Editorial

El triunfo de Vox con los presupuestos de Balears

La aprobación de los presupuestos de Balears para 2024 ha puesto de manifiesto la debilidad del Govern en minoría del PP y cómo la dependencia de los siete votos de Vox arrastra al equipo de Marga Prohens a asumir exigencias de la ultraderecha con las que decía no comulgar y que acaban siendo imposiciones con las que tiene que tragar. Muchas de estas imposiciones son una bomba de relojería sobre consensos sociales firmemente asentados desde hace años. Pese a que el PP se resistió en un principio a aceptar exigencias de Vox, como la partida de veinte millones para implantar cuanto antes la libre elección de lengua en los centros educativos, o la eliminación de las subvenciones directas a patronales y sindicatos, tras un tenso tira y afloja la negociación se ha saldado con una victoria innegable para la formación extremista, que ha logrado imponer todas sus condiciones con su estrategia irreductible de no ceder ni un milímetro. La propia portavoz de Vox en el Parlament balear, Idoia Ribas, se vanaglorió de su fuerza y del resultado de la presión que habían ejercido sobre el PP: «Es un triunfo político indiscutible conseguir estos hitos en sólo seis meses de legislatura», proclamó. No le ha hecho falta a la ultraderecha formar parte del gobierno para imponer las prioridades de su hoja de ruta: romper el consenso político y social en torno a la normalización de la lengua propia de nuestras islas en la enseñanza y acabar con el respaldo económico a los agentes sociales, patronales y sindicatos, que han visto cómo el PP aceptaba eliminar las ayudas directas para garantizar su funcionamiento. Hay que recordar que las organizaciones empresariales y sindicales son entidades necesarias que articulan el diálogo social y que defienden los intereses de actores indispensables de la economía, como son los empresarios y los trabajadores. Tal y como ha remarcado un indignado Alfonso Rojo, presidente de la Petita i Mitjana Empresa de Balears y de las Pitiusas, retirar las ayudas a estas entidades es «contrario a la Constitución».

Este ha sido el primer acto de una legislatura que se prevé convulsa en Balears, en la que el PP está a merced de un socio intransigente que no dudará, como ya ha demostrado, en llevar la situación al límite con tal de salirse con la suya y marcar la línea al Ejecutivo en asuntos tan sensibles como la lengua o la educación. El problema ahora es hasta dónde está dispuesto el Govern de Marga Prohens a ceder con tal de conseguir los votos de los diputados de la ultraderecha, que no tienen sentido de la responsabilidad institucional y obligaban a elegir al PP entre aceptar sus exigencias o prorrogar los presupuestos del año anterior.

La portavoz de Vox es muy clara en su amenaza, que ha reiterado estos días: «Acordamos que iba a ser investida presidenta, pero con un Govern en minoría. Ya avisamos de que cualquier iniciativa pasaría necesariamente por Vox y así se está demostrando». En esta situación, si las grandes decisiones políticas del Govern las marca Vox, arrastrándole inexorablemente cada vez más a la derecha, el PP no sólo verá desdibujada su identidad ideológica, sino que renunciará al centro político en el que aspiraba a instalarse. La euforia con la que el Govern y los diputados del PP celebraron la aprobación de los presupuestos el pasado jueves es un espejismo y durará poco, quizás sólo estos días de fiestas: el malestar que ha creado en el ámbito educativo la claudicación ante Vox respecto a la libre elección de lengua anticipa un curso muy complicado en los centros, que en general ya padecen las dificultades de la falta de recursos, profesionales y la precariedad y obsolescencia de las instalaciones. Ahora, el PP tiene que explicar de una vez cómo piensa emplear esos veinte millones para aplicar la libre elección de lengua, que pasa inevitablemente -por más que el Govern lo niegue- por la aberración pedagógica y social de la segregación lingüística, es decir, separar a los estudiantes en función de la lengua. Si realmente la conselleria deja libertad a los centros para acogerse al plan, es probable que esa partida quede casi intacta; seguramente, esta es la secreta esperanza del Govern para contrarrestar la cruzada lingüística de Vox.

El PP ha logrado sacar adelante sus presupuestos, pero al precio de asumir los principales postulados de la ultraderecha, crear condiciones para una contestación en la enseñanza y abrir fricciones con los empresarios y los sindicatos. Sembrar problemas y conflictos en política, rara vez sale gratis.

DIARIO DE IBIZA