Tribuna

Escasez de recursos hídricos, sequía y agua desalada en Ibiza

Cuando los recursos hídricos naturales escasean y, como en nuestro caso, sólo tenemos acuíferos de agua subterránea, es evidente la necesidad de hacer una gestión sostenible del ciclo integral del agua. La concienciación y educación sobre el uso responsable del agua también desempeñan un papel importante, pero siempre con unos objetivos concretos, con prioridades, calendarios, presupuestos y utilizando las nuevas tecnologías. Para garantizar el suministro de agua, tenemos la suerte de estar rodeados de agua de mar, así que es imprescindible quitarle la sal para producir agua desalada en cantidad suficiente y con ella corregir el déficit existente.

El volumen de agua desalada necesario es, a mi juicio, el que cubra las necesidades del abastecimiento urbano, algo mas de 20 Hm3 anuales, lo que permitiría recuperar los acuíferos. Sólo para cubrir las puntas de consumo se podría inyectar a la red interinsular agua de las masas subterráneas, pero únicamente de las que estén en buen estado y tengan calidad, que hoy en día son muy pocas. La capacidad de producción actual de las tres desaladoras es de unos 15 Hm3; es decir que faltan 5 Hm3. Abaqua asegura que el año que viene añadirá una línea más a la desaladora de Santa Eulària, con una capacidad de producción de 5.000 m3 al día, o sea 1,8 Hm3, de manera que aún faltará incrementar más la capacidad de producción. Si tenemos en cuenta el periodo de sequía que estamos atravesando, todavía es más importante que lo consigamos.

Hay que tener en cuenta además que en la isla hay un consumo en suelo rústico también importante, un 25 % del urbano, que se abastece con agua de pozo o en camiones, con un suministro que en muchos casos procede de masas de agua en mal estado. Si hay más agua desalada, podrá ampliarse su distribución a zonas próximas a los núcleos urbanos. Y si algún día sobra agua desalada (un horizonte que llevará años), tampoco será ningún problema, son maquinas que igual que se montan se quitan o con un simple botón se arrancan o paran.

Otro de los problemas que nos encontramos es la coordinación y colaboración entre los diferentes actores que intervienen en la gestión: administraciones públicas, empresas que prestan los servicios y usuarios. Al Consell le toca desempeñar un papel fundamental en este sentido y poner en marcha una infraestructura que poco a poco asuma este rol. El objetivo a medio plazo es recuperar los acuíferos sobreexplotados y devolverlos al estado de cantidad y calidad que tenían hace cuatro décadas, mantenidos desde siempre por los payeses, que sólo extraían el agua que se recarga por la lluvia cada año; ellos han sido los que permitieron que el paisaje fuese uno de los valores naturales que atrajeron a nuestros visitantes.

No es de recibo que en pleno siglo XXI se discuta sobre el papel de las desaladoras, solo hay que ver lo que está pasando desde hace muchos años en situaciones similares a la nuestra, como en Canarias por ejemplo. La tecnología hace la desalación cada vez más eficiente, oponerse a la desalación es demagogia barata que aun usan algunos pseudoecologistas que no plantean alternativa alguna para recuperar los acuíferos y que usan los periodos de sequia como amenazas de que viene el lobo. Hay un dato que no gusta escuchar a quienes critican las desaladoras: un metro cúbico de agua desalada consume los mismos Kw que una hora de funcionamiento de un aparato de aire acondicionado. El agua desalada es más cara que la subterránea, pero tiene un efecto medioambiental muy positivo: nada más y nada menos que recuperar los acuíferos subterráneos.

El otro gran objetivo del ciclo integral del agua es el vertido cero de residuales al mar y proteger así otra parte muy valiosa de nuestro patrimonio natural, las calas y playas. Para conseguirlo hay que reutilizar el agua regenerada procedente de las depuradoras, de modo que si debemos producir 20 Hm3 de agua desalada al año habrá que reutilizar la misma cantidad. Existen varias formas de reutilizar: sobre todo el riego de cultivos tradicionales, leñosos y herbáceos, o de plantas aromáticas, o también usarla en el baldeo y limpieza de calles. Y desde luego en la recarga de los acuíferos.

Desde hace muchos años se ha intentado esta reutilización en el perímetro de riego de Santa Eulalia. La balsa de sa Rota se terminó hace casi veinte años y aún no se ha utilizado por problemas de salinidad del agua depurada que recibe. Pero este problema no justifica que no se actúe. Hay soluciones reales y factibles, pero dependen de varias administraciones públicas y de varios actores, pero al final si no hay un responsable que dirija no se hace nada o muy poco. No basta con señalar los problemas, hay que solucionarlos con actuaciones concretas, no se puede decir que la reutilización de aguas regeneradas no es factible si el agua depurada tiene salinidad.

En los próximos meses se va a poner en marcha la deseada depuradora de sa Coma, financiada en su totalidad por el Estado, pero resulta que no hay nada proyectado para reutilizar los 25.000 m3 diarios que va a tratar la planta. Qué gran despilfarro económico y medioambiental verter al mar cada día más de 20.000 toneladas de agua depurada. ¡Hagamos algo ya!

Emilio Pérez Echagüe | Ingeniero agrónomo