«Para algunos de nuestros niños es más peligrosa la falta de terapias durante meses que el coronavirus», indica Carmen Boned, miembro de la directiva de la Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Eivissa y Formentera (Apneef), minutos después de la primera piedra «simbólica» del que será su futuro centro de atención en Santa Eulària. Un espacio que, una vez acabado, prestará servicio a cerca de un centenar de familias de los municipios de Santa Eulària y Sant Joan. Muchas de ellas, explica, ahora tienen que desplazarse a los centros de Vila o Sant Antoni, con el perjuicio que esto supone para ellas por la inversión de tiempo y gasolina.

Ayer, la asociación visitó el local en el que se ubicará este recurso, una visita a la que invitó a algunas de las instituciones, entidades y profesionales que colaborarán en el proyecto, cuya reforma comenzará «lo antes posible» y que está presupuestada en unos 250.000 euros. La intención de la asociación es que este nuevo centro de atención, que se suma a los que tiene en Vila y Sant Antoni, pueda estar ya en funcionamiento el próximo mes de septiembre, ya que se cierne sobre ellos la incertidumbre de si, con el nuevo curso, podrán volver a realizar terapias en los centros educativos. Llegar a esa fecha con el espacio completamente habilitado dependerá de que todo lo necesario llegue a tiempo: «Si no llegan los aparatos de aire, por ejemplo, o hay que parar por otro motivo», indican desde la directiva. La asociación da por hecho que no podrá volver a los colegios por una cuestión de «seguridad».

En un espacio propio, explican, pueden garantizar mejor el cumplimiento de los protocolos que eviten el contagio. Además, recuerdan que muchos de los niños y adolescentes a los que atienden son «personitas de riesgo».

Ayuda de todo tipo

«Ya tenemos el proyecto técnico y los permisos del Ayuntamiento de Santa Eulària, que colabora pagando el alquiler del local», detalla Boned. Si todo va bien, la semana que viene comenzará la reforma con el derribo de varios tabiques y la adecuación de los cuartos de baño. Además de con la ayuda del Consistorio de Santa Eulària cuentan también con las ayudas de la fundación La Caixa, que les ha concedido 10.000 euros, así como de la fundación Joan Ribas Araquistaín, enumera Alba Pau, colaboradora de Apneef. Tanto ella como Boned destacan la importancia de todas las ayudas que reciben para este proyecto y para los pequeños a los que atienden que, insisten, no siempre son económicas. Una empresa, por ejemplo, les ha dicho que les ayudará con el pladur. También se han comprometido con la reforma los arquitectos González Sevillano y Marta González, así como el ingeniero Joan Tur y la instaladora eléctrica Badi.

Para la reforma necesitan de todo: aires acondicionados, grifería, azulejos, pintura, cristalería, carpintería de aluminio, mobiliario, ordenadores, derribos de tabiques, llevar los escombros al vertedero... Y eso sin contar con el material específico para acondicionar algunas de las aulas en las que se ofrecerán las diferentes terapias a los niños, especialmente la de psicomotricidad. «Hay muchas formas de ayudar», indica Carmen Boned, que señala que también pedirán ayuda al Consell de Eivissa y volverán a insistir con el ayuntamiento de Sant Joan, ya que parte de las familias que atenderán en este nuevo espacio son de este municipio. «Hablamos con ellos y tenemos que volver a visitarlos», indica la directiva de Apneef, que recuerda a las instituciones que las asociaciones ofrecen servicios a los que la Administración no llega, aunque le corresponda.

Boned lamenta que algunos de los niños a los que atienden han sufrido «un retroceso» durante el confinamiento, ya que no han recibido sus terapias y, en muchos casos, la teleintervención no ha sido suficiente: «Hay mamás que nos han dicho que han podido estar más tiempo con sus hijos y que estaban muy contentas con la intervención a distancia, pero las familias no pueden sustituir a profesionales con formación y con toda una vida de experiencia».

Boned destaca también las consecuencias que ha tenido el encierro en algunos de estos niños, que ahora tienen serios problemas para salir de casa o recuperar un día a día normalizado. «Salir a la calle, los ruidos...», detalla la integrante de la directiva de la asociación, que indica que, en algunos casos, los terapeutas están citando a las familias con sus hijos en parques u otros espacios abiertos para facilitar este regreso a la normalidad.