Para empezar

Petra y el oxígeno

Aún de vacaciones navideñas me entero con tristeza de la muerte de Petra Höntzsch. Petra era una de esas personas tan raras que siempre es un placer encontrarse. Y era muy natural hacerlo. Durante años en cualquier punto de Ibiza si ibas a conciertos, exposiciones, conferencias, mercadillos, espectáculos... tarde o temprano te ibas a topar con Petra, con su sonrisa perenne en la que empleaba todas las facciones de su cara pecosa. Digo que era un placer encontrártela porque siempre tenía un comentario o una apreciación interesante sobre el acto en cuestión, pero sobre todo porque era una persona encantadora. Una de esas que mejoran el entorno. Que parece que funcionan al revés y que inspiran anhídrido carbónico y expiran oxígeno. En los años en los que coincidimos en Diario de Ibiza siempre pasaba a saludarla por las mañanas y a charlar un rato con ella, normalmente sobre temas de actualidad y casi siempre de cultura. Y luego seguimos charlando cuando nos encontrábamos aquí y allá. Siempre con cariño y alegría. Siempre respirando ese oxígeno que expiraba. El mundo sería mucho mejor con más personas como Petra. Hacen falta más.

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