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Cáritas Ibiza alerta de que crece el número de personas que no pueden pagar el alquiler

La entidad augura un invierno complicado tras acabar la temporada ya que los ahorros de las familias serán insuficientes para llegar al mes de abril por la inflación y por el alto precio del alquiler

Gustavo Gómez, coordinador de Cáritas Ibiza J.A. Riera

El problema de la vivienda en Ibiza y la desmesurada subida de precios que afecta tanto al alquiler como a los productos de primera necesidad es un gran problema no solo para las familias y empresas, sino también para las entidades del tercer sector. Es el caso de Cáritas Diocesana de Ibiza, que ayuda a las familias de la isla. «Este invierno sabemos que va a ser muy complicado porque, aunque este verano haya habido mucho trabajo, el tema de la inflación y de la vivienda marca todos nuestros programas», explica Gustavo Gómez, coordinador de la entidad.

«La subida de los precios en los alimentos de primera necesidad provoca que todo el dinero que han ahorrado las familias en esta temporada estival sea insuficiente para aguantar hasta abril», explica Gómez. Actualmente Cáritas Ibiza atiende menos demandas que justo antes de la pandemia pero a más personas que en el año 2019, según explica.

El perfil de las personas que acuden a Cáritas en la isla «es muy diverso», según cuenta el portavoz. «Esa variedad es un reflejo de las personas que viven en la isla, ya que hay gente de todo el mundo», explica. A esta entidad no solo acuden personas sin ingresos mensuales, sino que en los últimos tiempos es habitual encontrar trabajadores que no consiguen llegar a final de mes con su sueldo. «Nos parece tremendo que haya personas que trabajen cuarenta horas semanales y no puedan llegar a fin de mes y vengan en busca de ayuda», denuncia Gómez. Además, explica que el perfil de las personas que necesitan ayuda «ha cambiado en los últimos tiempos». «Antes era muy complicado encontrar a personas ibicencas en la cola, pero desde la crisis de 2008 hay bastantes. También vienen muchos colombianos y paraguayos que no tienen trabajo ni pasaporte y cuentan con muchas dificultades para encontrar un empleo», puntualiza.

Algunos productos en el almacén de Cáritas J.A. Riera

La reforma laboral de este año ha propiciado que las personas con trabajo que acuden en busca de ayuda al centro tengan un contrato fijo con la empresa. Sin embargo, muchos de ellos tienen grandes problemas con la vivienda. «Instamos a que las instituciones pongan en marcha infraestructuras para ayudar a personas sin hogar. Esperamos que la semana que viene esté listo el centro de baja exigencia de Sa Joveria y pueda servir de ayuda pronto», explica.

Una sociedad más acogedora

Por otro lado, Gómez también reflexiona sobre el precio del alquiler por parte de los propietarios: «Debemos ser una sociedad más acogedora. Esto no es solo trabajo de la Administración. Los propietarios no deben poner precios abusivos a la hora de alquilar un piso», reflexiona. «Hay muchas vertientes que tenemos que mejorar para hablar de una sociedad en mayúsculas. La ibicenca es muy acogedora pero por parte de la Administración necesitamos también otras respuestas», añade.

Según explica el portavoz de esta entidad, muchas familias buscan ayudas básicas en Cáritas como alimentos o medicinas. Sin embargo, muchas otras están en busca de formación para conseguir un empleo mejor. «También hay personas que tienen problemas para empadronarse en la isla y eso conlleva a dificultades laborales y sanitarias e intentamos ayudarles», detalla.

Cáritas cuenta con subvenciones a nivel insular por parte de los ayuntamientos, del Consell de Ibiza y del Govern. Sin embargo Gómez dice que siempre faltan ayudas, ya que «buena parte del presupuesto se va en pagar al personal». «Necesitamos profesionales que ayuden de verdad a las familias porque no queremos que las personas se conformen con bolsas de alimentos y de ropa. Queremos que trabajen en sus problemas personales y que dentro de un tiempo puedan venir a invitarnos a un café porque tienen una vida digna», asegura. Además, algunas personas llevan alimentos y ropa a Cáritas, «pero no lo suficiente», según informa.

Por otro lado, algunos productos como la leche los reparte el Ministerio de Agricultura, que envía 60 toneladas tres veces al año. Para poder hacer lotes con productos para una dieta equilibrada, en Cáritas compran alimentos frescos a través de las subvenciones de las entidades públicas.

Además, Cáritas también cuenta con el centro Betania en Cas Serres, donde ofrece acompañamiento integral a personas migrantes que se han visto obligadas a salir de sus países de origen y llegan a la isla en busca de oportunidades. En este centro ofrecen cursos de alfabetización, tutoría de alumnos y seguimiento de su contexto social, así como actividades de orientación laboral, mediación y bolsa de empleo para cuidado de personas dependientes y tareas del hogar. También cuenta con actividades culturales y de convivencia entre los colectivos: talleres de comunicación, charlas formativas, participación en las fiestas y actividades del barrio y excursiones, entre otras iniciativas.

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