En su kit de salvadores no hay más que un cuaderno, un rotulador y un par de linternas. Bueno, y su astucia. La cuenta atrás ha comenzado. Esa extinción que llega en el Antropozeno no es culpa de una glaciación ni de un meteorito ni de un diluvio universal. El ser humano es el único culpable. «En apenas 75 años ha destruido el planeta», comenta Bea de Astorza, técnica de educación del Fons Pitiús de Cooperació y guía, junto con Marta Cardona, de la aventura que la veintena de alumnos del instituto Sa Serra se disponen a completar. «El tiempo empieza a correr», comentan señalando el contador que preside la habitación que el Fons ha convertido en una scape room. 65.00… 64.59… 64.58… 64.57…

Los escolares han llegado hace un rato, resoplando tras subir los largos tramos de escaleras que llegan a la calle Arxiduc Lluís Salvador. Dispuestos a superar las pruebas para conseguir las 17 fichas —«una por cada objetivo de de desarrollo sostenible de la agenda 2030», explica Bea— con las que conseguirán no sólo salvar el planeta de esa sexta extinción sino, además, la llave para abandonar la scape room. «Salir y continuar con la segunda misión que tienen encomendada: divulgar lo que está pasando y comunicar a los demás cómo evitar esa extinción», continúa la educadora, que aguarda a los escolares en la sala, que permanece completamente a oscuras. La idea surgió de InteRed, una plataforma que ofrece propuestas para trabajar con los escolares. Una idea que les gustó y que decidieron poner en marcha en Ibiza. De momento ya han pasado por la scape room los alumnos de seis institutos (Santa Maria, Sa Colomina, Algarb, Balàfia, Sant Agustí y Sa Serra) y confían en que en las próximas semanas se sumen más alumnos. «En grupos de no más de 25», recalca la técnica, que señala que si son menos escolares, mejor. En un principio la intención era ofrecérselo a los estudiantes de Secundaria, pero también han pasado ya varios grupos de Bachillerato. La única diferencia: el tiempo. Los más pequeños tienen cinco minutos más para salvar el planeta que los más mayores. Hasta el momento, todos lo han conseguido. Eso sí, en algún caso ha sido por los pelos. «Faltaban un par de segundos cuando han conseguido la llave», comentan Bea y Marta, que señalan que cada equipo tiene un par de comodines que les permiten pedirles ayuda para superar dos pruebas si ven que han consumido mucho tiempo.

La ‘scape room’

Mientras Marta hace los equipos (cuatro), «no para competir, sino para repartirse las pruebas», reparte elementos imprescindibles para las pruebas y da indicaciones —«podéis abrir y moverlo todo, pero no hay que romper nada para encontrar las pistas ni las claves»— Bea comprueba una vez más que está todo correcto en la sala que han habilitado. Un cuarto grande que han vaciado y en el que hay varios espacios diferentes en los que se desarrollarán las pruebas: una zona de naturaleza y otra de guerra, en el centro, y alrededor las dependencias de cualquier casa: cocina, salón, habitación, baño y zona de trabajo.

En cuanto cruzan la puerta de la habitación de escape, se corre la cortina y todo queda en penumbra. Los chavales encienden las linternas y, desde una proyección en la pared, Greta Thunberg y David Attenboroug les explican la situación «de emergencia» en la que se encuentra la Tierra. «La esperanza sois vosotros», les dicen desde la pantalla antes de que Bea les asigne las primeras misiones. Unos tarjetones con reflexiones cuajadas de pistas para que sepan dónde se esconden las piezas de los 17 objetivos de desarrollo sostenible que tienen que completar.

Uno de los grupos se lanza a la biblioteca, donde tiene que completar un crucigrama y encontrar un libro. Otros tratan de descubrir el mensaje secreto que esconden las letras de algunos países. Van rápidos, comentan las responsables del Fons Pitiús de Cooperació, que antes de ponerlo en marcha con los estudiantes lo probaron con adolescentes de la familia acostumbrados a este tipo de retos. «Tuvimos que cambiar algunas cosas, no del contenido sino del formato», reconoce Beatriz de Astorza sin perder ojo de los equipos que no han acabado su prueba y a los que anima a ayudar a quienes ya han acabado. «El objetivo no es competir, es superarlo todos juntos», recuerda.

Sílabas y refugiados de guerra

Los chavales gritan cuando acaban todas las pruebas y pueden, mientras sigue corriendo la cuenta atrás, enfrentarse a la segunda parte. Otra serie de pruebas que les lleva a construir un edificio, rebuscar entre las pertenencias de una persona que ha huido de la guerra, componer con sílabas sueltas una frase sobre la extinción de plantas y animales, encontrar palabras escondidas en las fotos que decoran toda la sala... La frase se les resiste. No la sacan hasta que los más de veinte se arremolinan, sentados en el suelo, para concentrarse en el mensaje que ¡al fin! resuelven.

«Van bastante bien de tiempo», insisten las responsables del Fons Pitiús de Cooperació mirando el contador. Y tanto que van rápido. Los escolares, a pesar de ser los más pequeños que hasta el momento se han enfrentado a la scape room, consiguen salir por la puerta cuando faltan aún nueve minutos para que la cuenta atrás termine.

«No es lo habitual», señala Marta, impresionada por la resolutividad de los escolares, a los que les habían dado cinco minutos más por ser de los pequeños, que, tras acostumbrar sus ojos a la luz natural que se cuela por las cristaleras de la sede del Fons, se sientan y, ya relajados, debaten sobre aquello a lo que se han enfrentado en las pruebas: contaminación, pobreza, hambre, guerra, extinción de especies... Para los futuros alumnos que se pasen por la scape room, Bea de Astorza da un truco: quienes hayan trabajado en clase antes los 17 objetivos de desarrollo sostenible lo tendrán más fácil. «Pero no es imprescindible. Tanto se puede trabajar antes como que esto sirva de pistoletazo de salida para trabajarlo luego en clase», concluye.

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