Saneamiento

Nueva depuradora de Ibiza: 20 años de un proyecto maldito

La inversión final de la nueva estación asciende a 27 millones euros

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

El grueso de las obras de la nueva depuradora de Ibiza, en el antiguo campo de tiro de sa Coma, estarán listas a finales de este año, pero el proceso para su puesta en funcionamiento se prolongará hasta junio o julio de 2024. Estas son las previsiones que este lunes por la tarde ha anunciado la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que ha lamentado «las distintas vicisitudes» que ha sufrido esta infraestructura y que han ido retrasando repetidamente su construcción.

La ministra ha aprovechado su presencia en la isla, donde se presentaban los trabajos del enlace eléctrico entre las Pitiusas (ver página 5), para visitar las obras de esta infraestructura, «tan necesaria y muy deseada». En estos momentos, «la obra civil está prácticamente terminada». No obstante, quedan por concluir las obras de las conducciones de aguas residuales hasta la nueva planta: «El tema más sensible para que no haya afección a ningún vestigio arqueológico», ha apuntado la ministra.

Ribera se refería a los restos hallados en octubre de 2021 y que paralizaron los trabajos durante un año. Se trata de zanjas de cultivo de viñas de época fenicia que se encuentran a lo largo del 80% del trazado de cinco kilómetros de tuberías que llegarán a sa Coma desde la depuradora actual, que se reconvertirá en estación de bombeo de las aguas residuales una vez desmantelada.

Sin embargo, este último retraso es sólo fruto de uno de los numerosos escollos que se ha ido topando este proyecto desde sus inicios, y que llegó a ser calificado como «fracaso de la sociedad» por el actual secretario general de la Agencia Balear del Agua (Abaqua), Juan Calvo. Como ha recordado la ministra, la depuradora se introdujo en 2009 como obra de interés general para los presupuestos generales del Estado del año siguiente.

Del terreno a los restos arqueológicos

No obstante, el proyecto se plantea desde principios de siglo, cuando ya hacía años que se advertía de que la depuradora de Vila estaba obsoleta y era necesaria una nueva infraestructura para el tratamiento de aguas residuales del municipio. Pese al consenso general de todas las administraciones implicadas, encontrar un terreno adecuado para la planta se convirtió en un quebradero de cabeza.

El Ayuntamiento de Ibiza aducía que no existía ningún solar en el municipio que cumpliera con las condiciones requeridas y estuviera suficientemente alejado del núcleo urbano. En 2006, el Govern, entonces del PP, compró un terreno en la Serra d’en Collet pero, un año después, el Consell de Ibiza, presidido por el socialista Xico Tarrés, rechazó esa ubicación por estar en un Área Natural de Especial Interés.

El Consell llegó a un acuerdo, en septiembre de 2008, para la compra del recinto militar de sa Coma, donde se decidió ubicar la depuradora

Finalmente, el Consell llegó a un acuerdo, en septiembre de 2008, para la compra del recinto militar de sa Coma, donde se decidió ubicar la depuradora. Las obras se adjudicaron en 2016, pero la empresa adjudicataria, la UTE Sacyr-Sadyt, provocó un nuevo retraso porque presentó un proyecto de construcción más caro del que había ofrecido en el concurso, que había sido adjudicado por 24,6 millones de euros.

Tres millones de sobrecoste

Las obras empezaron a finales de 2017 pero tuvieron que suspenderse dos años después porque el trazado de las canalizaciones fue rechazado por el Gobierno. Una vez solventado el problema y reiniciados los trabajos, volvieron a paralizarse por los hallazgos arqueológicos.

Estos imprevistos han supuesto, hasta el momento, un sobrecoste cercano a los tres millones de euros.

La segunda estación más contaminante de Balears

La obsoleta depuradora de Vila representa el 99% de las aguas residuales sin tratar que llegan al mar en Eivissa y es la segunda más contaminante de Balears.

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