Para empezar

El puñetazo en la mesa de Córdoba

Hace solo unos días, con el fallecimiento del expresidente pitiuso Antoni Marí Calbet, muchos ensalzaban como su principal virtud que siempre puso los intereses de Ibiza por delante de colores políticos, tácticas y zarandajas. No es que quiera comparar la figura de Marí Calbet con la del actual presidente de Formentera, Llorenç Córdoba, pero sí destacar que, por lo poco que ha contado, lo que ha hecho lo ha hecho por poner por delante el interés de la isla. Cuando Córdoba soltó el martes la bomba, en un mensaje críptico, de que se planteaba retirar el apoyo incondicional a la presidenta del Govern, Marga Prohens, sin dar más explicaciones, pese a haber sido elegido como independiente al frente de una coalición entre el PP y Compromís amb Formentera, la sorpresa fue general. Una de dos, o al presidente se le había ido la pinza o se había marcado un Ripley escondiendo su estrategia. Su silencio se ha prolongado varios días, lo que ha ido alimentando el ruido de fondo y las quejas. Córdoba ha cometido el error de no informar a nadie, ni a sus socios, que no entendían nada de lo que estaba pasando, ni a los vecinos de Formentera, que es ante quien tiene que dar explicaciones. Se escuda en el ninguneo al que, según afirma, le ha sometido la presidenta de Balears, Marga Prohens, a la que pidió una cita hace dos meses para hablar de temas de Formentera sin obtener respuesta. Un ninguneo hacia él, pero sobre todo a Formentera. ¿Está justificado o no el puñetazo en la mesa?

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