Opinión | En corto

El consuelo de lo antiguo

Ante el desasosiego y el vértigo causados por las brechas de novedad que, una tras otra, se abren en el camino ante nosotros, cualquier cosa que en lo nuevo evoque lo antiguo nos consuela. Por ejemplo: ver en toda la gama de relaciones abiertas por las redes, en especial en grupos de amigos o afines, un remedo de las viejas tertulias de café, los clubes presenciales de lo que sea, los cineclubes, los teleclubes, los modos mil de formar grupo, rebaño, cardumen, tribu; o ver en el mucho tiempo que se echa en contestar mensajes por cualquiera de las vías disponibles –a veces un 10% o más del día– el que antiguamente se empleaba en contestar, en largas cartas o breves recados, a la correspondencia recibida, una carga epistolar asumida entonces como natural y a veces gozada, gracias a la que hoy podemos saber de los que hace mucho se han ido con la música a otra parte o a ninguna.

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