Nos hacemos mayores pero yo no me veo

Belen Unzurrunzaga

2023, el año del conejo en el calendario chino, símbolo de belleza, longevidad, paciencia, o paz. El año en el que el mundo llegó a los 8.000 millones de personas. El nombre más común en nuestro país ha sido Lucía, ojalá por Serrat, y el apellido más común es García, cuyo origen se cree que procede del siglo VIII durante la invasión de los árabes. Si alguno de esos García votante del partido de la ultraderecha se entera, le dará un parraque.

2023, el año del piquito de Rubiales, sus gestos obscenos en un palco de autoridades para vergüenza de todos y cómo las campeonas del mundo de la selección española de fútbol han dado un golpe en la mesa para decir basta. Un 2023 insoportable por las cifras de asesinatos a mujeres e hijos a manos de sus parejas por violencia machista. El sistema está fallando y los últimos datos son escalofriantes. Un año también donde la política se ha vuelto insoportable, donde polarización es la palabra del año y la violencia no sólo verbal ha tomado las calles de manos de la extrema derecha. Muchos avisamos de que venía el lobo, mientras otros han decidido darles la mano y abrirles las puertas de sus gobiernos autonómicos y esto ya no tiene vuelta atrás.

2023 sigue sembrado de muerte y guerras. Además de continuar el conflicto en Ucrania tras la invasión rusa, el atentado de Hamás por sorpresa a Israel el pasado 7 de octubre ha provocado un genocidio contra el pueblo palestino que tiene que parar. Son insoportables los ataques a civiles, 3.195 niños y niñas han sido asesinados en Gaza. El bloqueo de llegada de ayuda humanitaria, el corte de suministros. La maldad en estado puro, no van a parar y el resto del mundo no puede quedarse mirando.

2023, un año triste, Concha Velasco, Sinead O’Connor, Tina Turner, Matthew Perry o Itziar Castro nos han dejado. No estamos preparados para la pérdida, pero algunos se han ido demasiado pronto y eso sí que deja sin aliento y en shock. En lo que a ficción se refiere hemos dicho adiós a la familia disfuncional más hipnótica de Logan Roy, Succession, y a la reina de Inglaterra en The Crown y en la vida real. Y para mi goce personal, este 2023 se ha consolidado The Bear con una segunda temporada adictiva. Por cierto, Rosalía, ¡qué buen cambio! Jeremy Allen es un sí rotundo.

En lo personal, ahora sé por qué era el momento de volver a casa. He vuelto al mar, a los libros, a los amigos. 2023 ha sido el año en el que he vuelto a disfrutar de Jero Romero en directo, algo ¡miracoloso!, una gran caricia. He descubierto a La Paloma, he bailado con amigos sus geniales estribillos. No he visto incendiar el Cartagonova, pero sí he visto a la banda de Cartagena Arde Bogotá incendiar todo un país entre salas y festivales y convertirse en la salvación de muchos.

No he vuelto a Madrid desde que me marché y lo echo de menos, salir al tejado, Antón Martín, mi barrio. Sentarme en la Mina al sol de invierno, escuchar a Manuel cantando flamenco en Bodegas Alfaro, el mercado, la filmoteca, las cañas bien tiradas, pasear por la calle León. Todo ha quedado lejos, parece que ha pasado una vida y sólo han pasado unos meses.

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