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Semana Santa: procesión de la entrada de Jesús en Jerusalén

500 metros a lomos del pollino en Ibiza

Tres años después, la procesión de ‘La borriquita’ vuelve a recorrer las calles de Ibiza durante el Domingo de Ramos seguida por decenas de fieles, mientras en los templos de la isla se bendicen de nuevo las palmas y las ramas de olivo

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Procesión de la borriquita Ibiza 2022

Después de tres años sin salir de la capilla de Sant Antoni del Convent debido al confinamiento provocado por la pandemia de coronavirus, la imagen de ‘La borriquita’ volvió esta mañana a recorrer en procesión el trayecto de 500 metros que separa el templo de Sant Elm, en la Marina, de la iglesia de Santo Domingo, ya en Dalt Vila. No es fácil: los costaleros de la cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio (a veces una decena, otras hasta 12) deben salvar fuertes pendientes, como la rampa que hay desde el Mercat Vell hasta el Portal de ses Taules; la que une las plazas de Vila y de los Desamparados, y, finalmente, la que hay entre esta y el Convent. Y por el camino, los resbaladizos y traicioneros còdols del Rastrillo, recién empapados por el servicio de limpieza de Vila, lo que propició que hubiera un par de charcos.

A las 10 horas, el párroco Alejandro Vicente Grecco bendijo con el hisopo las palmas y ramas de olivo (había varias en sendas cajas de frutas colocadas a la entrada de la iglesia a disposición de quien quisiera llevarlas durante la procesión) que portaban los fieles. Lo hizo junto a ‘La borriquita’, colocada a las puertas de la nave, en la que Jesús sostiene una palma atada con hilo de pesca al pulgar de su mano derecha y a la pata izquierda del pollino. En la mano izquierda del mesías, un lazo negro por la guerra de Ucrania, según la presidenta de la cofradía, Nieves Jiménez.

Salida complicada

La procesión comenzó a las 11.15 horas, después de que se retiraran los bancos del templo para despejar la salida por la puerta lateral. Atornilladas las acolchadas andas de cuero (para hacer más llevadero el trance), el capataz, Eladio Merino, dio un par de toques para iniciar la salida, muy complicada porque primero hay que subir el escalón del portalón para, posteriormente, descender cuatro. En la plazoleta de la iglesia, decenas de fieles y la banda de la cofradía.

Delante, seis mujeres en las andas, una de ellas la presidenta. Detrás, cuatro hombres, más dos jóvenes para ayudar y relevar. Todos vestidos con camisa blanca y pantalón negro y la cara descubierta. Uno de ellos, Marcos Pérez, de 14 años. Era la primera vez que salía en procesión. Su padre, Juan Manuel, es costalero. Fue a «ayudar». Y sin ensayar previamente.

Primera parada, las proximidades del Mercat Vell. Toman aliento. Luego, Merino da tres toques y elevan ‘La borriquita’. De un tirón hasta la rampa del Portal de ses Taules, donde reposan para el último empujón y, quizás, a la espera de que los nutridos grupos de turistas del Imserso despejen la estrecha entrada, que por momentos taponan.

La procesión se vuelve a detener bajo el umbral del Portal. Merino estudia el terreno: hay còdols mojados y un par de charcos. Ideal para resbalar y acabar con un esguince. Con pequeños pasos giran poco a poco hacia el Patio de Armas, donde son inmortalizados por las cámaras de los móviles de decenas de curiosos. Se detienen en la plaza de Vila, antes de subir la cuesta hasta la plaza de los Desamparados, donde el empedrado vuelve a complicar la labor de los cofrades. Desde ahí paran cada vez que divisan una sombra. Primero al inicio de sa Carrossa, luego bajo un enorme eucalipto que crece junto a la estatua de Isidor Macabich.

Dos toques y arriba de nuevo. Otros dos más y empiezan a avanzar, primero balanceándose, luego más rectos. Dan pasos cortos y muy abiertos a ambos lados para salvar la fuerte pendiente final, que al menos es de asfalto.

Quedan apenas 75 metros para llegar al Convent, pero en vez de hacerlo de un tirón se detienen en la curva del inicio de la calle General Balanzat. Desde ahí ven la puerta de Santo Domingo, que tampoco es fácil atravesar. Primero deberán subir un par de escalones, luego descender otro. Y han de tener sumo cuidado para que la cabeza de Jesús no golpee la traviesa del portalón. Con mucho esfuerzo, bajan y suben los 200 kilos que pesa la imagen.

Atraviesan luego la nave hasta el presbiterio, donde giran ‘La borriquita’ hasta ponerla en perpendicular. Luego la trasladan hasta la capilla de la Virgen, para más tarde, sobre las 17 horas, conducirla de nuevo hasta la capilla de Sant Antoni, donde aguardará hasta la Semana Santa del año 2023, si no lo impide otra crisis sanitaria.

Durante la mañana se celebraron en toda la isla varias procesiones de ‘La borriquita’ y se bendijeron palmas, como hizo el obispo en el Convent.

Vídeo procesión de la borriquita Ibiza 2022

Vídeo procesión de la borriquita Ibiza 2022 J.M.L.R

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