Cualquier cliente de un restaurante está en su derecho a opinar sobre si le ha gustado o no el servicio o la comida, pero debería ser siempre desde el respeto. Por su parte, los responsables deberían tomar dichas opiniones como oportunidades para seguir mejorando su calidad o, en caso de no estar conforme, responder también con la educación adecuada. Pero no todos saben cómo hacerlo.

Las respuestas que el dueño de un restaurante de Ibiza da a los clientes que opinan sobre su establecimiento dejan al lector con la boca abierta. "Queridísima pero que tan mentirosa y racista eres", así comienza una de sus contestaciones a una clienta que criticó la actitud "agresiva" del individuo. "Habíamos aparcado ahí para ir a tomar algo y luego a la playa. Ha salido del restaurante gritando, diciendo que nos largásemos. Empezó a insultarnos en italiano y a agarrarse sus partes y hacer gestos obscenos y amenazantes", explica la mujer. Algo con lo que el propietario no está de acuerdo, ya que opina que "la historia es exactamente lo contrario". Pero las formas con las que explica su visión, no son las más correctas. "Tú aparcaste y te ibas al mar. Te dijeron que el parking estaba reservado para los clientes del restaurante", comienza. Sin embargo, poco después sube el tono y añade: "vosotros como buenos gitanos habéis hecho un espectáculo".

Pero esta no es la única bronca que este hombre ha tenido a través de la pantalla con sus clientes. Otro comensal criticó la comida que considera de "mala calidad y alto precio". Según cuenta en su reseña, cuando le dijeron al dueño que "la pasta con bogavante no estaba buena", éste les increpó "de forma agresiva" y les dijo, explica, "que su pasta es la mejor y que no tenía derecho". La discusión, detalla, fue en aumento "con unas formas horribles y faltando al respeto". "Al final, sin argumentos, nos dice que somos racistas, cuando incluso estábamos hablando en italiano con él", añade.

Cuando el propietario leyó esta crítica no lo dudó y respondió también en la misma línea que a la anterior clienta. "Te comiste toda la langosta y casi todos los 'fettuccine', entonces quizás supongo que empezaste a intimidar porque no querías pagar la langosta como buenos estafadores", afirma.

Lo que llama la atención es que la respuesta que da a este cliente es exactamente la misma que puede leerse en otro comentario en el que también critican la comida. "Estaba en mal estado, la salsa sabía dulce y a caldo de pescado de 'brick'", afirma este comensal. "Cuando se lo decimos al propietario sale enfadado, insultándonos 'cazzo' y mandándonos a la...", explica. Una actitud que parece habitual por lo que arrojan las numerosas reseñas negativas.