Inauguración en Ibiza: El «renacimiento» del Teatro Pereyra

Ibiza asistió anoche al «renacimiento» del Teatro Pereyra, en palabras de Pedro Matutes, propietario e impulsor de una rehabilitación que ha necesitado más tiempo del que inicialmente pensaba en 2007.

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

«Por fin y poco menos que con un lleno», con un aspecto « magnífico a la hora de levantar el telón», el Teatro Pereyra fue inaugurado hace 125 años y 28 días, cuenta la crónica de la época aparecida el 7 de abril de 1899 en Es Diari. El cronista, eso sí, apostilló que «hubiera sido mayor la concurrencia si se hubiera tenido mejor elección para la obra inaugural». No le parecía apropiado que la primera ejecutada en ese escenario fuera ‘Juan José’ (de Joaquín Dicenta), «pues hizo retraer a bastantes señoras»; ni ‘Suelo dorado’, aunque sus «chistes hicieron reír al público». 

Ayer no fueron una obra de Dicenta ni la compañía de Carpinell las que reinauguraron artísticamente el Pereyra: el primer sonido en directo que se volvió a escuchar en la sala fue el brular des corn de un trío de sonadors, además de la música de Swingin Tonic, Barseco y The Pereyras (Nacho Cano, como director artístico, lo hará el 18 de mayo con el dinner show ‘Ibiza Hippie Heaven’) en un acto conducido por Agustín Prades. E, igual que hace 125 años, hubo lleno (por allí pasaron unos 400 invitados) y la sala presentó un aspecto magnífico, similar, seguro, a cuando se inauguró allí el cinematógrafo hace 120 años, el 20 de abril de 1904, y mucho mejor que cuando tuvo lugar la última función: el telón del teatro cayó hace 37 años.

El presidente del Consell, Vicent Marí, recogió aquella crónica de Diario de Ibiza para ilustrar el primer párrafo del discurso que dio ayer: «Hoy, 125 años después, una parte de esa crónica se podría repetir porque, como podemos ver, el teatro luce un aspecto magnífico». Marí recordó que este proyecto ha sido posible «gracias al empuje y esfuerzo de una familia [Matutes] arraigada al barrio de la Marina», lo que ha supuesto «la mayor inversión privada de Ibiza destinada a recuperar un espacio cultural y social emblemático». 

«Hay días de especial alegría en la ciudad de Ibiza, y sin duda hoy es uno de ellos», comenzó su discurso el alcalde de Ibiza, Rafael Triguero, quien destacó la importancia del Pereyra para «reimpulsar la vida cultural de la ciudad». El alcalde agradeció a la familia propietaria «su dedicación y esfuerzo en preservar y potenciar este emblemático espacio», que cree que se convertirá en «uno de los ejes estratégicos bajo el cual se conozca a Ibiza en el mundo». Eso sí, ante el temor de que se repita allí lo sucedido en algunos establecimientos de los alrededores y del resto de la isla, Triguero aboga por que el Pereyra «sea un espacio de todos y para todos los ciudadanos de Ibiza (…), accesible y disfrutable por todos los vecinos durante todo el año».

Un momento histórico

«Un momento histórico para Ibiza y para Balears». Es como describió la presidenta del Govern, Marga Prohens, la reinauguración del Pereyra: «Debes venir porque es una cita histórica para Ibiza», contó la presidenta que le insistió el presidente ibicenco hace meses. Prohens alabó «el compromiso de una familia», los Matutes, para rescatar del olvido esa infraestructura cultural, que «aúna tradición, patrimonio, cultura y vanguardia». «Un proyecto de vida —prosiguió— que respeta la arquitectura y la historia del edificio» y que es «más que una reinauguración: es la recuperación de una parte de la historia, la de tres emprendedores [Abel Matutes Torres, Josep Tarrés Espinal y Mercedes Sandoval y del Castillo], que hace 125 años decidieron crear este teatro». También lamentó que los actuales promotores tuvieran que invertir 17 años para conseguir su objetivo: «Eso es un toque de atencióin para la Administración».

«Bienvenidos al Teatro Pereyra. ¡Qué ganas tenía de decir esto!». Así arrancó su discurso Pedro Matutes, su propietario. Quien se haya cruzado por la calle con este hotelero los últimos años lo entenderá: solía decir que costaba menos construir cinco hoteles que un teatro. Una de las preguntas que solían formularle quienes han presenciado el lento avance de las obras era qué harían allí: «Que en realidad esconde una pregunta mucho más importante: ¿podremos los ibicencos de a pie disfrutar del Teatro?», tal como había insinuado sutilmente el alcalde poco antes. La respuesta la dio al final de su discurso: «En primer lugar, haremos una apuesta decidida por la música en vivo, siempre que sea posible con artistas locales. En segundo lugar, estará abierto todo el año».

