Valorar si la comida que ofrece un restaurante está buena o no depende en muchas ocasiones de los gustos de cada uno. Sin embargo, hay maneras y maneras de hacer una crítica. En el caso de este comensal de un restaurante de Ibiza, la "forma" en la que juzgó el bocadillo que se comió no gustó demasiado a su propietario.

El hombre pidió un bocadillo de solomillo con salsa de miel y mostaza y espinacas que tenía un precio de diez euros. "Se dice pronto", valora en su crítica en relación al precio. La decepción llegó a la vez que su plato: "me encontré con el bocadillo más seco y con el relleno menos generoso que me he comido en mi vida". "Las lonchas de solomillo eran tan finas que ni se apreciaban, tres hojas de espinacas contadas y la salsa se le debería haber acabado porqué yo no la vi por ningún lado", añade en su comentario este comensal. "Hacía años que no me sentía tan estafado", acaba afirmando, ya que según su opinión "no puedes escatimar de manera tan descarada en el producto y pretender cobrar diez euros por un bocadillo".

"Nunca he contestado a un comentario, porque mi trabajo es otro", comienza respondiendo el propietario del establecimiento, que asegura que esta vez lo ha hecho porque la "decepción" que supone tener clientes como el que escribe la anterior crítica. "Mi respuesta no juzga si el bocadillo le gustó o no, juzga la forma", afirma el dueño, que considera que el cliente podría haberse quejado en el momento en lugar de "esconderse detrás de un mensaje". "Aquí todos somos humanos, pero no todos somos hombres", declara en su respuesta y añade: "clientes como tú no los quiero, que te vaya bien".