Los tránsfugas descubren que fuera hace frío

Resumen de lo publicado: el pasado lunes, cinco tránsfugas de Vox decapitaban sumariamente al presidente del Parlament. Además de eliminar a Gabriel Le Senne, los codiciosos se repartían el botín en la fórmula de la presidencia del Parlament para Idoia Ribas y una conselleria a determinar para Sergio Rodríguez. Los otros tres son tan insignificantes que cuesta definirlos sin insultarlos.

Cuatro días después del alzamiento militar, lo más sorprendente es que Le Senne sigue presidiendo el Parlament, aunque en régimen de libertad condicional que no sorprenderá a quienes reconocen con Lenin que «somos muertos de permiso». Sobre todo, los cinco protagonistas de la bufonada han sido expulsados de Vox. «Ya no son nuestro problema», en acertada expresión de Fulgencio Coll. No pueden refugiarse bajo el manto del partido al que deben exclusivamente su escaño, porque entre los cinco suman cinco votos en las urnas. (Sufragios obtenidos por la influencer Macarena Olona el 23J en su circunscripción de Granada con el partido Caminando Juntos: 432).

El único vínculo intelectual compartido por los cinco tránsfugas de Vox Balears es la ignorancia. Superados por las reglas básicas de la democracia, ni siquiera tuvieron la agudeza isleña de presagiar que el mazazo desde Madrid sería aplastante, y proporcional a su desfachatez provinciana. Antes de apiadarse de ellos, recuerde que no tendrían ningún reparo en aplicar la guillotina de Le Senne a cualquier mallorquín que les pareciera inconveniente.

A punto de la desbandada, los cinco tránsfugas buscan salvar el pescuezo cada uno por su lado, véase la extraña reunión de Rodríguez y uno de los inútiles con Le Senne. Los ignorantes inconscientes descubren que fuera hace mucho frío, sobre todo para quienes no creen en el cambio climático.

Los cinco sansones de pacotilla ni siquiera advirtieron que estaban derribando el templo parlamentario con ellos dentro. Una vez expulsados de cualquier ámbito decente, en menos de una semana han pasado de exhibir la preeminencia a luchar por la supervivencia. Sin el paraguas de Vox, la regla de que el PP no puede fiarse de unos traidores se compensa con la evidencia de que tampoco los exiliados pueden confiar en no ser estrujados por los populares. Incluso han reforzado la imagen de Le Senne, tan merecidamente cuestionada. Siempre fueron ridículos, acabarán siendo patéticos.

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