Tribuna

Con agradecimiento al Presidente Antonio Marí Calbet

«De pronto, Marí Calbet entró con gran firmeza y vehemencia, con voz muy alta, soltó amarras, y dejó a los mallorquines cariacontecidos, diciéndoles que podían volver tranquilos a Mallorca, que el instituto se haría, sí o sí, en Sant Antoni; y eso fue lo que ocurrió»

Las elecciones municipales y autonómicas de 1983 las ganó Alianza Popular con Joan Vingut en la alcaldía y de cuyo gobierno municipal yo formé parte como delegado de urbanismo e infraestructuras. En aquellos momentos se tuvo que afrontar una problemática muy complicada de tantos años paralizantes heredados de la dictadura.

Con el plan de ordenación urbana en marcha y afrontando simultáneamente un variado reparto de acciones municipales pendientes y profundamente necesarias, siendo el tema del ciclo del agua (aportaciones, distribución y regulación) el más candente de todos ellos, de pronto apareció una luz que podía cambiar el aislamiento del pueblo de Sant Antoni.

Aquello fue uno de los mayores logros y de los que me siento más orgulloso en mi andadura política. Fue la consecución del primer instituto de Sant Antoni. El Govern balear había notificado al Ayuntamiento la posibilidad de dotar al municipio de un nuevo centro de estudios (Instituto de enseñanza media), para lo cual debían aportar unos terrenos libres de cargas dentro de la población.

Sant Antoni apenas tenía suelo municipal, así que cogí la iniciativa y fui a ver a Toni Ferrer ‘Rova’. Y le dije: «Tenemos la oportunidad de levantar un instituto imprescindible para la juventud del municipio, pero nos falta el terreno necesario. Yo sé que vosotros tenéis intención de hacer una pequeña urbanización en la falda de sa Talaia, detrás del cementerio, al pie de la carretera que la empresa Cuesta y Cano construyó para transportar piedras desde la cantera de Can Coix a las obras de ampliación del puerto.

¿Por qué no adelantáis a cuenta de los equipamientos que hay que ceder para desarrollar esta zona urbana y facilitáis que Sant Antoni pueda poseer un bien cultural tan urgente y necesario?, se trata de una parcela para el instituto ubicado en sa Barda d’en Rova». Él y su familia aceptaron la propuesta y el pleno ratificó el acuerdo por unanimidad.

Vinieron los responsables de la Comisión de Educación a inspeccionar los terrenos y a celebrar un encuentro con Antonio Marí Calbet, entonces vicepresidente del Consell Insular, cuya sede ya se había trasladado a la avenida Ignasi Wallis (antigua clínica Alcántara). Yo me quedé en la antesala de la reunión, pero se escuchaba todo lo que hablaban. Los mallorquines no dejaron de plantear toda clase de problemas y objeciones con los terrenos; que si eran rústicos, que si estaban sin clasificar, que no se habían definido los límites de delimitación urbana ni había plan general de ordenación…

A todas sus dudas se les respondía con soluciones, pero seguían insistiendo y poniendo pegas, con tal de llevarse el presupuesto a Mallorca. De pronto, Marí Calbet entró con gran firmeza y vehemencia, con voz muy alta, soltó amarras, y dejó a los mallorquines cariacontecidos, diciéndoles que podían volver tranquilos a Mallorca, que el instituto se haría, sí o sí, en Sant Antoni; y eso fue justo lo que ocurrió.

La primera piedra del instituto fue colocada en febrero de 1985 y se inauguró justo cuatro años más tarde. El claustro de profesores, cuyo primer director fue Mariano Torres ‘Rafal’, eligió con buen criterio el nombre de Quartó de Portmany. Recibió a sus primeros alumnos al inicio del curso de 1989, en el mes de octubre.

Luego, Marí Calbet se convirtió en presidente del Consell de Ibiza y Formentera, gobernando durante tres legislaturas (1987, 1991 y 1995) y todavía nadie ha demostrado defender los intereses de Ibiza como él hizo. Desde Sant Antoni, gracias President.

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