Mirada periférica

Noche de Reyes, noche de ilusión, noche de mirada periférica. Escucho durante la mañana de Reyes una entrevista, que un amigo me comparte, de un escritor argentino, Andrés Oppenheimer, sobre la necesidad de tener una mirada periférica para ser feliz. La entrevista de más de una hora presenta una serie de consejos para ser feliz que recomiendo escuchar. Es la misma felicidad que experimenté en la noche de Reyes cuando veía la cara de ilusión de tantos pequeños que acompañados por sus familias esperaban el paso de sus majestades cargados de kilos de caramelos. La ilusión de los pequeños, una mirada periférica, es lo que necesitamos, dejar de mirarnos a nosotros mismos y tener una mirada más allá.

Padres que miraban a sus pequeños ansiosos compartiendo el mismo nerviosismo. Compartir la alegría, con la misma ilusión. Algún despistado quería captar en su móvil esta preciosa imagen que ni el mejor reproductor sería capaz de recoger. La mayoría prefería vivirlo en directo y guardar la felicidad de las chicas y chicos que desfilaban bailando para dar paso a las carrozas que transportaban a los productores de la felicidad de esta noche mágica.

Finalmente, la lluvia tan deseada parecía romper el encanto de la noche, pero la mayoría veían en las gotas de agua el gran regalo que necesita nuestra tierra, nuestro ambiente, una mirada periférica. Todo aquello que sucede puede ser una realidad buena o mala según la mirada de cada uno de nosotros.

Es necesario ejercitar el músculo del optimismo para tener una mirada realista. Porque a menudo nos quejamos de lo que no tenemos sin percatarnos de todos los regalos que recibimos a diario. Pararnos a pasear con nuestros pequeños, compartir su alegría, su ilusión, es algo fantástico, un encanto que no podemos permitirnos vivir solo una noche, la noche de Reyes, sino cada noche, cada día. Poder acompañar a todos para que se puedan cumplir los sueños que proyectamos.

Y para eso hace falta coger todos los bártulos y salir a la calle. El encanto de la noche de Reyes es la capacidad de salir de nosotros mismos y poder disfrutar todos juntos de una realidad que solo como sociedad, como comunidad, podemos vivir. No es lo mismo ver la cabalgata de Reyes desde el sillón de casa a verlo en la calle junto a otros que comparten tu inquietud. Gracias a todos los que hacen posible noches mágicas como la vivida el viernes pasado. Noche de Reyes.

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