Descendientes

Matutes se remontó a aquella Marina de finales del XIX, en la que «surgía una pujante burguesía que a través de sus actividades comerciales y navieras ganaba peso social y político». Y contó cómo, tras el cierre del último teatro público de Ibiza, Sa Quartera, surgió en 1897 el enésimo proyecto para construir otro que, esa vez sí, prosperó: el Pereyra, un teatro-circo, «un espacio polivalente en el que representar obras de teatro, piezas musicales, varietés y ejercer de sala de baile en eventos y celebraciones sociales, así como todo tipo de reuniones». Los descendientes de las familias que impulsaron el teatro durante los inicios y a lo largo de su historia fueron invitados exprofeso al acto: los Roig (con ellos Matutes quiso tener una deferencia especial por motivos históricos), los Vilás, los Pereyra... No faltó nadie.

Su inauguración en 1899 «fue sin duda un motivo de orgullo para nuestra patria chica, y no es casual que el escudo de Ibiza figure majestuoso desde entonces en la fachada principal del Teatro». Desde entonces se celebraron allí «reuniones políticas de todo signo, congresos y conferencias, banquetes, sesiones de circo, boxeo y hasta juicios sumarísimos». El Teatro acompañó a los ibicencos en el tramo histórico en el que su sociedad «experimentó los cambios más radicales». Es, comparó, «la Puerta de Alcalá ibicenca, porque, como dice la famosa canción, ahí está viendo pasar el tiempo».

Nuestro Cinema Paradiso

También es «nuestro particular Cinema Paradiso, pero con mejor final», afirmó. El de la película acabó convertido en cenizas. En 2007 empezaron a trabajar en el proyecto de reforma. Tenían claro que tardarían mucho tiempo en hacerlo realidad: «Pero si llegamos a saber que necesitaría 17 años quizás nos lo hubiésemos pensado dos veces».

Lo que tenían claro es que no querían que el Teatro «naciese muerto, hacer una rehabilitación puramente estructural y estética para dejarlo como una pieza de museo»

Lo que tenían claro es que no querían que el Teatro «naciese muerto, hacer una rehabilitación puramente estructural y estética para dejarlo como una pieza de museo». Querían que tuviese actividad, «un renacimiento, no una momificación».

De ahí, indicó, que hayan hecho «un especial esfuerzo para dotarlo de unas capacidades escénicas notables», como una plataforma móvil en el patio de butacas, una escenografía digital en la boca del escenario, cinematógrafo digital, aislamiento sonoro entre salas… Pero manteniendo los detalles que tenían en sus inicios: «Todos los elementos originales disponibles han sido incorporados, como la balaustrada de sus palcos, sus columnas, el antiguo reloj... Todo de 1898, restaurado con cuidado por parte de profesionales». También mantiene sus puertas modernistas originales (hasta se ha recurrido a un estudio de pigmentos para pintar cada elemento con su color original) y se ha restaurado el piano que amenizaba las películas mudas: «La belleza importa, se eleva en nuestros espíritus y hace más vivible y agradable nuestro entorno», justificó. De ahí, también, que haya recuperado su fachada, «el único edificio de los alrededores que no tiene los antiestéticos cables de luz o teléfono».

«Las dificultades no han sido pequeñas. Tratar con un edificio con un altísimo nivel de protección patrimonial es todo un reto. Han aparecido toda clase de adversidades y limitaciones, algunas lógicas y esperables y otras no tanto. Entre las primeras, la aparición de restos arqueológicos». El Pereyra está asentado encima de «un edificio portuario romano». 

«Quien puso ridículas trabas a una obra que beneficiaba a todos hoy puede constatar la magnitud de su fracaso, y no hablamos más»

Respecto a las dificultades «menos lógicas», dejó pistas: «Quien puso ridículas trabas a una obra que beneficiaba a todos hoy puede constatar la magnitud de su fracaso, y no hablamos más». Quienes podían darse por aludidos no estaban anoche entre el público.

También destacó que «ni un solo euro público se ha invertido en esta obra». Es su familia la que asume toda la inversión y el riesgo: «Las empresas familiares suelen tener dos características muy importantes: raíces profundas y visión a largo plazo. Nuestra proyección no es de una temporada o dos, sino de futuro». Ayer se hizo historia. Otra vez.

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