Educación en Ibiza: «¿Por qué la conselleria no licita de urgencia la reforma del instituto Xarc?»

Más de un centenar de alumnos se concentran frente al centro por segunda vez para denunciar la «falta de seguridad» de las instalaciones

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

«Ésta es una de las lamas que se cayó el otro día de unas de las ventanas. Es un riesgo porque si cae encima de un alumno podríamos estar hablando de una desgracia. Esto es una prueba más de que se tienen que hacer actuaciones de forma urgente», afirma Víctor Torres, portavoz de los alumnos del instituto Xarc, en Santa Eulària, sosteniendo la pieza que se desplomó desde una ventana. La lama se convierte en protagonista de la concentración convocada por los alumnos del centro, la segunda en tres meses, para exigir a la conselleria que aborde «ya» la reforma que llevan años esperando. El trozo de plástico, agrietado y amarillento, pasa de mano en mano durante la protesta, a la que asiste más de un centenar de estudiantes. De tercero y cuarto de Secundaria. Los pequeños, de primero y segundo, que no pueden salir, les apoyan desde dentro, gritando y alzando los brazos. Al otro lado de la acera, mostrando que secundan la concentración, un grupo de familias, docentes, sindicatos educativos y algunos políticos: los concejales de Santa Eulària de Educación y Hacienda, Marisol Ferrer y Miguel Tur, arrimando el ascua a su precampaña, y Óscar Rodríguez, ejerciendo ya de cabeza de lista de Podemos-Esquerra Unida al Consell de Ibiza.

«Tenemos un proyecto y un presupuesto reconocido desde diciembre de 2021. Llevamos más de un año detrás de la conselleria para reclamar estas actuaciones», continúa Torres, que destaca la «preocupación» que sienten al ver que una actuación «similar» en el instituto Sa Blanca Dona no se demoró tanto: «El proyecto se aprobó el 4 de abril de 2022 y salió a licitación el 10 de mayo des mismo año, una licitación urgente para que las obras se pudieran efectuar en verano». «Mi pregunta a la conselleria es ¿por qué no se puede seguir el mismo proceso para el instituto Xarc?», insiste el portavoz de los escolares, que invita a Martí March a que visite el centro para que vea, personalmente, las deficiencias del edificio: goteras, cuartos de baño con agujeros en el techo, persianas que no se pueden abrir, voladizos de los que se desprenden planchas de metal... «Conselleria, volem una alegria!», «L’institut se mos cau!», «Què volem? Fer classe bé!», gritan los escolares.

«Tenemos muchísimo miedo»

«Da muchísimo miedo», afirma Merche de Flores, presidenta de la asociación de padres y madres de alumnos del centro. «Unos 500 niños pasan ocho horas aquí todos los días y es un peligro. Tenemos muchísimo miedo. Se está cayendo todo. Es muy peligroso», insiste la portavoz de las familias, que recalca que los estudiantes no pueden, siquiera, «sentarse en el porche a comerse el bocadillo durante el patio» por el mal estado de las instalaciones ni «sentarse cinco minutos en el baño porque salen tosiendo del mal olor que hay».

El día antes de la protesta convocada por los alumnos, precisamente, un arquitecto del Institut Balear d’Infraestructures i Serveis Educatius i Cultural (Ibisec) visitó las instalaciones, apunta el director del Xarc, Javier Moreno, que recuerda que lo que ya saben seguro es que las obras no comenzarán este curso: «La licitación saldrá tan tarde que seguramente las obras no se podrán hacer durante el verano». Así, las actuaciones se llevarían a cabo en época lectiva, lo que obligaría a crear «una comisión de seguridad y planificar qué partes del instituto contarán con medidas de protección para poder trabajar y dar clases a la vez», continúa el director antes de señalar que ya les han pedido «comprensión porque las dos primeras semanas se hace mucho ruido, que parece inaguantable, pero que luego disminuye mucho».

Los alumnos, que siguen con sus consignas a la puerta del centro, muestran también su enfado con el conseller balear de Educación. «Dijo que, además del presupuesto previsto, de 300.000 euros, el equipo directivo tendrá que poner de su parte. Me gustaría decirle que hace todo lo que puede para revertir la situación. Enviando escritos, oficios e, incluso, en verano de 2022, venían para hacer pequeñas reparaciones. Venían en su tiempo libre y nadie les pagaba ni les reconocía estos trabajos»», relata el portavoz de los estudiantes, que insiste de nuevo en invitar a Martí March. No sólo para que vea con sus propios ojos el estado del edificio sino, también, «la realidad presupuestaria del centro». «El presupuesto es tan ajustado que tras los gastos de luz, agua, gasoil y material fungible no queda prácticamente nada para el mantenimiento del centro», zanja antes de apagar el megáfono y volver, con sus compañeros, a clase.

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